Tár

La música clásica no es para todo el mundo, aunque debería serlo. Desde hace años se considera algo elitista, un lujo, algo difícil de entender. Tár (2022), la nueva cinta del director y libretista Todd Field, transita esa misma delgada línea. No es una película difícil de entender ni muy enredada, la cuestión es que está ambientada en el mundo de la música clásica y cuenta la historia de Lydia Tár, una de las mejores compositoras y directoras de orquesta de la historia, además de ser la primera directora titular de la orquesta filarmónica de Alemania. Y su vida es bastante compleja, algunos diálogos hablan sobre la composición de música clásica y el arte de dirigir una orquesta, lo que la podrían hacer un poco lenta y aburrida para algunos espectadores. Para mí, es el triunfal regreso de Todd Field como director y libretista, quien debutó en la pantalla grande con la perturbadora En La Habitación (In The Bedroom, 2001) y no lo veíamos desde Secretos Íntimos (Little Children, 2006), dos cintas salvajes que llevan al espectador a la duda y la incomodidad. Pues Tár es así. Y además, trae a Cate Blanchett. Mejor, imposible.

La cinta empieza con algunos de los créditos de la gente que estuvo detrás de cámaras, con la pantalla en negro y la música suave, así como en las películas «de antes», un homenaje a todos los que trabajamos detrás de cámaras y que muchos ni saben que existen. Esa vida es un poco como la vida de los músicos de orquesta, y hasta cierta medida como la propia Tár. Mientras escuchamos una introducción detallada del personaje en la voz de un entrevistador, vemos el perfeccionismo de Lydia Tár (Cate Blanchett) en su vestuario para el evento, manda hacer su ropa inspirada en la portada del disco de la quinta sinfonía de Gustave Mahler, interpretada por la sinfónica de Berlín y dirigida por Claudio Abbado. Precisamente la sinfonía que aún no ha grabado esta virtuosa conductora de orquesta con una hoja de vida sorprendente. Ella supervisa todos los detalles, es minuciosa, calculadora, precisa.

Y luego vamos a la intimidad de Tár, conocemos su proceso de composición y de entendimiento de la dirección de una orquesta, vemos lo detallista que es, la finura de su oído contrasta con lo explosivo de su carácter, sus movimientos cargados de pasión y fuerza la muestran salvaje, cruda, única… La cinta es como tener una clase de apreciación musical con una de las más grandes, en pantalla ya no vemos a las dos veces ganadora del Oscar Cate Blanchett, estamos en la presencia de Lydia Tár, una mujer arrasadora que esconde a una actriz que con esto asegura una nueva nominación y lleva la delantera para ganar.

Los planos secuencia preciosos demuestran la tremenda habilidad de Blanchett para interpretar un personaje y meterse en la piel de Tár, llevando a sus compañeros de escena a cuestionarse y explotar cuando los confronta acerca de su sexualidad y sus preferencias en cuanto a compositores hombres blanco cis género como Beethoven o Bach se refiere, ella es de armas tomar. Es un guion precioso, muy estudiado y delicado. Las escenas son, a la vez, complejas e informativas, poderosas y largas, retadoras y brillantes. Todo esto refleja el gran poder de Field para contar una historia y atraparnos, no podemos aparatar la mirada de la pantalla, es inevitable poner atención y tratar de procesar tanta información que da en una sola clase, ¡cómo sería tenerla de maestra todo un semestre! ¡Cómo sería estar en una sala de conciertos viéndola conducir una orquesta!

A la hora de cinta se plantea un conflicto nuevo, un giro inesperado que nos revela a otra Tár diferente, tan fría y calculadora que da miedo. El metrónomo la acosa, su conciencia no la deja tranquila, la culpa la persigue y la lleva a vivir situaciones extrañas, la presión se le acumula mientras las acusaciones crecen sobre ella, sin que pueda hacer nada al respecto. Es sorprendente que una mujer tan inteligente y estudiada sea tan torpe para manejar las relaciones interpersonales, que es lo que causa su estrepitosa caída. Y nunca llega a ser un personaje querido por el espectador, pero es imposible dejar de mirar, la curiosidad hace que uno quiera saber el fondo al que Lydia llegará con su soberbia y arrogancia, ¿qué más le va a pasar a esta fuerza de la naturaleza?

Y Blanchett es la elección perfecta para ese rol, nos conecta de inmediato y, aunque los diálogos son un poco difíciles de seguir al comienzo por la temática, hay una conexión con ella. La odiamos, la entendemos, la cuestionamos, y ella en respuesta nos hipnotiza, es una lección de actuación en la pantalla grande. Su interpretación se complementa con Noémie Merlant y Nina Hoss, dos actrices que le dan la talla y complementan las escenas en las que aparecen.

Cerca al final llegamos a la clave de todo, la escena donde Lydia vuelve a su pasado, a sus orígenes, a la casa de sus padres, donde ve una vieja grabación de un conductor de orquesta que habla de la profundidad de los sentimientos, de vez en cuando hay unos que son tan especiales e indescriptibles que no tenemos nombre ni palabras, solo música, melodías… Ahí se derrumba y la cinta nos lleva a un último giro como una cachetada a todo lo que vimos antes, sembrando más dudas que preguntas. ¿Quién era esta Lydia Tár realmente? Y mejor elección que Blanchett para esta pieza de arte, imposible.

Tár, el tercer largometraje de Todd Field, muestra la evolución de su visión como director, sin alejarse del estilo que hemos visto anteriormente y es lo que tanto atrae de su trabajo. El misterio y la sofisticación se mezclan con una propuesta de dirección y cámara muy claros, cargados de emoción, diálogos tremendos y una música fascinante, digna de una cinta como esta. Un regreso a la pantalla grande muy esperado y absolutamente satisfactorio. Una obra de arte como las mejores piezas de Mahler, Mozart y demás.

Trailer: