Críticas
Toni Erdmann
Maren Ade. Alemania, 2016.
Festival de Cannes – 69ª Edición – 2016
La proyección del tercer largometraje de Maren Ade ha sido una experiencia muy disfrutable en este Cannes, donde no es fácil encontrar una película que ofrezca tanto, de una manera tan modesta. Los espectadores hemos aplaudido, reído, cantando al ritmo de Whitney Houston y también llorado.
Maren Ade confronta el modelo capitalista, un sistema asfixiante, creador de esclavos hipnotizados por el business más depredador, del que Inés (Sandra Hüller) es víctima como trabajadora de una consultoría internacional, con la vida a ras de suelo, a la que pertenece su padre Winfried (Peter Simonischek), profesor de música, con un estilo de vida basada en el disfrute del momento presente por encima de todo, sin aspiraciones a futuro. A Winfried la vida le ha dado el tiempo suficiente para tener esa perspectiva que la experiencia y los años conceden. La distancia física que les separa, Inés en Bucarest y Winfried en Alemania, es diminuta comparada con los años luz de lo que se encuentran en cuanto a su filosofía de vida y ambiciones. La comunicación entre ellos es prácticamente inexistente, ella está sometida a una vida de alto nivel económico que le aleja de su círculo familiar.
Toni Erdmann transcurre junto a los esfuerzos del padre por acercarse a su hija y hacerle ver la vida de otra manera, aunque para ello tenga que recurrir a una metodología del absurdo, que toma como principio que solo cuando alguien consigue reírse de sí mismo, puede empezar a ver la vida con otro prisma. Con este propósito en mente, Winfried se transformará en Toni Erdmann, adoptando diferentes personalidades impostadas, siempre acompañado por una dentadura postiza y algún que otro disfraz de lo más osado. Maren Ade consigue el dificilísimo reto de encontrar un equilibrio entre los momentos de auténtica sitcom que van in crescendo y sorprenden en repetidas ocasiones y el sentimentalismo que emana de la relación paternofilial, según esta se va transformando. El mensaje permanece firme a lo largo de sus 162 minutos, sin recurrir a charlatanerías ni a discursos baratos.
Maren Ade deja sobre la mesa cuestiones tan importantes como el vacío existencial y emocional que ocurren con la alienación capitalista y el verdadero significado de ser exitoso actualmente. Maren Ade, interesada en denunciar abiertamente la deshumanización en la que estamos sumidos, sugiere metáforas, a través de las situaciones propias de una comedia inteligente, hilarante por momentos y rebosante de emoción. Ella ha demostrado que esto es posible.
Ficha técnica:
Toni Erdmann , Alemania, 2016.Dirección: Maren Ade
Guion: Maren Ade
Fotografía: Patrick Orth
Reparto: Peter Simonischek, Sandra Hüller, Lucy Russell, Trystan Pütter, Hadewych Minis, Vlad Ivanov, Ingrid Bisu, John Keogh, Ingo Wimmer, Cosmin Padureanu, Anna Maria Bergold, Radu Banzaru, Alexandru Papadopol, Sava Lolov, Jürg Löw, Miriam Rizea
Es la película mas aburrida que he visto. No hacia falta tanto tiempo para comprobar la desgraciada vida de la solitaria protagonista, ni las estúpidas bromas de su padre. El absurdo llevado a la vergüenza ajena. Pésima
Hola, no seas mala es otra cultura, con otro humor
La película va creciendo y concretando lo que con cierta olvidado propone desde el arranque. El resultado final es agridulce y veraz. Los picos absurdos a veces no están bien logrados. Sandra Hüller hace un buen trabajo. Pero lo mejor es sentir de una película el efecto distinto que nos provoca un lenguaje tan lejano al norteamericano. Eso sí que da gusto.
ahora los capitalistas te dicen lo que tenés que sentir
Pesada, aburrida, los picos de humor, no son picos, son apenas sonrisas y desde luego, exageradamente larga para no decir nada que no se intuya desde la primera media hora.
Bueno, creo que las criticas son demasiado buenas, pero aún asi no es una mala pelicula.
Me agota un tipo tan estupido. Hace de todo menos gracia. Humor aleman. Me escondo de mi vida y me rio (tipo Adolf en su submarino huyendo a America) Para multinacional el FBI. Ya saben, rollo Nietsche. Para chalaos