Terminator: Destino oscuro

Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton se reúnen de nuevo en Terminator: Destino oscuro, sexta entrega de la serie Terminator que enlaza directamente con la segunda película de la saga, Terminator 2: El juicio final (Terminator 2: Judgment Day, James Cameron, 1991). En esta ocasión, Cameron ha regresado como productor y coguionista y he cedido la silla de director a Tim Miller, artífice de un taquillazo tan inesperado como el de Deadpool (2016), el superhéroe más gamberro. En realidad, lo que ha pretendido Cameron es retomar las riendas del proyecto Terminator tras haber estado alejado de las tres entregas anteriores, Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, Jonathan Mostow, 2003), Terminator: Salvation (McG, 2009) y Terminator: Génesis (Terminator Genisys, Alan Taylor, 2015), sobre todo después de los tibios resultados de la última de ellas, tanto desde un punto de vista de la crítica como de la recaudación. De esta manera, Terminator: Destino oscuro supone una continuación argumental de los dos primeros títulos, Terminator (James Cameron, 1984) y la ya mencionada Terminator 2: El juicio final, pero, al mismo tiempo, supone un reinicio y, si la película funciona bien, será la primera entrega de una nueva trilogía.

Miller consigue filmar una cinta de acción sin límite, que apenas deja respirar al espectador, en el que el protagonismo recae totalmente en tres personajes femeninos: Dani Ramos (Natalia Reyes); una humana mejorada que viene del futuro y se llama Grace (Mackenzie Davis); y la mítica Sarah Connor (una inmensa Linda Hamilton que con su carisma logra llenar la pantalla). La película funciona perfectamente en todas sus escenas de acción y prácticamente repite el esquema narrativo de Terminator 2: El juicio final: hay una huida permamente hasta el momento en que se tiene que producir el enfrentamiento final.

Rodada en Estados Unidos, Hungría y España (esta última circunstancia explica las breves pero signiticativas apariciones en pequeños papeles de actores como Enrique Arce, Tristán Ulloa y Alicia Borrachero), Terminator: Destino oscuro está ambientada a caballo entre México y Estados Unidos y muestra de una manera muy realista cómo se vive en la frontera entre ambos países y cuál es la situación de los inmigrantes en los centros de detenidos.

La película arranca cuando un avanzadísimo y letal modelo de Rev-9 (Gabriel Luna) llega a Ciudad de México desde el futuro en busca de Dani Ramos. Afortunadamente, también desde el futuro ha llegado Grace para proteger a Dani. Las dos emprenden una huida desesperada hasta que se encuentran con Sarah Connor, quien logra librarlas temporalmente de este mejoradísimo terminator. Su huida las lleva a encontrarse con Arnold Schwarzenegger, que vuelve a interpretar al viejo modelo 101 T-800 de Cyberdyme Systems, reconvertido en un padre ejemplar y un vendedor de cortinas de gusto exquisito.

En realidad, Terminator: Destino oscuro vuelve a contar la misma historia con la que arrancó la saga, pero mejorada visualmente y con el aliciente de mostrarnos a una Sarah Connor ya madura, de vuelta de todo, que, sin embargo, se reconoce a sí misma cuando era joven al contemplar lo que le está pasando a Dani. No sabemos realmente quién es Dani ni quién es Grace, pero hay un momento de anagnórisis que, por sí solo, hace que este nuevo reboot valga la pena, aunque no nos cuente nada nuevo.

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