Investigamos
Transiciones entre la pobreza y la riqueza
No ha podido superar, la humanidad, los problemas de la pobreza. No sabemos cómo era la situación en las antiguas épocas de las cavernas, pero desde que empezaron la agricultura y las ciudades, todo indica que han existido los pobres como una mayoría y los ricos como una minoría privilegiada. Esto sin contar, hasta hace muy poco, la existencia de la esclavitud en muchas culturas y la presencia de castas y grupos humanos menospreciados y sometidos a segregaciones sociales. ¿Cómo entender y justificar estas tristes situaciones que desdicen de la inteligencia, de la solidaridad, del espíritu comunitario y emprendedor de la humanidad? ¿Cómo entender que en medio de tanta abundancia y de tantos recursos y tecnología, persistan la pobreza y la discriminación?
El tema de la pobreza ha sido extensamente tocado por el cine, lo cual es apenas natural, dado que son legión las novelas y las historias que se han escrito al respecto, dada su trascendencia social y humana, y abundantes los casos, patéticos unos, edificantes otros, que describen las circunstancias, las características, los sufrimientos y los valores mismos del ser pobre. Me ha parecido interesante seleccionar cuatro películas de muy buena calidad que cuentan historias de transición entre la pobreza y la riqueza. Se me ocurre que encierran claves para entender los valores y los antivalores de los modos de ser pobre y de ser rico y son aproximaciones humanistas y profundas a los sistemas de creencias de los seres humanos que subyacen a estas formas de vivir.
Si hay algún país que pueda ponerse como ejemplo de los comportamientos más extremos es la India: país de grandes potentados desde épocas antiguas, poseedores de los tesoros más excelsos, de los más lujosos palacios, dueños de inmensos terrenos; país de las castas y de millones de desposeídos que sobreviven en condiciones de hacinamiento en las grandes urbes; meca del cine y de la tecnología avanzada, donde se lanzan satélites y se domina y se diseña el software. En este mítico país de más de 1200 millones de habitantes, todo puede suceder, como apreciamos en Slumdog Millionaire (Danny Boyle, Loveleen Tandan, 2008). Protagonizada magníficamente por Dev Patel, esta película otorga una de las posibles respuestas que la sociedad moderna ofrece a los que se plantean la pregunta de cómo llegar a ser millonarios, asunto que directamente se trata en los distintos shows de TV denominados ¿Quién quiere ser millonario? En teoría, cualquiera que sea capaz de adquirir conocimientos puede aspirar a salir de la pobreza a base de respuestas que demuestren su erudición. Todavía recuerdo el programa de la TV de Colombia Veinte mil pesos por sus respuestas, que veíamos en mi niñez, con sana envidia, a medida que algún ocasional participante superaba las pruebas y las preguntas, y llegaba hasta el final, sintiéndose exultante y rico. Esto es lo que sucede cuando un joven de Bombay se convierte en millonario, gracias uno de estos concursos. Solo que cuando está a punto de resolver la última pregunta irrumpe la policía en el escenario, bajo acusaciones envidiosas que señalan que sabía las respuestas de antemano. Ocasión esta que nos lleva a conocer en detalle la historia de su vida. Una vida que recoge todas las posibles situaciones de picaresca, heroísmo, abandono, traición, miseria y peligro que puede sufrir un pobre, que van desde las amenazas y las manipulaciones de los tratantes de droga y de esclavas sexuales, hasta degradantes trabajos y excitantes aventuras. Una de las vías para salir de la pobreza es el crimen, pero conduce a terribles secuelas. Jamal, el protagonista evita ser arrastrado en esa dirección, pero no se escapa a las malas artes de la mafia; aunque ha logrado sobrevivir de alguna forma y es persona sencilla y de pocas ambiciones, de pronto se convierte en personaje de concurso de TV, no tanto por el deseo de ser millonario, como por el de que se vuelva famoso y así encontrar un amor perdido bajo los efectos de la mafia criminal. Ya en el concurso, una mano misteriosa lo protege, ya que cada pregunta superada se relaciona con una de sus vivencias… y así todo se explica y queda claro, quedando libre de acusaciones, y listo para responder, bajo el mismo manto protector, la pregunta final, hasta volverse millonario.
