Críticas
Cierto sabor a despedida
The Old Man and the Gun
David Lowery. EUA, 2018.
Hay veces que el cine es pura clase y elegancia. Old Man and the Gun es buena muestra de esa magia que desprende una obra bien trabajada, con respeto y cariño al noble arte de rodar, confluencia de buenas ideas y ejecución brillante. Un director en estado de gracia encaja su cine para mayor gloria de un veterano que todavía muestra pasión por su trabajo, armado con uno de esos personajes que son oro en manos del actor adecuado. The Old Man and the Gun es la celebración del cine, de la vida, extravagante y divertida, crepuscular sin caer en el drama innecesario, entrañable y rodada con una economía de ideas e intenciones que la hacen única en su especie.
David Lowery ya ha demostrado su capacidad para regalar películas especiales, diferentes y arriesgadas. Fue toda una sorpresa la maravillosa A Ghost Story (David Lowery, 2017), precioso cuento sobre la vida y la muerte, y todas las emociones humanas que van de la pérdida a la redención. Golpe a la línea de flotación del espectador, el particular ritmo y el preciosista entorno visual de la obra puso a Lowery en el foco como director a tener muy en cuenta tras los irregulares principios de su carrera.
En The Old Man and the Gun perpetra un cine más comedido que en su anterior película, de regusto clásico, dotado de gran inteligencia a la hora de delegar la importancia de la trama en los magníficos protagonistas del disparatado drama que sirve de excusa para el despliegue actoral de los implicados. Del excepcional protagonista hasta el último de los secundarios, cada escena es lección de arte en manos de veteranos dispuestos a despedirse a lo grande. Aún así, el Lowery que descubrimos en A Ghost Story no renuncia a su idea de cine. La firma de autor está presente en cada decisión de la compleja idea que se esconde detrás de The Old Mn and the Gun.
Lowery renuncia al ruido y los excesos, se desmarca de la repetición de ideas que solemos encontrar en los cines, y busca su propia esencia e identidad con éxito. Hay cine con mayúsculas, con la mirada puesta en aquel lejano nuevo Hollywood, cuando se daban de la mano el riesgo y el valor comercial de la película.
The Old Man and the Gun se basa en la historia real de Forrest Tucker, ladrón de bancos que, efectivamente lo fue hasta las últimas consecuencias. Hábil para el crimen y para librarse de las consecuencias, puesto que, además, se desmarcó como experto en fugas, algunas merecedoras de una película por sí mismas.
Para narrar las aventuras de este particular criminal, Lowery escapa hacia adelante, olvidando cualquier caída en el lagrimeo de las despedidas. Al revés, la vitalidad que destila la obra se contagia, atrapa al sorprendido espectador, rendido a los pies del magistral Robert Redford. Porque, no lo dude, hay un rey en esta función.
Redford tiene muy pocas cosas que demostrar a estas alturas. Por suerte, ha evitado la caída en los desastres del dinosaurio incapaz de adaptarse a los tiempos; al contrario, se ha erigido como defensor de una forma muy determinada de hacer cine, del que esta película es buen ejemplo. No hay duda de que todo el mundo en la producción rema hacia el mismo lado, contra viento y marea, con pasión y verdad puesta en cada plano. Para encarnar a este pícaro burlón, pone a favor de la película el señorial humor con toque canalla que tan buen resultado le ha dado desde sus orígenes. Y es un placer ver que el que tuvo, retuvo. Si el señor Redford se despide de la actuación con The Old Man and the Gun, no podría haber elegido mejor punto y final.
Por supuesto, el gran atractivo de la propuesta es su protagonista, pero, claro está, una película no se sostiene únicamente por la presencia abrumadora de su estrella. El guion de Lowery y David Grann (autor del artículo en el que se basa la película) está lleno de grandes momentos, de elaborados diálogos llenos de sencillez y cálido paseo por la nostalgia, en boca de personajes que se enfrentan al final de sus vidas, aunque eso no evita que miren con pasión el crepúsculo de sus días. Si Redford está exquisito, poco menos se puede decir de la fabulosa actuación de Sissy Spacek. Aporta algo más que una contrapartida para el protagonista. En cierto modo, es un espejo para este anciano adicto a la adrenalina. La fuerza de la mirada de Spacek confronta con la sonrisa llena de dulzura y sabiduría que luce en todo momento, convirtiendo su presencia en pantalla en imprescindible.
Es algo especial cuando nos topamos con películas como The Old Man and the Gun. Ver cómo todas las piezas encajan en una obra, tanto en pretensiones como en resultados, empieza a ser algo excepcional en el difícil arte de hacer cine. La dirección de Lowery es una demostración de control, tanto en tono como en formas, dando sentido a las peculiaridades de un guion sin estridencias, pero que con menos habilidad podría haber caído en cambios de ritmo incómodos. Los maravillosos secundarios tienen sus instantes de gloria sin quitar protagonismo a Redford, que brilla sin eclipsar. A base de miradas y sonrisas, construye un universo tan alucinado como divertido a su alrededor, y es que el sentido del humor que impregna toda la obra es contagioso.
Poco malo se puede decir de The Old Man and the Gun. Disfruten de algo pequeño, encantador y lleno de carisma. Por mi parte, Lowery me convence película tras película. Estoy deseando ver que tiene en la chistera para su próximo truco.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Old Man and the Gun , EUA, 2018.Dirección: David Lowery
Duración: 93 minutos
Guion: David Lowery, David Grann
Producción: Identity Films / Wildwood Enterprises / Endgame Entertainment / Conde Nast Entertainment / Sailor Bear
Fotografía: Joe Anderson
Música: Daniel Hart
Reparto: Robert Redford, Sissy Spacek, Casey Affleck, Danny Glover, Tika Sumpter, Elisabeth Moss, Tom Waits, Isiah Whitlock Jr., Robert Longstreet, Keith Carradine, Jordan Trovillion, John David Washington, Augustine Frizzell, Barlow Jacobs, Gene Jones, Leah Roberts, Kevin McClatchy, Patrick Newall, Todd Terry, James Siderits, Christine Dye, Toby Halbrooks