Spiderman: Un nuevo universo

Spiderman volvió a casa. Con la historia de los derechos de los personajes Marvel y sus rebotes de lado a lado se puede escribir un libro del cine entre bambalinas, pero, tras años de tira y afloja, el amistoso vecino volvió a la casa madre para triunfar como imprescindible en los titánicos movimientos que la Casa de las Ideas ha dado en los últimos tiempos. Sony se quedaba sin la gran estrella de los cómics… o no, porque el sello parece tener resquicio para exprimir a su gallina arácnida de los huevos de oro.

Por un lado, Sony plantea una especie de universo Spiderman sin la presencia del protagonista principal, basado en los pintorescos villanos de la viñeta. El primer paso ha sido Venom (Ruben Fleischer, 2018), y tras el sorprendente éxito de esta mediocre película de colegas, parece que ha cogido impulso la idea inicial. En poco tiempo, tendremos en nuestras pantallas la inevitable secuela del simbionte extraterrestre, y Morbius, el tenebroso vampiro de Marvel, también dará el salto desde los cómics.

Además, Sony no olvida al lanzarredes como principal atracción de sus productos visuales. Si el Spiderman canónico permanece ahora en una especie de custodia compartida con la todopoderosa Marvel/Disney, se tira de ingenio y se monta todo un multiverso lleno de posibilidades para estirar la presencia del buque insignia de la marca Marvel, además, en forma de película de animación. Parece un intento desesperado de sacar rédito de esos derechos que parecen volver a manos de sus dueños originales. Podría significar una película pensada como excusa, perezosa y falta de alma, perpetrada con la poca sana intención de vivir de las rentas y la fama del personaje para exprimir nuestros bolsillos.

Por suerte, queridos lectores, Spiderman: Un nuevo universo está en las antípodas de esas expectativas iniciales que, admito, revoloteaban en mi cabeza antes de ver el producto final. El resultado es emocionante, divertido, plagado de momentos estelares y presentado con tanta contundencia en lo visual que es toda una delicia para la retina.

Spiderman: Un nuevo universo mezcla con acierto la intensidad de las aventuras superheroicas con aires de comedia trepidante. la química perfecta entre las buddy movies y el espíritu más clásico del golpe y porrazo. Pasan tantas cosas, contadas de manera tan orgánica y a un ritmo tan salvaje, que es muy difícil que el espectador se dé cuenta de los escasos fallos que muestra la película.

Esta entrega animada de Spiderman, además, alimenta el ya de por sí vasto mundo del protagonista, con nuevas incorporaciones al plantel de iconos, impresos a fuego en la cultura popular. Esto es así porque tenemos caras desconocidas, por lo menos para el gran público. El gran descubrimiento es Miles Morales, extirpado de los cómics para que la juventud recién llegada a esto de los superhéroes tenga el referente generacional definitivo. Peter Parker ya no es la única araña de esta divertida red, y el peso de la acción recae sobre las espaldas de este joven e inexperto héroe arácnido.

La historia comienza con Miles, un joven que afronta los problemas propios de la adolescencia; estudios, familia, encajar y ser uno mismo, el peso de las responsabilidades… esa eterna trama que trata sobre construir al adulto en el que un día se convertirá. Las cosas se complican cuando, de manera accidental, es picado por una araña que le proporciona habilidades sobrehumanas. La historia nos suena, ¿verdad? El asunto es, ¿de dónde ha salido esa araña? ¿qué está pasando con la realidad, alterada por intrigantes motivos? Kingpin y sus secuaces parece que tienen las respuestas…

Sobre esta premisa, la película rompe reglas y muros dimensionales con la misma naturalidad, y diferentes encarnaciones del héroe se ven atrapadas en la dimensión de Miles por las maquinaciones del voluminoso rey del crimen. Comienza una carrera contrarreloj para restaurar el equilibrio en el multiverso y que los héroes regresen a sus respectivas realidades. Entre medias, personajes geniales, acción a raudales, revisión de algunos iconos clásicos del cómic, algo de historia de redención y el fabuloso camino de aprendizaje de Miles, que tiene que aprender en tiempo récord, y a las malas, lo que significa llevar el emblema de la araña. Ya se sabe, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Pocas veces se ha visto en la pantalla una comunicación tan orgánica entre lenguajes. Hemos visto adaptaciones de películas al cómic o del cómic a la película, pero siempre se nota la distinción de estos medios y sus formas, manteniendo ciertos puntos en común. En Spiderman: Un nuevo universo, las paredes se rompen a base de ingenio, de puro amor por ambas formas de expresión artística, en modos que aúnan con elegancia las viñetas del cómic y el ritmo cinematográfico. Funciona de forma excepcional, de manera casi pedagógica para esos chicos y chicas que han llegado a los superhéroes gracias a la explosión cinematográfica, sin mirar su origen en el arte secuencial, a punto de morir de éxito. Conecta con el lector de toda la vida, que ve en la pantalla nexos que solo podía imaginar y que, gracias al buen hacer de este equipo entregado y apasionado, por fin se hacen realidad. Los puntos conectan, los guiños a los veteranos funcionan y la relevancia de Miles Morales atrapa para siempre a la nueva generación.

Ahí reside el secreto del éxito de Spiderman: Un nuevo universo, en la capacidad de este film de conectar a varias generaciones de fans del trepamuros, a base de aventuras de espíritu clásico envueltas en la rotundidad de la tecnología del siglo XXI. Sabe, además, hacer eso tan difícil que es reírse de sí misma de manera cómplice con el espectador. Si a todas esas virtudes sumamos la exquisita banda sonora, que encaja como un guante en la propuesta final, tenemos la sencillez elevada a cotas de diversión sin complejos. En Spiderman: Un nuevo universo se respira el descaro y la libertad de la que adolecen en ocasiones sus hermanas mayores.

He disfrutado mucho de esta película. A pesar de ciertos momentos un tanto impostados o de que el humor es demasiado bobalicón en según que tramos (aunque nunca estropea la escena). Y es curioso que sea Sony los que nos han traído el mismo año lo mejor y lo peor del género con el universo Spiderman de por medio. Ojalá traten a todos sus futuros proyectos con el mismo cariño que se nota en cada secuencia de las aventuras de Miles Morales, que ya forma parte, con nombre propio, de la historia del cine de superhéroes.

Tráiler: