Festivales
SITGES 2019
Entre el 3 y el 13 de octubre pasados cubrimos para EL ESPECTADOR IMAGINARIO el 52º Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya y pudimos ver en proyección especial algunas de las películas que se presentaron en ese importante evento internacional, así como también participar de varias conferencias de prensa, photocalls y una entrevista, todo en el marco de la maravillosa ciudad de Sitges situada a orillas del Mediterráneo, con una organización eficiente y de trato cordial, cuyo leitmotiv fue el cine apocalíptico con el icono de Mad Max como mascarón de proa.
El festival, que nació en 1968 como Primera Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror, es hoy cita obligada para los amantes del cine deseosos de entrar en contacto con las nuevas tendencias y encontrarse en persona, a escasos metros, con sus actores o directores favoritos.
La primera jornada estuvo signada por el visionado de Suicide Tourist, la película protagonizada por el danés Nikolaj Coster-Waldau, famoso por su personaje de Jaime Lannister de la multipremiada serie Juego de Tronos. El film del también danés Jonas Alexander Arnby (director de Cuando despierta la bestia, que participó en el Festival en 2014), presentada en premiere mundial, es una interesante reflexión sobre el derecho a la muerte, cuyo análisis desarrollamos en profundidad en este mismo número. Participamos de la conferencia de prensa que otorgaron tanto Arnby como Coster-Waldau, el guionista Rasmus Birch, el compositor Mikkel Hess y la productora Katrin Pors, quien demostró un excelente manejo del idioma español, corrigiendo incluso, algunos insólitos yerros de la traductora asignada por la organización del festival. Coster-Waldau, que sorprendió con su cambio de registro actoral, destacó: «Una de las cosas que me encantan es tener el control, y este papel sobre un hombre que tiene tanto miedo a perder el control y que quiere suicidarse me ha gustado como reto interpretativo».
En la hierba alta (In the Tall Grass), una historia de terror claustrofóbico con elementos sobrenaturales, basada en el relato homónimo que Stephen King coescribió con su hijo, Joe Hill, publicado en la revista Esquire en 2012, fue la elegida para inaugurar oficialmente el festival. Dirigida por Vincenzo Natali, americano de ascendencia italiana, y protagonizada por Patrick Willson, recordado por las sagas terroríficas de Insidious y The Conjuring, y su reciente villano en Aquaman, ya está disponible en la plataforma de streaming Netflix. En la conferencia de prensa, ambos comentaron el respeto que impone adaptar a la pantalla grande un relato de King. “Es el padre del terror moderno que ha sabido situarlo en nuestro día a día y cuando conectas con ese universo es difícil salir de él», sentenció Natali. Patrick Wilson, que recogió el Premi Máquina del Temps por su contribución al cine fantástico, por su parte, respondió a la prensa acreditada: «Ha sido muy emocionante ponerse en los zapatos de barro y sangrientos del personaje de Ross, porque tiene todas las características que me gustan de este tipo de papeles de terror».
Pupi Avati, el legendario director, productor y guionista italiano, que en su carrera incursionó en casi todos los géneros cinematográficos, con especial impronta en el terror y el fantástico, presentó en el pintoresco cine Prado, su nuevo film Il Signor Diávolo, inspirado en su propia novela, con una larga charla previa a la proyección que, con su particular simpatía, hizo las delicias de la prensa y enamoró aún más a sus fanáticos. La película, un auténtico exponente del más rancio horror gótico, fue objeto de nuestro análisis en la web TheMovieScores.com, a cuya lectura remitimos. El maestro boloñés recibió el Premi Nosferatu el domingo 6 de octubre.
Estrenada en sección oficial fuera de competición vimos uno de los títulos más esperados por los fans, 3 from Hell, tercera entrega de La casa de los 1000 cadáveres, la saga de la sangrienta familia Firefly creada por Rob Zombie, el personal realizador de la versión moderna de Halloween. Hemoglobina y esquizofrenia a raudales. No mucho más.
