Críticas
A la caza del carguero
The Arctic Convoy
Konvoi. Henrik Martin Dahlsbakken. Noruega, 2023.
El género bélico sigue mostrando, de vez en cuando, toda su potente artillería a la hora de recrear en la pantalla grandes episodios destacados de su vertiente geopolítica y militar. Un registro con toda su parafernalia que, en aras de escenificar hazañas portentosas de las capacidades de los ejércitos involucrados o comandos comprometidos en misiones especiales y arriesgadas, han dejado para la posteridad argumentos, muchos de ellos inspirados en eventos reales, de notable impacto visual y, a veces, crudas realidades. Cuando las producciones disponían de recursos económicos y de un aparato industrial organizado han dibujado un escenario espectacular.
Es verdad que un buen puñado de títulos de este género tenían la finalidad de proponer historias de batallas donde el componente vibrante y aparatoso se imponía a la sutileza. Se narraba un acontecimiento histórico y se le insuflaba de una base tibiamente creíble para llenar los planos de sofisticados efectos especiales y un engranaje imponente.
Han sido cantidad de piezas que han dejado para la memoria y el recuerdo capítulos decisivos de la Historia que la violenta humanidad ha perpetrado hasta el día de hoy. Sin duda, la estética de la guerra, cruel e inclemente, ha ofrecido una densidad dramática y una tramoya fílmica disfrutable para el espectador. Entre la grandeza de super tratamientos extrovertidos y llamativos, a veces huecos de contenido, sobresalen, sin embargo, otros modelos elaborados con mimbres más modestos. De intenciones artesanales e intimistas, recabaron la atención del aficionado aquellos cuyo alegato era de corte antibelicista. Un discurso quizás más certero, rotundo y fiable era objeto de admiración por parte de cierta cinefilia de talante progresista. Ese carisma menos propenso al heroísmo exaltador era utilizado como testimonio, conducido por una puesta en escena minimalista, que descubría tesis y reflexiones a los que algunos nos acercábamos con pasión. Era una conducta para pedirle al cine, como fenómeno de masas y poder de convocatoria, un manifiesto, un punto de vista y un posicionamiento moral e intelectual.
El asunto es largo y alambicado. Es mejor entrar en materia con la reseña de un largometraje que me ha sorprendido por su faceta de involucrar, en el guion, un tema envolvente, como es la participación de la población civil en el desarrollo de una acción. Y este corpus temático bien definido y narrado con cohesión y armonía lo he encontrado en el filme de nacionalidad noruega The Arctic Convoy (Konvoi, 2023), de Harik Dahisbakken.
Inspirada en eventos reales, sitúa la acción en 1942, tras la invasión del territorio ruso por parte de las tropas nazis. El frente oriental tenía problemas para defenderse de las hordas alemanas y sus soldados carecían del necesario armamento y víveres para aguantar y detener al poderoso ejército alemán. Los aliados encontraron en el mar un canal de distribución de suministro. Barcos mercantes pilotados por población civil recorrían trayectos de hasta doce días de duración para hacer llegar la paquetería a su destino. Los buques iban protegidos por escoltas que trataban de disuadir a los poderosos submarinos nazis que merodeaban el mar del Norte y el mar de Barents y a la vigilante aviación enemiga torpedear y hundir la comitiva de distribución.
El protagonismo de la historia recae en un carguero noruego que ha partido de Islandia con dirección a la ciudad rusa de Murmansk para dejar alimentos y armamento. El buque está comandado por su capitán, su primer oficial, una mujer y un puñado de marineros que ejercen diversas funciones. Todos son civiles. Apenas dos de ellos se manejan con garantías con el cañón de cubierta para defenderse de los ataques de los aviones de la temible Luftwaffe. La situación es de extrema peligrosidad y algún tripulante, debido al enorme riesgo de su cometido, se cuestiona la utilización de un navío mercante para la tarea de avituallamiento. Un asunto peliagudo, personal (el miedo es libre), que se zanja con los valores y principios de solidaridad que deben tener las fuerzas aliadas contra las tropas alemanas.
Se podría escribir que la estructura de The Arctic Convoy es la de una road movie pero en aguas abiertas. La finalidad es un viaje, completando un trayecto incierto y tensionado por las circunstancias. La única localización que vemos y sentimos es la de un barco mercante en su desplazamiento. Un movimiento dramático en una ruta infestada de sumergibles nazis. El decorado se compone de camarotes, cocina, puesto de mando, almacén y cubierta. Sus entrañas y principales habitáculos funcionan como resortes que exudan veracidad. Un toque que le proporciona empaque a la narración, que se construye con varios retazos de historias humanas acerca del compromiso y el valor en tiempos de guerra. También hay interludios para asuntos de calado intimista, personal, que hace que la película avance entre el riesgo del trabajo y las disquisiciones acerca del heroísmo, interpretado cada uno a su manera por los navegantes en una misión que puede ser su último servicio.
The Arctic Convoy es una película que pasará inadvertida, que ilustra sobre uno de tantos episodios desconocidos acerca de la Segunda Guerra Mundial y que está rodada sin desmerecer a otras propuestas de este calibre. Con certera descripción de caracteres, los intérpretes se ajustan a los roles, solventes, fidedignos y evolucionan acorde al compromiso con la experiencia que viven. Es de recibo resaltar la escenografía (el barco). Un decorado que genera ese aire de claustrofobia y pesadumbre, alternado con suficientes escenas que suceden en cubierta y proporcionan respiro, pero no consuelo. El miedo a la muerte, su equidistancia con la valentía cuando la percibes cerca y los recursos del ser humano para remontar momentos de zozobra y desconfianza son elementos, aparte de la estética de guerra, muy reconocible, que hacen de esta pieza algo más que un simple cliché de epopeyas de guerra.
Tráiler de la película:
Ficha técnica:
The Arctic Convoy (Konvoi), Noruega, 2023.Dirección: Henrik Martin Dahlsbakken
Duración: 108 minutos
Guion: Lars Gudmestad, Harald Rosenløw-Eeg, Christian Siebenherz
Producción: Fantefilm.
Fotografía: Oskar Dahlsbakken
Música: Johannes Ringen
Reparto: Tobías Santelmann, Anders Baasmo Christiansen, Adam Lundgren, Jacob Fast, Jon Ramer y Heidi Ruud Elligsen