Críticas
Animación como vía de escape
The Congress
Ari Folman. Israel, 2013.
Con solo dos cintas, el realizador Ari Folman ha sabido dejar patente cuáles son las bases del cine que le interesa. Pueden concretarse en los conceptos de búsqueda y de hibridación de géneros o lenguajes audiovisuales. Si Vals con Bashir (2008) aportó aire fresco en el mundo de la animación con un abordaje realizado con Flash lo que le acercaba más a la estética de cómic que a la animación tradicional, además integraba elementos propios del cine documental como es el proceso de recuperación de una memoria fragmentada en un intento por explorar un pasado que, en realidad, ha necesitado olvidar.
The Congress, inspirada en la novela de ciencia ficción The Futurological Congress (1971) de Stanlislaw Lem, está dividida en imagen real y animación tradicional. La fusión es idónea para conseguir representar las dos realidades entre las que se mueve el film. La primera parte, que corresponde con el momento en que conocemos a la actriz protagonista, Robin Wright, que hace de sí misma en su faceta actoral, se enfrenta a una de las decisiones más importantes de su vida profesional, en un momento en el que su carrera empieza a desvanecerse sin remedio. Una oportunidad que la industria del cine le pone en bandeja, que de elegirla, le supondrá dejar para siempre la interpretación. Conocemos a su familia, marcada por la enfermedad que padece su hijo más pequeño y también sus inicios en el cine, cuando llegó a ser una actriz de gran fama, con el papel que la catapultó en La princesa prometida (1987). La segunda parte comienza con un flashforward, veinte años después. El rostro de Robin Wright es el reflejo del paso del tiempo. Conduce veloz atravesando un paraje desértico hasta llegar a la barrera física y mental que la introducirá en el mundo de la animación. Un viaje a la ciudad de Abrahama, donde se celebra un congreso sobre el cine del futuro, promovido por la compañía Miramount Nagashaki, al que acude en calidad de estrella invitada. Una transformación sorprendente muy bien justificada a todos los niveles en los que el film se adentra. Un recorrido por una travesía directa al mundo interior de la actriz que en realidad es un estado mental donde sus preocupaciones y motivaciones, aquellas que guarda más ocultas, afloran y se expresan hacia afuera, haciéndose patentes. Un estrato de ilusión al que es fácil acceder con la ayuda de una sustancia farmacológica, pero del que casi nadie puede regresar.
Ari Folman ha creado una cinta muy directa que difiere con la fina alegoría que Stanislaw Lem creó, inmerso en plena represión comunista. Los numerosos frentes y críticas que trata son abiertas, sin concesiones. Su pesimista mirada hacia un futuro que no parece muy lejano, puede recordarnos a la cosmogonía de The Matrix (1999), no en vano, los Wachowski conocían muy bien al antihéroe Ijon Tichy, quien viajaba en el tiempo y el espacio, gracias a la satírica pluma de Lem. Sin embargo, y si dejamos el plano más superficial de The Congress, encontramos muchos más lazos en común con la ganadora del Festival de Sitges 2012, Holy Motors (Leos Carax, 2012). En definitiva, las grandes cintas de género, siempre conservan un pie bien anclado en la realidad más terrenal de la que es necesario salir, hacia la creatividad más expresionista, que comunica con el salvoconducto que se materializa en la fantasía. Las numerosas identidades que Monsieur Oscar adopta en la cinta de Carax, son parte del mecanismo de transformación en la rueda de la vida como tal y la que se siente a través del cine: vivir, morir y resucitar, para ser parte de otro ser. Ambas proponen un discurso del cine dentro del cine y también encuentran una vía de escape en las dobles identidades. Vivir la vida de otro. El eje central de The Congress reflexiona sobre nuestra sociedad y las vías de escape para sobrevivir al vacío existencial, a veces promovido por la necesidad de permanecer jóvenes mientras vivamos y el papel que juegan las nuevas tecnologías sobre la humanidad. Son creadas para que vivamos mejor pero a veces pueden pasar por encima de nosotros y aplastarnos. Nos abren nuevas puertas para que tengamos una vida más feliz, para que aprendamos a controlar nuestros defectos y sentimientos. ¿A cualquier precio?
Los matices dentro de la cinta de Ari Folman son infinitos y unos se entrecruzan con otros en las capas que la conforman.
The Congress no se ha alzado como ganadora de la edición de este año del Festival de Sitges, aunque sí ha sido el mejor film para el jurado de la crítica y también lo ha sido para mí. Un cine de ciencia ficción que sabe beber con moderación de varios géneros y que recala sobre la idiosincrasia del ser humano y su proceso vital. Una de las cintas más reflexivas sobre el significado de la evolución, dentro del mundo de la cinematografía y de los nuevos instrumentos y procesos de la Ciencia.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Congress , Israel, 2013.Dirección: Ari Folman
Guion: Ari Folman (Novela: Stanislaw Lem)
Fotografía: Michal Englert
Música: Max Richter
Reparto: Robin Wright Penn, Paul Giamatti, Harvey Keitel, Frances Fisher, Kodi Smit-McPhee, Danny Huston, Michael Landes, Sami Gayle, Matthew Wolf
2 respuestas a «The Congress»