Párrafo aparte merece la entrevista que mantuvimos con el inefable Charles Band, prolífico director y productor norteamericano, fundador de las míticas productoras Empire y Full Moon Pictures, factótum de títulos ya considerados de culto dentro del género del terror y el fantástico, como la saga de Puppet Master, El amo del calabozo, Troll, Zone Trooper, TerrorVisión, Juguetes asesinos, Trancers y Re-Animator, entre muchísimos otros. Fue una distendida e interesante conversación en el Jardi Meliá, en la que pudimos conocer un poco más a este icono del cine de clase B que brilló en los años 80 y 90, compartida con colegas acreditados de otros cuatro medios de varios países, donde pudimos preguntarle sobre su participación como precoz actor en el péplum protagonizado por el musculoso Steve Reeves, La leyenda de Eneas (La Leggenda di Enea, The Avenger, 1962), y dirigida por su padre Albert Band, en la que también actuó su hermano, Richard, luego habitual compositor de las bandas de sonido de sus películas. Charles recordó que lo que más le había impactado de ese debut en el ambiente cinematográfico fueron los inmensos estudios de la vieja Cinecittá, donde la película se había rodado, y que ese trabajo le abrió el apetito para meterse de lleno en la industria del cine. Sin embargo, no insistiría en la faz interpretativa, porque lo que realmente le apasionaba era la producción y distribución de las películas, aspectos en los que se convertiría en experto.
Si bien la calidad de sus films es, cuanto menos, discutible, no es posible dejar de lado la contribución que Band ha hecho al fantástico, generando trabajo y apoyando ideas y proyectos de bajo presupuesto, que no hubieran sido posibles dentro del sistema de grandes estudios. De destacar, su afable carácter y simpatía, que nos sorprendió cuando, un día después de la entrevista, al reencontrarlo fuera de la sala Brigadoon luego de la proyección de su película La rebelión de los monstruos (The Creeps, 1997), nos reconoció y mantuvo con nosotros un breve diálogo, que guardaremos como un preciado recuerdo. Charles Band, galardonado con el Premio Máquina del Temps, dio el pistoletazo de salida de la tradicional Zombie Walk por las calles de Sitges la noche del 5 de octubre, evento que contó con el auspicio de Planet Horror, la nueva y única plataforma de cine de terror de España, producida por AMC Networks y Redum.
La literatura ligada al cine tuvo su lugar, como cada año, en el festival de Sitges a través de la presentación de libros con temáticas de diferentes géneros, películas, biografías, siempre con la presencia de sus autores. Estuvimos en el lanzamiento de La Casa de los horrores de Tobe Hooper, publicado por Editorial Vial of Delicatessens, coordinado por nuestros amigos José Luis Salvador Estébenez y Carlos Díaz Maroto. Un interesante recorrido por las películas del talentoso realizador de Poltergeist, La matanza de Texas y Lifeforce: Fuerza vital, entre muchas otras, prematuramente desaparecido en 2017. Al día siguiente, acompañamos la presentación de Supernovas. Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual, de editorial Errata Naturae, con la presencia de sus autores, Elisa McCausland y Diego Salgado, este último, colaborador de la prestigiosa revista de cine Dirigido Por, que arriesgan mucho con este libro sobre el cine de ciencia ficción y superhéroes, desde el punto de vista del feminismo y la utilización de la mujer como figura cinematográfica. Y el sábado 12 de octubre fue el turno de ¿A quién vas a llamar? La historia de los Cazafantasmas y Noches de Halloween: La saga de Michael Myers, dos libros de Octavio López Sanjuan publicados por Applehead Team, evento que resultó una verdadera masterclass, con un audiovisual en el que apoyó su exposición y demostró todo su conocimiento en la materia.
