Críticas
Trampa de estos tiempos digitales
Time Trap
Mark Dennis, Ben Foster. EUA, 2017.
Hace años había escrito en EL ESPECTADOR IMAGINARIO una crónica sobre el tema La eterna juventud y el cine: Divertimentos sobre los significados de la vida y de la muerte. Time Trap es otro de estos divertimentos. Acá se plantea desde la ciencia ficción, combinando con toques de la famosa fuente de la juventud que buscaron algunos conquistadores españoles, con escenas de antiguos pobladores pintores rupestres y con una mezcla de aventuras juveniles, matizada con los ya antiguos experimentos del movimiento hippie y sus aventuras de carretera en una mítica vagoneta Volkswagen, sin dejar de proponer la investigación universitaria como punto de partida para una extraña aventura, con el inevitable fin del planeta destrozado por las amenazas ambientales como colofón. En verdad, son muchos temas y no deja de ser interesante cómo los realizadores del filme los han combinado para construir una historia que mantenga el interés y la navegación en medio de las evidentes contradicciones que tienen que suceder con tal riqueza de circunstancias.
El elemento central que permite cierta coherencia es la imagen de la caverna. Desde tiempos inmemoriales esta estructura física es el escenario ideal para explorar, desde el punto de vista simbólico y didáctico, temas confusos, como son los que tiene que ver con la mente, la libertad, la creatividad, la búsqueda del conocimiento, el liderazgo y el viaje o la jornada de la vida.
En la película, los protagonistas, dos estudiantes universitarios acompañados de hermanos menores y amigos, emprenden la búsqueda de un profesor de arqueología que ha desaparecido mientras buscaba las huellas de sus padres, que nunca regresaron de una aventura de exploración hippie. Todos ellos y el grupo de búsqueda resultan atraídos por una cueva escondida en algún lugar perdido, alejado de la ciudad. De forma misteriosa caen en una extraña trampa a medida que se adentran en la cueva buscando al profesor.
Cuando un grupo humano queda atrapado en una cueva profunda y oscura, surge la ocasión perfecta para observar la vida a las puertas de la muerte, dada la abundancia de amenazas: oscuridad, alimañas, hambre, claustrofobia, precipicios escondidos, caídas, agotamiento físico y mental, duendes y fantasmas, falta de aire, soledad, abandono, incomunicación. Esto se combina con potentes riesgos mentales y colectivos: miedos, discusiones, acusaciones y culpas, recuerdos que atormentan, alucinaciones, manipulación, abandono, desespero. Es en este ambiente donde el cine juega con sus argumentos para plantear posibles salidas, para, lentamente, utilizando todos los recursos narrativos y dramáticos, combinados con toques de humor y de comedia, ir conduciendo la trama hacia el desenlace, hacia la luz al final del túnel. Surgen entonces elementos que solucionan las inquietantes incertidumbres.
Algunos de ellos corresponden al ejercicio de las naturales habilidades humanas. Una de ellas es la del liderazgo, que va resolviendo situaciones y facilitando que se tomen decisiones. Cada decisión permite que brille la esperanza, ya que podría ser efectiva, podría resolver las cosas. A medida que la acción resultante se desgasta y se diluye en la frustración, aparecen los dilemas para el grupo y las inquietudes con la efectividad del liderazgo; se generan la rebeldía, el cambio, nuevas opciones; y en el cine, nuevas oportunidades para que cada protagonista actúe, se defina, se vuelva atrayente o repulsivo para los espectadores. Es la creatividad la que entra a protagonizar, a través de soluciones inesperadas, novedosas y sorprendentes. Puede surgir de cualquiera de los personajes; puede ser producto de las circunstancias o de influencias externas. Bien aprovechada, se constituye en nuevas emociones y hechos que dan realce y variedad a la historia. Los espectadores mismos se empiezan a plantear retos, a ponerse en el lugar de los personajes y a comparar lo que estos hacen con lo que ellos harían en su lugar. Se desarrollan en esta forma empatías y antipatías, no muy distintas a las de la vida real.
En Time Trap se da la ocasión para un interesante juego generacional, a través de la intervención de jóvenes, ya de por sí inquietos y cuestionadores, llenos de preguntas y de novedad, en combinación con adolescentes más juveniles, más rebeldes y más inquietos todavía, poco dispuestos a dejarse mandar y siempre listos a incursionar con la tecnología como elemento de contraste. De pasada se presentan las comunicaciones entre generaciones como desafiante problemática que solo se resuelve con la confianza y la aceptación. Este juego de generaciones se plantea aún más profundo en el filme, cuando se nos presenta la caverna como una trampa del tiempo, como un agujero que conecta el pasado lejano de la época de los cavernícolas, los nativos indígenas y los conquistadores, con el futuro de la ciencia ficción, aquel que lleva la humanidad a los viajes espaciales masivos ante la destrucción del planeta, que hace que la tierra se vuelva un yermo desértico y enrarecido.
Es interesante la conexión que se plantea en la trama entre todos estos mundos, mediada por la tecnología, las armas, las naves, los personajes y los trajes de ciencia ficción y facilitada por la magia curativa de la fuente de la eterna juventud, con su capacidad para renovar la vida y el entusiasmo. Si el espectador se deja llevar y supera las evidentes inconsistencias que todo ello supone, mediante la imaginación y la cercanía a los diálogos y a los eventos, puede fluir agradablemente por el filme, oscilando entre la negación y la posibilidad, disfrutando de los desenlaces y respuestas, no carentes de innovación y de sorpresas. Muchos lo han hecho, como revela el hecho de que esta película de bajo presupuesto y pocas pretensiones es una de las más vistas en el medio digital que la exhibe. Una especie de inesperada trampa de estos tiempos virtuales.
Trailer:
Ficha técnica:
Time Trap , EUA, 2017.Dirección: Mark Dennis, Ben Foster
Duración: 95 minutos
Guion: Mark Dennis
Producción: Mark Dennis, Ben Foster
Fotografía: Mike Simpson
Música: Xiaotian Shi
Reparto: Brianne Howey, Cassidy Erin Gifford, Olivia Draguicevich, Andrew Wilson, Reiley McClendon