Críticas
Sencillez satinada
The Imitation Game (Descifrando Enigma)
The Imitation Game. Morten Tyldum. Reino Unido, 2014.
Un pequeño dije audiovisual lleno de una luminosidad mate. La sencillez de un mundo narrativo cargado de sentimientos enjaulados. Un desnudo integral recatado, sin aires de grandeza ni grandes actos de valentía. La simple muestra de un dilema velado, escondido tras una cortina de humo mundial.
Una película cuyo caminar, serio y calmado, tiene un ritmo claro y decisivo. Un metrónomo que desvela un secreto profundo, que forcejea silencioso contra los grilletes de la normalidad. The Imitation Game es un juego sencillo y delicado, de un cúmulo de escenas, una especie de matrioska que esconde un mensaje tras una aparente película bélica.
La búsqueda de la aceptación en una sociedad cerrada; una batalla personal, una pelea sin treguas ni banderas blancas. Estos sentimientos enjaulados, que luchan frente a kamikazes impertinentes en el humor vítreo, son el tema principal de una cinta. Un largometraje que esconde pequeñas perlas del tamaño de un cosmos; sentimientos intensos difíciles de descifrar y que atrapan al espectador dentro de un espiral apasionante de emociones recatadas.
La narración de la película vela con esmero la seguridad que le aporta su ritmo pausado, pues pretende mostrarse en una sosegada plenitud, sin desperdiciar la grandeza que le aporta el secreto que esconde en su interior. Es un pequeño y tímido susurro, un dictado reposado en cada uno de los momentos esenciales de la cinta. Una muestra fílmica, donde lo sencillo se engrandece tímidamente, gracias a todos los sentimientos que se ocultan en el interior de cada escena. Una reflexión contenida de una idea latente que no busca la exaltación ni la complicación de su forma.
El perfecto traqueteo comprime toda la acción de la película. Vibraciones que se mueven al compás de una mano protectora de un recurso literario. Una alegoría que controla las fuerzas adyacentes que pueden desorganizar el entramado en el que se apoya esta historia. Esta metáfora de la idealización de elementos potencia la calma y el equilibrio de la cinta, una fusión exquisita para catalizar la tranquilidad del abismo ascendente de la trama. Hombre y máquina, un solo ser, el verdadero carácter revelador, profundo y esencial, que aporta la esperada resolución tras las presiones vividas a lo largo de la historia. Un personaje único, salvador, que actúa de forma convincente tras las decisiones tomadas.
Una atmósfera idónea donde los reinos de lo objetivo y lo subjetivo se entremezclan, simplemente para dar a la película un ambiente de confort. La confianza y la credulidad, acompañadas de la empatía que despierta el personaje principal, conducen al público en un viaje a lo más profundo del alma de la cinta. Ese punto culminante, donde se desvelan los entresijos más ocultos que contiene la historia, es el momento esencial, cargado del máximo potencial de emociones, y eleva la cinta a un incesante bombeo de dudas y sentimientos. Las notas pausadas y la melodía de motivos taciturnos de la música, una voz en off determinante, rosarios de flashbacks, primeros planos cargados de una electricidad compungida y planos generales de un mundo en pleno caos, son los subterfugios idóneos para guiar a la mente hacia el camino del entendimiento, para aceptar cada una de las decisiones tomadas por el protagonista.
Los elementos que conforman la película de Morten Tyldum quedan reflejados en la mirada del actor que interpreta al personaje principal. La fuerza contenida, la desazón de un incidente, la normalidad del día y la rutina del trabajo son decisiones que el protagonista tiene que tomar a lo largo de la historia. Un todo perfectamente medido en gestos y movimientos; una interpretación exquisita que eleva a Benedict Cumberbatch en un “in crescendo”, hasta convertirse en la auténtica imagen de Alan Turing. Cumberbatch logra emulsionarse con todo el lenguaje audiovisual que aparece en este largometraje, y con la magia de su interpretación se convierte en una molécula indispensable del fluir de la cinta. Cumberbatch y su personaje son la culminación de una desgracia, la última exhalación de un ser humano, el absoluto dueño de la cinta. El actor es el auténtico climax de la película, siempre atrapado en clave dramática. El verdadero carácter que guía hasta la resolución final.
Un relato de un mañana desahuciado tras un cúmulo de imágenes en movimiento. Un testigo a distancia que muestra el devenir de un hombre. Una película tranquila, que supura amor, desesperación, lejanía, amistad, traición; son las lágrimas abatidas de inmenso dolor tras el cristal opaco de la normalidad. Una narración que no busca transformase, orgullosa de su forma de ser, evoluciona en la quietud de sus palabras; es la declaración objetiva de la congoja de su protagonista, siempre disfrazada de un acontecimiento determinante para la humanidad.
El atractivo de este fino y discreto homenaje al precursor de la informática moderna se centra en la premisa de su proceso creativo. Lejos de posibles ráfagas enrevesadas de inspiración, Tyldum se centra en una ejecución sencilla de los hechos, donde un pequeño mundo se enfrenta a un colosal universo sin piedad. Un thriller que despierta toda la emoción, la tensión y el suspense en un mismo continente, y los utiliza para demostrar un idea aparentemente obvia. Una historia admirable del raciocinio de la ciencia y el alboroto del sentir. Es el heroico intento de un nuevo director, venido de tierras nórdicas, que demuestra su asombrosa capacidad para mostrar esa perfecta armonía de la dualidad de la vida.
Una idea controladora de fuerzas fundamentalmente opuestas, pero que son forzosamente complementarias. El movimiento en un constante devenir, donde las cargas positivas y negativas del tema están expuestas magistralmente en las distintas dimensiones que componen el argumento; es el perfecto equilibrio que conforma este drama de triste final.
Una vista atrás en el tiempo. Acontecimientos moldeados en celuloide con preguntas al viento y respuestas sin eco. El dilema de una experiencia personal, envuelta en tintes de normalidad. La soledad de una aventura inconfesable. Una máquina que descifra jeroglíficos de guerra y el recuerdo de un amor claro, inocente, tangible. Sólo es eso, otro enigma más del corazón, utópico, indescifrable, imposible.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Imitation Game (Descifrando Enigma) (The Imitation Game), Reino Unido, 2014.Dirección: Morten Tyldum
Guion: Graham Moore
Fotografía: Óscar Faura
Música: Alexandre Desplat
Reparto: Benedict Cumberbatch, Keria Knightley, Marc Strong, Charles Dance, Mathew Goode, Mathew Beard, Allen Leech, Tuppence Middleton, Roy Kinnear, Hannah Feyn, Steve Waddington, Alex Lawther, Jack Bannon, James Northcoke, Ancuta Breaban, Victoria Wicks
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