Esto nos lleva a uno de los senderos legendarios que unen la pobreza extrema con la riqueza: una sucesión de improbables circunstancias y oportunidades y un afortunado creyente que, confiado, se deja llevar por desafiantes intuiciones, entrando a transitar por una zona protegida, cada vez más iluminado el sendero por lo que se pudiera denominar la providencia (Dios es grande, Dios está contigo), que actúa en forma sorprendente e inesperada.
En un mundo radicalmente distinto ocurren las historias que se nos narran en el clásico del cine El chico (The Kid, Charles Chaplin, 1924). Trata el tema recurrente de la joven que da a luz y que abandona a un hijo no deseado, con la esperanza de que alguna familia adinerada lo recoja y le permita disfrutar de lo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, lo que sucede es que un despistado y pobre vagabundo, magistralmente interpretado por Chaplin, se ve arrastrado a adoptarlo. En esta película Chaplin pudo combinar la comedia con toques de tragedia, recordando su propia vida, iniciada artísticamente en salones musicales de Inglaterra con oficios mal pagados que, luego de su viaje a Estados Unidos, se convertirán en actuaciones de una estrella famosa. Si bien Chaplin tuvo una infancia de abandono, cuando estaba en los orfanatos o vagaba por las calles en busca de comida, ya creía que iba a ser el mejor actor del mundo. Es una película sobre la vida en los callejones y en los inquilinatos de las grandes ciudades. Allá va quedar tirado en cualquier basurero de barrio, a merced de los azares del destino, un niño abandonado por su madre en un arrebato de desesperación. Ella se arrepiente, pero ya es tarde para detener la cadena de eventos imposibles que llevan a que el niño caiga en manos de Charlot, el vagabundo, quien se resiste a recibirlo, en una secuencia de escenas y de pases clásicos que culminan en una en que el niño, vivaracho y despierto, ya instalado en casa del vagabundo, mama con voraz ternura desde una chocolatera su primer tetero. Acomodos imposibles que nos hacen pensar en los malabarismos que deben hacer las criaturas pobres y abandonadas para sobrevivir y nos hacen caer en la cuenta, aunque sea en un ambiente de situaciones humorosas, que la vida es más fuerte y más persistente que la muerte. Es que acá se nos describe una pobreza llena de aventuras y de picaresca, donde nunca se pierden la inteligencia y el buen humor, donde no penetran el crimen ni la maldad, ya que los trucos de supervivencia de los dos personajes tienen una base inocente, en la cual la malicia es el necesario recurso para sobrevivir, sin ambiciones, resentimientos ni pretensiones de dominio del otro,
¿Cómo ocurre acá la transición desde la picaresca del ser pobre hasta la riqueza? Pasa el tiempo, se van deshaciendo los pasos y aparece la mujer que abandonó a la criatura. Es ahora rica, sensible y poderosa, y habiendo triunfado como actriz, hace obras de caridad con la infancia, recorriendo los callejones, que la llevan a toparse con el chico y a rescribir el pasado. Si bien pocos chicos modernos de la calle pueden contar estas historias, ya que muchos caerán en la drogadicción en estos tiempos, no faltan las personas cariñosas y las entidades que les dan una mano. Imaginemos qué pasaría si la sociedad decidiera, de verdad, como ha sido el caso en muchos lugares, que ya es hora de garantizar que no haya chicos en la calle, con o sin picaresca.
Macario (Roberto Gabaldón, México, 1960) es una hermosa película llena de fábula y de enseñanzas, basada en una novela de Bruno Tavern y en un cuento de los Hermanos Grimm. Es una historia de la pobreza en las comunidades campesinas indígenas. Macario, un leñador, vive con su esposa y una extensa prole. Ella es tierna, humilde y hermosa; lo quiere y lo cuida, mientras atiende a los hijos y la humilde casa, en un ambiente de muchas limitaciones, donde la escasez es compañía perpetua. En sus desesperos de pobre, Macario penetra en un mundo fantástico y milagroso. Se le aparecen Dios, el Diablo y la Muerte, con promesas y propuestas. Estando en las vísperas del Día de los Muertos y viviendo en México, es apenas natural que acepte negociar con la Muerte, recibiendo de ella una vasija de agua milagrosa, cuya aplicación concede a Marcario el inesperado don de la curación de los que están a punto de morir.
