Festivales
Sitges 2014 – 47 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya
El Festival de Sitges ha cumplido 47 años, en un momento en el puede presumir de mantenerse en el máximo histórico de entradas vendidas, al reafirmarse en la cifra que supera las 58.000 localidades y espectadores fieles durante nueve días, que significan dejar a un lado las preocupaciones cotidianas para adentrarse de lleno en un mundo de ficción y fantasía. No cabe duda. El Festival de Sitges representa la cita anual que muchos procuramos no perdernos por nada del mundo.
La temática principal de esta edición ha estado centrada en los sueños y la creatividad onírica, concretada, principalmente en la publicación de Pantalla Rasgada (Desirée de Fez, Jordi Sánchez Navarro) y como hilo argumental de algunos de los principales films. La ficción dentro del festival, se puede vivir de maneras muy diversas, ya que las actividades que tienen lugar simultáneamente, son numerosas y variadas. Además del incombustible listado de películas que pueblan las diferentes secciones, están las exposiciones, como la dedicada a la saga de [Rec]; clases magistrales como las de Roland Emmerich, Pablo Helman; encuentros con directores como Peter Strickland, Carlos Vermut o Joe Dante; ruedas de prensa, la tradicional zombie walk y coloquios diversos, como el llamado “French Connection”, sobre la nueva ola de género fantástico francés, con la presencia de los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury (Aux yeux des vivants) y Fabrice du Welz ( Alleluia y Colt 45).
Existen varios puntos importantes a la hora de realizar un balance de las líneas de actuación que se vienen definiendo en las últimas ediciones. El festival es un fenómeno cada vez más enorme y encriptado, donde a veces resulta harto difícil poder entresacar las películas que más atención merecen. Esas cintas, que una vez concluido el certamen, cuando las luces de las salan se han apagado y es momento de hacer recuento de lo visionado, significan el haberte llevado contigo una joya aun palpitante en la retina.
La filosofía que ha adoptado el festival en los últimos años tiene mucho que ver con un festín pantagruélico. Atiende a priorizar un gran número de films en detrimento de una selección exhaustiva. Mientras que la mayoría de festivales conforman una selección a competición en torno a las veinte películas, en esta ocasión la sección oficial estaba compuesta por 38 cintas. Además, este año se ha sumado una nueva sección llamada Órbita, centrada, en su mayoría, en títulos de temática thriller, inéditos en el territorio nacional, con jurado propio y premio de por medio. Esta gran cantidad de material a visionar tiene sus efectos colaterales negativos, como la disminución en el número de pases para cada película, dándose el caso de pases únicos para películas de gran relevancia. De esta manera, resulta inevitable el cuestionamiento sobre la presencia de ciertas películas dentro de la Sección Oficial, como por contra, la inclusión de determinadas cintas en las secciones paralelas cuando merecerían formar parte de la competición principal. Además, hechos aislados como la decisión de última hora que llevó a cambiar Adieu au Langage (Jean-Luc Godard, 2014) y Maps to the Stars (David Cronenberg, 2014) de las proyecciones especiales a la competencia principal, cuando el festival ya había dado comienzo.
En esta evolución del festival, existen varios flancos que trascurren en direcciones algo confusas. Es de agradecer la atención por la nueva autoría, como por proyectos de perfil experimental que se mantienen al margen de las vías de distribución tradicionales, que en definitiva dan sentido a un festival como este, que acerca al espectador obras que de otro modo serían invisibles, pero a la vez, en esa amplitud de miras, en ocasiones, se pierde el precepto principal de ser un festival especializado en cine fantástico, al dar cabida a autores importantes, cuyos trabajos no se pueden considerar dentro de este requisito. Por otro lado, el querer conseguir una mayor difusión y hacer cada vez más mediático el certamen, ha llevado a un aumento de sesiones que son preestrenos de cintas comerciales que a la semana siguiente podrán verse en cartelera y a conseguir reclamos como el otorgar el Gran Premio Honorífico del festival a Antonio Banderas. Una condecoración homenaje que se otorga a figuras distinguidas por su importante trayectoria dentro del cine fantástico, que en ediciones anteriores ha recaído en nombres como Alex Proyas, Jesús Franco, Takashi Miike o George A. Romero, entre otros muchos.
En cuanto a organización, este año ha sido mucho menos caótico con respecto al anterior, tal vez debido al nuevo sistema de control de entradas a las salas. Los cortes durante las proyecciones han sido menos abundantes, pero han seguido ocurriendo, al igual que los inevitables atrasos. Los pases ticket para las sesiones de prensa han sido difíciles de conseguir, pero la organización ha sido mucho más flexible a la hora de facilitar entradas disponibles.
Sea como fuere, siempre ocurre lo mismo. A pocos días del cierre del festival, comienzan las ganas renovadas por saber qué nos traerá la próxima edición. Porque dejando a un lado todo lo expuesto anteriormente y el hecho de si estamos de acuerdo o no con el palmarés —algo que es meramente anecdótico— siempre nos brinda la oportunidad de ver algunas buenas películas dentro del mapa que cada uno se configura en la vorágine del festival.
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