Críticas
La búsqueda de un rey
The Lost King
Stephen Frears. Reino Unido, 2022.
De todo tiene que haber en las salas de cine, eso es así. Normalmente prima el ruido y la exageración, para qué negarlo; emociones dirigidas a la evasión y al divertimento son las que están salvando las salas en estos momentos tan complicados para el futuro del cine tal y como lo conocemos. No seré yo el que critique el poder fascinador de la magia del cine en su faceta más comercial, pero también se agradece, y se aplaude, la presencia de películas con menos adrenalina en sus fotogramas. The Lost King (Stephen Frears, 2022) pertenece a esa clase de filmes que parecen sacados de otros tiempos, en forma y fondo, amables pequeñeces que dan respiro entre tanta estridencia.
Y es que al frente de The Lost King tenemos a un clásico como Stephen Frears, auténtico perro viejo que conoce a fondo su oficio. Es precisamente de eso, de oficio, de lo que tira para jugar, como otras muchas otras ocasiones en su filmografía, con las fronteras de la comedia y el retrato costumbrista algo agrio. Bien es cierto que el resultado de esta nueva propuesta del veterano director está muy lejos de sus mejores momentos, como Mi hermosa lavandería (Stephen Frears, 1985) o Las amistades peligrosas (Stepehen Frears, 1988). The Lost King no será tan celebrada como estos títulos, pero da buena muestra del pulso de Frears para contar historias con un ritmo muy particular, sin atosigar al espectador, dejando que las tramas fluyan y los personajes sean los que sostienen la peripecia.
En esta ocasión, Frears escoge como inspiración una historia real, en la que una historiadora aficionada se empeña en descubrir el paradero de los restos del infame Ricardo III. Un monarca vilipendiado por la historia e inmortalizado en la obra de Shakespeare como un ruin advenedizo y usurpador. Sin embargo, la protagonista de The Lost King está dispuesta a recorrer un tortuoso camino para recuperar no solo los huesos del rey, sino también su dignidad y verdad.
Lo que empieza como interés algo exacerbado, poco a poco se transforma en auténtica obsesión que roza la cruzada personal. Su enfrentamiento con los académicos, la búsqueda de apoyos o los encontronazos con los estamentos sociales y políticos son los obstáculos que Philippa, que así se llama nuestra aventurera urbana, encuentra a lo largo de su excéntrica búsqueda.
No solo eso; su vida personal, bastante complicada ya de por sí, se ve afectada por su fijación con el personaje histórico. Como influye en sus relaciones, tanto laborales como afectivas, es tan importante en The Lost King como las pesquisas de la intrépida investigadora.
Frears es todo un artesano, que a estas alturas de su vida no va a cambiar un ápice de sus convicciones tras la cámara. No hace grandes alardes, puesto que su intención está enfocada en la historia, ofrecida con simpatía y franqueza, con sinceridad humana a la hora de construir conflictos. Puede que algunos espectadores, sobre todo lo más jóvenes, acostumbrados a formas más directas e inmediatas de cine, encuentren cierto ritmo cadencioso, pequeño y sin aspavientos.
Seguramente echen en falta algo de chicha en el conjunto de la propuesta. Incluso así, Frears no se deja amedrentar por las exigencias de un entorno en mutación, y hace lo que sabe hacer: contar historias con maestría, con un punto único de elegancia y excentricidad, sin pasarse de listo en ningún momento. Conoce las fortalezas del conjunto y las intensifica, camufla las debilidades con inteligencia en diálogos y situaciones chispeantes, y otorga a los personajes total protagonismo en este curioso basado en hechos reales, al que dota de aires de realismo mágico.
Y la mezcla funciona, sin ser una gran película. Es resultona, simpática, estrafalaria en no pocas ocasiones. Incluso tiene argumentos para la crítica y la reflexión acerca de lo capaces que somos de creer un relato y que este se mantenga por el empeño de conservar el ideal que entre todos hemos aceptado.
Todo esto hace un buen brebaje de cine disfrutón y algo estrafalario, pero inocente y fácil de digerir. Y gran parte de los aciertos de The Lost King residen en la decisión de colocar sobra las espaldas de una excelsa Sally Hawkins el peso de la película. Es la interpretación de la veterana y multifacética actriz lo que realmente dota de identidad única a la película de Frears, protagonista perfecta para encarnar la combinación entre inocencia y convicción del personaje principal.
El despliegue emocional de Hawkins justifica por sí solo el visionado de The Lost King, dulzura que bordea el cuento de hadas privado. Por encima del qué dirán, la Philippa que construye Sally Hawkins es de esos roles que necesitan de alguien con sensibilidad especial para llevar a buen puerto la colección de matices. En ese sentido, The Lost King nos ofrece una de las interpretaciones del año.
No es una gran película, pero también da la sensación de que no pretende serlo, que Frears escapa de la pretenciosidad y regala el retrato pequeño y entrañable de la diferencia, de la pasión, de ir contra corriente. Historia de gente común haciendo cosas excepcionales, quizá por ello predecible, aunque en este caso lo interesante está en los pasos del camino.
El combo Frears-Hawkins deja posos de cine optimista, acomodado en la ligereza, perpetrado para el disfrute de sabor clásico de comedia británica. Ya no se ven muchas películas así, que de la simpleza hagan su estandarte, así que merece el visionado.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Lost King , Reino Unido, 2022.Dirección: Stephen Frears
Duración: 118 minutos
Guion: Steve Coogan, Jeff Pope
Producción: BBC Film, Baby Cow Productions, Pathé, Ingenious Media
Fotografía: Zac Nicholson
Música: Alexandre Desplat
Reparto: Sally Hawkins, Steve Coogan, Harry Lloyd, James Fleet, Mark Addy, Lee Ingleby