En sendas sesiones especiales fueron presentadas Dark Encounter, de Carl Strathie, y The Room, del francés Christian Volckman. La primera, que busca claramente subirse al éxito de la serie Strangers Things, desempolva el look de los setenta y ochenta, con escenas prácticamente calcadas, en su estética e iluminación, de los ya clásicos Encuentros en la tercera fase (1977) y E.T. el extraterrestre (1982) de Steven Spielberg, y una pizca del slasher típico de John Carpenter. La intención de homenajear ese cine resulta patente, aunque no deja de transmitir empatía, por lo menos a quien aquí escribe. The Room, por su parte, protagonizada por Olga Kurylenko, que junto al director estuvo presente en la previa de la proyección, es una combinación de terror y ciencia ficción fallida desde su inicio, porque redunda en los clichés de esos géneros que ya vimos mil veces, reemplazando la habitual presencia fantasmal de las mansiones embrujadas por la “habitación” del título, que posee el poder de conceder instantáneamente los deseos de quien los pida en su interior, como si se tratase de un genio de la lámpara de cuatro paredes. No convence ni entretiene, lo cual es lapidario para una cinta fantástica.
Los premios Méliès d’Or y Méliès d’Argent, otorgados cada año a las mejores películas y cortos fantásticos de Europa, en reconocimiento a la calidad y la creatividad, generan una visibilidad única para sus hacedores. En esta ocasión, y por segundo año consecutivo, el Festival de Sitges fue elegido como sede para dicha entrega. In Fabric, del británico Peter Strickland, en la categoría de largometraje, y Wild, del holandés Jan Verdijk, en la de cortometraje, fueron las galardonadas. El evento se completó con la entrega del Méliès Career Award a la directora y actriz italiana Asia Argento, por su aporte al cine fantástico. Su padre, Darío Argento, llegó de improviso a Sitges a presentar su nueva producción Belle Bimbe Addormentate, sorprendiendo tanto a los fans como a la prensa acreditada, lo que nos impidió lograr algún acercamiento al célebre creador de tantos icónicos “giallos”.
Sencillamente entrañable fue el contacto que pudimos mantener con Sam Neill, estrella de innumerables cintas que no necesita mucha más presentación. En el photocall que se llevó a cabo en el Mirador del Hotel Meliá Sitges, con vistas a la playa, le entregamos un ejemplar de la revista Cineficción, editada en Argentina por su mentor Darío Lavia, otro de los medios para el que cubrimos el festival, y amablemente, Sam accedió a una foto con nosotros. Más que interesante fue la conferencia de prensa en la que respondió infinidad de preguntas de los colegas acreditados y reveló tanto su carisma como su calidad humana, relatando anécdotas de sus filmes y, más jugosas aún, de su vida personal, que gusta transcurrir en su amada granja de Nueva Zelanda, donde posee un viñedo y produce un Pinot Noir con el nombre de Two Paddocks. Habló de su relación con directores como Steven Spielberg, para quien trabajó en Jurassic Park, a quien definió como un genio adulto con corazón de niño, y John Carpenter, que lo dirigió en En la boca del miedo. Finalmente el sábado 12 de octubre Sam Neill recogió el Gran Premi Honorific que Sitges le otorgó por su carrera como actor, que comenzara con las producciones australianas Perros de presa (1977) de Roger Donaldson y My Brilliant Career (1979) de Gillian Armstrong, títulos que le abrieron las puertas del panorama internacional, apareciendo en cintas como El final de Damien (1981), Calma Total (1989), junto a una jovensísima Nicole Kidman, El piano (1993), de Jane Campion, La caza del Octubre Rojo (1990), de John McTiernan, junto a Sean Connery, y las miniseries Reilly As de espías (1983) y Merlín (1998).
Como dato negativo comentar que Russell Mulcahy, director australiano que adquiriera notoriedad con su ópera prima Razorback: Los colmillos del infierno (1984), impactante por la excelente realización con escaso presupuesto, y se consagrara con su original Highlander (Los inmortales, 1986) protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery, canceló a último momento su asistencia al festival, la que había provocado gran expectativa.
En definitiva, la experiencia resultó interesante y enriquecedora. Ya comenzamos a palpitar el próximo Festival de Sitges, aunque habrá que esperar un año para ello. Valdrá la pena.