Críticas
Velocidad asíncrona
Sonic, la película
Sonic the Hedgehog. Jeff Fowler. EUA, 2020.
Cuando se desarrolla una película, durante las fases iniciales hasta antes de escribir el guion, es necesario (si no fundamental) saber a quién va dirigida, a qué clase de público podría gustar. Es una operación bastante neutra, quizás un poco cínica, pero de la que no podemos alejarnos demasiado (o por nada) sin que surjan problemas a la hora de ponerse detrás de la cámara como también ante la pantalla; exactamente como en el campo de las tertulias, si tengo una idea más bien general de a quien le estoy hablando, podré calibrar mis palabras y mi tono, un ejercicio retórico bastante natural que nos permite trasmitir nuestro mensaje sin temor de que no nos entiendan. Si volvemos al cine, la elección del público nos permite decidir no solo a qué tipo de género pertenecerá nuestro producto, sino que nos obligará a usar determinadas técnicas (visuales, como las tomas o el montaje, lingüísticas, como los diálogos) para que tengamos éxito. En el caso de Sonic, película de 2020, es como si hubiera un desfase entre los posibles públicos a quienes se dirige.
Efectivamente, el filme puede resultar interesante o innocuo, según quien decida verlo. La historia es muy sencilla en cuanto a su estructura y sigue un canovaccio bastante conocido: el héroe (completamente bueno) tiene que vencer al malo (completamente malvado) gracias a la ayuda de unos nuevos ayudantes/amigos. Un análisis más pormenorizado, que opte por una profundización más detallada, nos traería un sinfín de problemas en la lógica interna, como puede ser la incongruencia de la velocidad misma de nuestro personaje principal, o el hecho de que un alienígena antropomorfo pase inadvertido en un bar lleno de personas cuando hasta poco antes no podía dejar que nadie lo viese por miedo a ser descubierto. Pero sería bastante inútil o, por lo menos, contraproducente exigirle a este producto ser algo más de lo que es; nótese que la palabra “producto” se usa aquí en su sentido más económico, ligado al mercado, subrayando así el carácter típicamente de consumo (inocuo, ciertamente) de Sonic.
Si de desfase hemos hablado, conectándolo con el concepto de público, ya el lector se habrá dado cuenta de que esto se debe al hecho de que la película resulta sí un divertissement pero solo para unos espectadores precisos. Disfrutar de una obra significa reconocer en ella aquellos rasgos que más nos gustan desde un punto de vista de elección en lo que se refiere no solo a las temáticas, sino a las sensaciones que más placer nos da sentir, pero solo si a todo esto le añadimos una estructura textual que se acerque a nuestras estrategias discursivas; dicho de otro modo, no nos gusta solo lo que nos gusta en cuanto objeto del que hablar (visión un poco tautológica), sino que nos gusta algo sobre todo si “hablamos el mismo idioma”. Una película como Shrek, por ejemplo, puede ser vista por los adultos como por los niños (exactamente como Los Simpsons), porque es capaz de hablarles a ambas categorías, ya que cada cual saldrá del teatro (o se levantará de su diván) con una idea de lo que ha visto en parte diferente. Esto no es lo que pasa con Sonic.
Si la película no es mala (y esto lo podemos afirmar rotunda y claramente), el sequitur no puede ser que sea buena, como si estuviéramos ante una elección muy bien definida, con los bordes precisos entre el blanco y el negro, y sin posibilidad de pasearnos por campos grises. No es correcto, quizás, hablar de “me ha gustado” o de “no me ha gustado”, sino que mejor sería (otra vez, quizás) referirnos a su público ideal, a quien se dirige, los niños entre los cuatro y los diez u once años. El Sonic de Jeff Fowler, además de ser la primera película del joven director, es un producto que ha sido creado exclusivamente para un público preciso; esta exclusividad lleva a una estructura global que no permite la entrada de temas más adultos, de aquellos guiños que a veces encontramos en obras más sofisticadas. No estamos entonces ante un producto para familias (los padres se podrían aburrir), sino para niños y niñas, y afortunadamente es posible afirmar que el resultado final es tal que permite una fruición total sin temor a posibles malas interpretaciones por parte del joven público: además de una historia muy simple, los personajes funcionan, no hay malas palabras y de violencia ni hablar (como tampoco de sexualidad).
El desfase del que hemos hablado (y que todavía no hemos analizado y explicado completamente) se refiere entonces al hecho de que Sonic, así como Jim Carrey, pertenecen a un momento histórico preciso, o sea, la última década de los noventa; el público teórico de esta película estaría así compuesto por los que habrían crecido con la mascota de Sega. Pero estas personas ahora tendrían entre los treinta y los cuarenta años (si no más), y por esta razón necesitarían un producto capaz de hablarles en su mismo idioma, de construir una red de conexiones entre pares, o sea entre actores (en el sentido de actuar sobre y en el mundo, de crear cultura y de ser parte de ella) que se reconocen en una misma estructura textual. Esto, obviamente, no es lo que pasa; los adultos se verán no tanto frustrados, sino decepcionados una vez que aparezca en la pantalla la lista de los créditos (con su necesario easter egg). La película resulta así estar dirigida no tanto a los que con Sonic han crecido, sino a los hijos de estos, como si fuera necesario preservar el concepto original del videojuego en cuanto producto para niños (lo cual, obviamente, no significa que todo videojuego se dirija a un público infantil). Película innocua, entonces, perfecta para que un niño pase un buen rato, pero absténganse los mayores de edad, no porque se aburrirían demasiado, sino porque le podría resultar un poco insípida.
Tráiler:
Ficha técnica:
Sonic, la película (Sonic the Hedgehog), EUA, 2020.Dirección: Jeff Fowler
Duración: 99 minutos
Guion: Patrick Casey, Josh Miller, Oren Uziel (Personajes: Yuji Naka, Naoto Ohshima, Hirokazu Yasuhara. Historia: Van Robichaux, Evan Susser. Videojuego: SEGA)
Fotografía: Stephen F. Windon
Música: Junkie XL
Reparto: James Marsden, Jim Carrey, Neal McDonough, Tika Sumpter, Adam Pally, Leanne Lapp, Shannon Chan-Kent, Debs Howard, Bailey Skodje, Frank C. Turner, Dean Petriw, Natasha Rothwell, Elfina Luk, Emma Oliver, Breanna Watkins, Lee Majdoub, John Specogna, Nicholas Dohy, Lisa Chandler, Melody Nosipho Niemann, Jeanie Cloutier, Jeff Sanca, Michael Hogan