Reseñas de festivales
Si je suis perdu, c´est pas grave (si estoy perdido, no es grave)
El realizador y dramaturgo Santiago Loza (La Paz, Los labios) vuelve a presentar su nuevo proyecto en el 16° Bafici, como lo hizo el año pasado con La Paz (2013), premiada como mejor película de la Competencia Argentina.
Si je suis perdu, c´est pas grave se aleja del formato ficcional de sus películas anteriores y se acerca a la estructura de un film-ensayo, donde se experimenta con la búsqueda de sentido. Y en esa búsqueda, el cine, el teatro, los actores, el entorno y el rodaje se mezclan, se nutren, se entrelazan.
El film transcurre en una ciudad francesa que es presentada a través de la voz en off de una mujer. Allí, un grupo de actores argentinos y galos son convocados para un workshop. Cada uno de ellos pasará por un casting inicial, en el cual miran a cámara y escuchan voces en off que los dirigen y orientan hacia las expresiones que deberán transmitir. Con el uso del primer plano, y cambiando del color hacia el blanco y negro, se establece un online casino diálogo natural entre el campo y el contracampo. Un recurso que logra transparentar la esencia de cada uno de ellos y poner al descubierto la instancia misma del rodaje previo a la ficción que seguirá.
Esos mismos actores, en el orden de aparición, realizarán diferentes escenas donde interactúan varios de ellos. En una de las escenas, por ejemplo, se tratará la performance sobre el cantante popular argentino, Sandro, interpretada por una actriz francesa que lo imitará vocalmente en medio de una plaza y a la gorra. Su actuación es filmada con un travelling circular, donde se destaca su sensualidad a través de un logrado lenguaje corporal. En esos pequeños actos, vuelve el registro a color, al igual que en el inicio, ese cambio estético parecería querer separar la ficción de su instancia previa, donde no hay personajes, sino la presencia de los actores como personas.
Bajo ese mismo formato –voz en off, casting y actuación-, se estructuran las secuencias del film, durante las cuales la interrelación entre franceses y argentinos se logra desde la actuación y con diálogos ocasionales entre ellos.
Los personajes van en búsqueda de su destino, tanto los que viajaron hasta Francia como los que deciden regresar a su país, y ese será el sentido que buscan para sus vidas, para su profesión. Pero la ciudad no está ajena, se mezcla y se exhibe con sus formas, texturas y colores. Los actores emergen de allí, se trasladan, se pierden y no importa, como su título lo indica.
La experiencia de Loza en la dirección de actores logra muy buenas interpretaciones. Hay un gran cuidado en la imagen y en la estética que embellece el discurso. Sin embargo, carece de identidad nacional es más bien un film “europeo”, una producción for export, y ahí es donde produce distanciamiento.
La reiteración de la estructura narrativa se prolonga demasiado. ¿Hacia dónde conduce el relato? Si je suis… no da respuestas, más bien experimenta, como ya mencionamos, desde su puesta en escena. Hay episodios entretenidos y logrados, y otros no tanto. Es una propuesta intertextual entre cine y teatro, que no tiene un cierre, que circula, que está en movimiento como las historias.