Críticas
Un capitán y su tripulación
Star Trek: En la oscuridad
Star Trek Into Darkness. J. J. Abrams. EUA, 2013.
No sé si J. J. Abrams es el nuevo Spielberg, el nuevo Lucas o una nueva raza de productor‑guionista‑director, pero casi todo lo que hace me gusta mucho, sobre todo porque ha recuperado para el cine americano una línea clásica y espectacular a un mismo tiempo, que combina buenos guiones con espectaculares puestas en escena. Abrams comenzó su carrera de guionista con títulos como Millonario al instante (Taking Care of Business, Arthur Hiller, 1990), A propósito de Henry (Regarding Henry, Mike Nichols, 1991), Eternamente joven (Forever Young, Steve Miner, 1992), Dos chiflados en remojo (Gone Fishin’, Christopher Cain, 1997), Armaggedon (Michael Bay, 1998) y Nunca juegues con extraños (Joy Ride, John Dahl, 2001), pero fue la televisión la que lo convirtió en un nombre de referencia, ya que creó series como Felicity (1998-2002), Alias (2001-2006), Lost (2004-2010), Undercovers (2010‑2011) o Fringe (2008-2013).
Abrams se estrenó como director en la pequeña pantalla, en algunos episodios de las series que él mismo había creado, pero su salto al cine lo dio con Misión Imposible III (2006), a la que siguieron Star Trek (2009) y Super 8 (2011). Aunque no es un gran seguidor de Star Trek (sí lo es de Star Wars), su puesta al día de la serie creada por Gene Roddenberry fue impecable. De hecho, casi todas las adaptaciones al cine de la serie han sido un poco decepcionantes, desde la primera, dirigida por el prestigioso Robert Wise en 1979, hasta las dos mejor valoradas, dirigidas por Nicholas Meyer, Star Trek II: La ira de Khan (Star Trek: The Wrath of Khan, 1982) y Aquel país desconocido (Star Trek VI: The Undiscovered Country, 1991). Ahora, con esta nueva entrega, Star Trek: En la oscuridad, Abrams da un paso más y se atreve con una película más personal dentro del universo de Star Trek, con una misión que se le encarga a la tripulación del USS Enterprise un año antes de comenzar una exploración quinquenal. El problema cuando uno se sumerge en un universo ya creado es que, por un lado, no debe enfadar a los fans, y, por otro, debe atraer a nuevos espectadores no iniciados.
Creo que nadie pondrá en duda que uno de los mayores atractivos de En la oscuridad es el magnífico villano que se ha creado para la ocasión. Se trata de un comandante renegado de la Flota Estelar, John Harrison, aunque pronto descubrimos que no es su verdadera identidad. Benedict Cumberbatch, conocido por encarnar al más famoso detective de todos los tiempos en la serie de la BBC Sherlock, pone en jaque a toda la Flota Estelar. Es, desde luego, un villano como ya no se ve en el cine: brillante, fuerte, ambiguo, con una presencia física muy poderosa, mucho mejor que el capitán Kirk (Chris Pine), desde luego, pero también que Spock (Zachary Quinto).
En la oscuridad comienza con un prólogo prototípico en el que vemos cómo se comportan los dos protagonistas de la película, Kirk y Spock, ante una misma situación. Acaso lo más sorprendente de este momento sea la relación sentimental que descubrimos entre Spock y la teniente Uhura (Zoë Saldana). Los tripulantes del Enterprise tratan de salvar un planeta, Nibira, pero no pueden evitar ser descubiertos por la población autóctona. A continuación, la acción se traslada a Londres, en una digresión que servirá para presentar al villano de la función, el ya mencionado comandante Harrison, quien, tras un elaborado plan, consigue atacar al corazón de la Flota Estelar en San Francisco y huye al planeta de los klingon, Kronos, lugar al que llega la Enterprise en su busca.
A partir de aquí, se produce un interesante giro argumental y En la oscuridad se convierte en una película de conspiraciones, medias verdades, estrategia espacial y, sobre todo, en un duelo entre el personaje interpretado por Benedict Cumberbatch, por un lado, y el capitán Kirk y su tripulación, por otro, con la intervención imprescindible del almirante Marcus (Peter Weller), que actuará como detonante.
Abrams ha rodado, a un mismo tiempo, una versión de Star Trek y un homenaje a uno de los largometrajes más queridos de la serie, y no solo ha salido airoso, a pesar de los tímidos resultados que ha obtenido en España (no llega al medio millón de espectadores), sino que ha logrado un nuevo clásico que, sin embargo, no duda en subvertir algunas de las escenas del original. La música de Michael Giacchino (a quien todos señalan como el nuevo John Williams) y la fotografía de Dan Mindel envuelven una historia bien construida.
Al final, Star Trek: En la oscuridad no es más que una película sobre un capitán y su tripulación, y, aunque su nave sea el USS Enterprise, una buena historia ha de bastar para conseguir una buena cinta. Somos muchos los que queremos ver cuanto antes qué es lo que va a hacer J. J. Abrams con Star Wars, aunque debo reconocer que es una lástima que Spielberg no haya dirigido nunca una película de las dos sagas galácticas más famosas de la historia del cine.
Tráiler:
Ficha técnica:
Star Trek: En la oscuridad (Star Trek Into Darkness), EUA, 2013.Dirección: J. J. Abrams
Guion: Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Roberto Orci
Producción: J. J. Abrams, Bryan Burk, Jeffrey Chernov, David Ellison, Dana Goldberg, Tommy Gormley, Tommy Harper, Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Roberto Orci, Michelle Rejwan, Ben Rosenblatt, Paul Schwake
Fotografía: Dan Mindel
Música: Michael Giacchino
Reparto: Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldana, Benedict Cumberbatch, Karl Urban, Simon Pegg, John Cho, Anton Yelchin, Alice Eve, Bruce Greenwood, Peter Weller, Noel Clarke, Leonard Nimoy
Es difícil que semejante producción, evidencie falla estructural. Sin embargo esta nueva raza adolece de la más mínima originalidad, sello indispensable de los buenos tiempos de ST. Tenemos al frente un potaje solo soportado por la inversión en sus ingredientes, y el nombre de la franquista. El espíritu original de la serie sigue perdido en aventuritas acrobáticas y el peor ángulo de los personajes. Ahora tuvimos que incluir a una catirota en bikini cuello de tortuga a ver si por lo menos la lívido despertábamos. Eso de «explorar nuevos mundos» quedo para Star Wars episodio VIII, pues la ridículas de la obertura de esta es patética. A ver entonces si en aquella.