Críticas
El fracasado
Small Town Wisconsin
Niels Mueller. EUA, 2020.
La vida de cada uno de nosotros, en general, suele dar muchas vueltas. Usualmente, para un amplio conjunto de humanos, dichos giros no son circulares sino que responden a un patrón con caídas descendentes. Y por lo común, sin posibilidad de vuelta a atrás. Wayne, nuestro hombre protagonista en Small Town Wisconsin, parece poseer todos los números de la rifa para estar incluido en el colectivo citado. Pero nunca hay que olvidar que se rumorea que existe el albedrío. Y a lo mejor, es posible que el sorteo no llegue a celebrarse por fuerza mayor.
Como expresa el título de este filme, nos situamos en la América profunda. Y exploramos todos o casi todos los tópicos que funcionan al efecto: la música country, el beisbol, la bandera ya en la segunda escena de la película, encuentros con amigos o conocidos para celebrar la llegada del fin de semana, barbacoas, pícnics con litros de cerveza, obesidad a raudales…Seres comunes y rurales que ven pasar la vida entre trabajos pocos valorados socialmente, mal pagados y de carácter precario. También suelen crear una familia que difícilmente se mantiene unida con el paso de los años. Así, mientras trabajan, celebran, festejan, se alimentan, enferman y fallecen van transcurriendo sus existencias.
Wayne es un hombre divorciado con un hijo de nueve años. Trabaja como mecánico, se divierte en la bolera, se reúne con sus amigos en barbacoas y se ocupa del crío los fines de semana que le corresponden. Además, es alcohólico. Sus días transcurren sin altibajos mayores y el conformismo le impregna. Pero su exmujer, junto con su actual pareja, tienen la intención de trasladarse a otro estado. Ello sería la hecatombe para Wayne, que además de perder la proximidad con el chico, carecería de medios económicos suficientes para visitar a su hijo en la nueva residencia.
El mayor mérito de este largometraje es que todo huele a sinceridad. Se respira como algo propio el lugar en el que se desarrolla, las emociones de los personajes, sus personalidades y reacciones. Todas las existencias a las que vamos asomándonos en esta obra son diferentes, pero todas se parecen. El director, Niels Mueller, recurre a la veracidad para que permanezcamos siempre atentos a lo que sucede en pantalla. La fragilidad y la poca originalidad del argumento no provoca lo que sería su consecuencia lógica: que abandonemos rápidamente tras visionar un costumbrismo tras otro, un lugar común seguido de varios y acabemos por trasladar al filme al hueco de los desahucios. Ello no ha sucedido, al menos en nuestro caso. Las tentativas continuas por huir del inevitable fracaso que exhibe la película nos han conmovido y no hemos podido apartar los ojos de la misma.
Wayne, además de alcohólico, es un hombre depresivo y violento cuando le llevan la contraria. No persigue ningún objetivo, excepto el de dejarse arrastrar en sus circunstancias. Le queda un verdadero amigo, parece, ha perdido el contacto con su familia y ya hemos adelantado, el que mantiene con su hijo peligra. Con melancolía, vemos un pequeño gran retrato de un hombre naufragando. Le acompaña el alcohol a todas partes (incluso en el trabajo), cuando juega con fuego no sale de rositas (abolladura del automóvil) y tiene la habilidad de llegar siempre tarde, nunca a tiempo. Mal asunto cuando existe un menor y otros intereses en el partido.
No hemos localizado en el largometraje actuaciones espectaculares, aunque sí correctas. En todo caso, destacaríamos la de Kristen Johnston como Alicia, la hermana. Sabe desplegar con su caracterización a una mujer socarrona pero con los brazos muy abiertos. Asemeja ser muy consciente de que nunca es tarde para dejar atrás desdichas y/o distanciamientos. Por el contrario, David Sullivan cono Wayne perfila un personaje demasiado gris e insípido que no deja huella en el espectador.
Nos ha interesado, entre todas, la escena en el estadio a la búsqueda del partido que se anhelaba pero que permanecía fuera de alcance. La estupefacción y la impotencia se apoderan de las imágenes e incluso se cae en la desolación. Por el contrario, entendemos bastante prescindible la que se monta a las puertas de una residencia, consolándose falsamente con las diferencias por comer pizzas con o sin cubiertos. Y consideramos muy atinado ese final abierto, ese no sé, ese quién sabe, ese veremos….
Si bien el realizador Niels Mueller ha pretendido realizar un drama con tintes de comedia, lo que en realidad nos ha transmitido es tristeza. Pena por confundir lugares con desgracias. Todos quieren huir de la zona, de la pequeña población del Medio Oeste como si fuera la peste, como si se hubiera convertido en la única responsable de desdichas. Entre los que quieren o han puesto tierra de por medio se encuentran la hermana de Wayne, Alicia, el amigo Chuck, Deidra, la exmujer o su actual pareja, Stu. Como si cambiar de lugar hiciera desaparecer del mapa el desempleo, la drogadicción, la violencia, las fracturas familiares…Aunque sí, buscar la putrefacción en nuestro alrededor y no en nosotros mismos resulte mucho más sencillo.
Para ejemplo de lo anterior, podemos centrarnos en la misma ciudad de Milwaukee, una urbe que es ideada, que es soñada como el Edén, como el mismo paraíso. El lugar que sin duda cambiará el destino si consigues alcanzarlo, o al menos, causará tales aventuras que se convertirán en lo más interesante que jamás podrás experimentar. Milwaukee, una población jamás identificada con otra ciudad grande, otra más como cualquiera. Enésima vuelta de tuerca del regreso a Ítaca. Pero muchos de nuestros personajes buscan donde no deben y a pesar de la amabilidad del director con ellos, lo más probable es que no se topen con lo que buscan o que no pierdan lo que pretenden abandonar.
En conclusión, Small Town Wisconsin es una obra que se deja ver de principio a fin. A veces sorprende, otras recurre a demasiados lugares comunes. Es esa vida a la que todos nos aferramos y pocos comprendemos. En un recorrido cuando todavía no solo las semanas son cortas, también los días. Conformismo con lo que se tiene, rabia con lo que recién se pierde. Todo fluye. Todo cambia. ¿Para qué? Para que todo siga igual, en esa disyuntiva que parece infinita pero que viene con caducidad.
Tráiler:
Ficha técnica:
Small Town Wisconsin , EUA, 2020.Dirección: Niels Mueller
Duración: 105 minutos
Guion: Jason Naczek
Producción: Niels Mieller, Aleander Payne, Scott K. Foley, Josh Rosenberg, Hongtao Liu
Fotografía: Nathaniel Goodman
Música: Nicholas Jacobson-Larson
Reparto: David Sullivan, Bill Heck, Kristen Johnston, Cooper J. Friedman, Tanya Fischer, Braden Andersen, Andi Matusiak, David Sapiro