Críticas

Una historia de todas las historias

Song of the Sea

Tomm Moore. Irlanda, 2014.

Song of the SeaSong of the Sea te va a contar una historia que has escuchado mil veces. Esos relatos que han alimentado la fantasía de millones de personas, generación tras generación, y que son el combustible de nuestros mitos y leyendas. La clase de narración relatada a la luz de una hoguera, mucho antes de que los cuentos fuesen cuentos; la semilla de todos nuestros mundos de ficción en su esencia más pura.

Esta canción tiene todos los maravillosos ingredientes para emocionarte. Hay una búsqueda, claro, anclada en los principios del viaje del héroe, destinado a una aventura más grande que la vida, aún sin quererlo. Tenemos secretos, por supuesto, y objetos mágicos, seres fantásticos extirpados del folclore y la tradición o lúgubres personajes que parecen un mal sueño olvidado.

Song of the Sea es un viaje, sí, pero a una parte de nuestra memoria ancestral, una certificación de que el ser humano se define por su capacidad creativa, de la habilidad para crear ficciones y mundos fantásticos más allá de nuestra realidad palpable, la trascendencia que nos hace únicos como especie. La herramienta perfecta para esa amalgama de sensaciones que ofrece esta canción es la mirada inteligente, dispuesta a la renovación de los mitos de los que bebe, presentada en un precioso envoltorio de animación tradicional.

Detrás de la aparente sencillez del diseño casi naif de esta película, hay un gusto exquisito por los pequeños detalles, por la construcción de ambientes y personajes, por el empeño de los creadores en maravillarnos con cada decisión estética. Ya sea en los hermosos viajes submarinos, el rico diseño de seres fantásticos, el neblinoso paisaje irlandés o los contrastes entre la ruidosa ciudad y la tranquilidad de la naturaleza, el aspecto visual de la película es un regalo. Y no sólo para la vista. Hay una llamada constante a la sensibilidad y emociones del espectador. Sentiremos la lluvia, las olas golpear contra las rocas, la humedad de la hierba mojada o el viento de las tormentas.

Song of the SeaSong of the Sea ofrece al espectador momentos de enorme belleza, que se quedan en la retina, llegan al corazón, dejan sin habla. El retorno a lo artesanal que ofrece Tomm Moore es una reivindicación convincente de un modo de contar historias que aún no ha dicho su última palabra, a pesar de los cambios irrevocables que se han producido en la industria del cine animado. Desde los noventa, con la aparición de Toy Story, parece que se ha renunciado al tipo de entorno visual que ofrece la obra de Moore. La imagen procesada por ordenador ha sustituido al artesano sobre su tablero de dibujo, y apuestas como esta película se merecen nuestro aplauso por su valentía. Song of the Sea no renuncia a la tecnología, pero su uso es tan sutil que parece la antítesis de todas esas novedades técnicas que la aparición de Pixar trajo bajo el brazo. Nos hemos acostumbrado a espectáculos masivos de personajes renderizados y ambientes en 3D, por lo que a vista del público infantil, el estilo de la película puede ser incluso arcaico.

Sin desmerecer los grandes logros de esta nueva visión, Song of the Sea nos traslada a un mundo que creíamos olvidado, el cálido regreso al hogar; crea un hermoso nexo entre las generaciones que crecimos con la animación de siempre y las que lo hacen con los potentes espectáculos 3D, gracias al perfecto equilibrio de su propuesta, sofisticado y exquisito para el adulto, sin olvidar su esencia de cuento infantil. Realmente, es para toda la familia.

Song of the SeaLa aventura de Ben y Saoirse es un viaje al corazón mismo de las historias, que además nos proporciona momentos de gran cine (ya sea de animación, o no). Una película que deja huella, e incluso llegó a estar nominada a los Oscars en la categoría a la mejor película de animación. La estatuilla acabó en las manos de Disney/Marvel gracias a Big Hero 6, una divertida superproducción armada con lo último en animación digital, que está muy lejos en resultados e intenciones de esta maravilla. Y nadie esperaba lo contrario, pero no olvidemos que Song of the Sea nos grita muy alto que hay esperanza para la animación tradicional y europea, capaz de competir con los gigantes y, me temo, superarlos.

Song of the Sea cuenta muchas pequeñas historias y, claro está, como en toda buena fábula, hay una moraleja. Entre todas esas cosas que nos narra, habla, sobre todo, de nosotros mismos, y de cómo perpetuamos nuestros mitos. Eso es fundamental, en una época de cambios e identidades tambaleantes, no olvidar quiénes somos y de dónde venimos. Nos permite, en esta realidad tan gris que nos rodea, creer que todavía existe la magia. Además, si lo hace de forma tan bella y formidable, la emoción está asegurada.

Mención especial para la banda sonora, un recorrido por la música tradicional de aires celtas, que sirve de acompañamiento excepcional para el mágico ambiente creado por Moore. Otro ejemplo más de la búsqueda de las raíces que sirve de base a esta historia. Melancólica, emocionante, perfectamente integrada en el filme, la música de Song of the Sea parece escapada de un sueño.

Como decía al principio, es una historia que nos han contado mil veces. Pero lo maravilloso de esta clase de cuentos es que da igual las veces que los hayas oído. Siguen emocionando como la primera vez.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Song of the Sea ,  Irlanda, 2014.

Dirección: Tomm Moore
Guion: Will Collins
Música: Kila

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