De inmediato se ve Macario enfrentado a usar estas aguas milagrosas, con éxito, en su propio hijo, a partir de lo cual entra en una espiral creciente que lo lleva a experimentar la riqueza, ya que las personas beneficiadas siempre están dispuestas a hacer lo que sea, con la condición de vivir, y Macario, aun manteniendo humildad, bondad y generosidad, percibe ingresos y se vuelve famoso y próspero. A nadie revela el secreto de sus poderes y cada vez más se le ve como depositario de unas artes, que por misteriosas e inexplicables, se antojan malignas y oscuras. Inevitablemente, llegan acusaciones y se derrumba el castillo encantado, que no viene a ser más que un sueño.
Trata este filme de una de las posibles transiciones entre la pobreza y la riqueza, cual es la adquisición de alguna virtud o poder por parte del pobre, a partir de algún regalo que viene del cielo (una lotería, un mecenas protector, una habilidad especial, un milagro). Con mucha frecuencia el beneficiado se ve sometido a nuevos trabajos, a desilusiones, a engaños y desafíos que no sabe enfrentar y que lo pueden arrastrar de nuevo hacia la pobreza, con el agravante de que ya ha saboreado las mieles del bienestar. El director de Macario maneja con excelencia el claroscuro, que de alguna forma es una imagen de esa doble condición que hace que la nueva e iluminada riqueza esté siempre acompañada de las oscuridades y azares del ser pobre, en las cuales siempre hay amenazas ominosas. De alguna manera, se insinúa que las creencias personales son aspectos esenciales de estas transiciones y que, sin adecuados y flexibles puntos de vista, la pobreza se enquista en las mentes como un estado inevitable.
Cierro estas reflexiones con una película que también alcanzó fama, En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006). Protagonizada por Will Smith y su hijo Jaden Smith, cuenta la historia real de Chris Gardner. Es interesante que se trabajen en conjunto los temas de la pobreza y la felicidad personal. El asunto es que el personaje principal es lo que se conocía hace tiempos como “pobre vergonzante”, una persona acomodada venida a menos, que se ve obligada a degustar las amarguras y las tristezas de la pobreza, pero que mantiene a toda costa las ilusiones y la perdida dignidad del estado de suficiencia económica. El personaje lo ha perdido todo, sus proyectos fracasan, su esposa lo abandona, se ve sometido a vivir de la caridad pública. Solo le queda su hijo, cada vez más desconcertado e impaciente, que no entiende lo que está pasando. Pero también le quedan su estado y sus capacidades mentales, a las cuales no renuncia por nada del mundo y que se manifiestan como una autoestima interna, como una convicción que le permite encontrar las alternativas y aprovechar las oportunidades que siempre aparecen y que, quizás, pocos son capaces de ensayar.
Acá la transición entre la pobreza y la riqueza, entre las tristes amarguras de las carencias y las agradables satisfacciones de tener lo necesario, depende de una fe que parece mover montañas, pero que en realidad es un conocimiento de sí mismo, una certeza de que el ser interior es más potente que las circunstancias limitantes.
De alguna manera, el cine nos lleva a examinar estas potencialidades en las cuatro películas acá tratadas. Quizás haya acá alguna pista para resolver estas hasta ahora insolubles transiciones que la humanidad está en mora de descifrar.
Referencias
Pobreza y riqueza a través del lente cinematográfico. Ciencias de la Comunicación, ITESO Observatorio de la Comunicación 2. Mayo 2014. Consultado en https://observatorio2iteso.wordpress.com/2014/05/07/pobreza-y-riqueza-a-traves-del-lente-cinematografico/
Los olvidados siempre esperan un mundo mejor: La pobreza y los pobres en el cine. Abril 2014. Consultado en http://www.eumed.net/rev/cccss/28/pobres-cine.html
Tráilers:
Slumdog millionaire
El chico
Macario
En busca de la felicidad
Maravilloso y verdadera descripción de la transición entre pobres y ricos.
Enrique Posadas ha realizado una investigación excelente y la ilustra con cuatro películas que tratan el tema desde distintos puntos de vista pero que se unen en el tema central, el sufrimiento, la discriminación, la acción de los poderosos sobre los que menos tienen, la alegría ingenua del pobre, la maldad y la inocencia.
Felicito este primer tema y su tratamiento. Siempre la revista entra en las profundidades del ser y sus designios.
Gracias.
Ana Zulema
Muy gentil y estimulante tu comentario.