Guiones
Ubik
El legado de Philip K. Dick en tanto escritor de ciencia ficción es muy grande. Su nombre forma parte de una larga cohorte con la que tenemos que enfrentarnos a la hora de estudiar este género literario, y su producción se mueve desde los cuentos breves (tan solo de unas pocas páginas) hasta novelas que interactúan entre ellas para crear una trilogía metafísica (me refiero, aquí, a Valis, The Divine Invasion y The Transmigration of Timothy Archer, todas escritas hacia el final de su vida). En lo que se refiere al mundo del cine, sin embargo, la producción dickiana tiene un tamaño menor, por lo menos si la confrontamos con la literaria (piénsese en los susodichos cuentos, cuyo número supera fácilmente el de los cortometrajes basados en ellos), pero su importancia no se reduce a una pocas líneas en los libros de la historia cinematográfica: Blade Runner y su secuela son un elemento significativo y emblemático de la vitalidad de nuestro escritor, en tanto punto de referencia para los guionistas y los directores de este género (la ciencia ficción), como se puede ver en la importancia que Dick tiene como inspiración (entre las muchas) para la trilogía de las hermanas Wachowski.
De importancia se habla, pero, hay que repetirlo, no de número de obras. Efectivamente, las que en Dick se basan son muy pocas películas. Muchas menos, o sea cero, son las que tienen como guionista el mismo autor, ya que el oficio de Dick fue principalmente el de escritor de prosa. Sin embargo, tuvo la posibilidad de acercarse al cine en forma activa cuando se le propuso participar en la creación de un filme basado en una de sus mejores novelas, Ubik. Dick aceptó la propuesta y produjo su único guion (hablamos de guion y no de productos para el cine o la televisión, ya que escribió, sin mucho éxito, un par de canovacci para algunas series de televisión). Desafortunadamente, el proyecto no logró encontrar el presupuesto suficiente como para poder empezar, y todo se hundió en aquel limbo del que está compuesta la mayor parte del mundo del cine.
El guion, publicado después de la muerte del autor, sigue en manera casi perfecta la novela y, quizás por esto, presenta algunos rasgos típicos de quienes no conocen el oficio de la escritura cinematográfica. No es Ubik, entonces, un guion verdadero, ya que falta la estructura técnica típica de estas obras, ni lo es desde un punto de vista de la trama (por lo menos, completamente). Lo que Dick hizo fue simplemente pensar cómo su novela podía funcionar en tanto imágenes, y no en tanto producto típico de las grandes pantallas. El resultado que tenemos en nuestras manos, entonces, es un intento de escribir para el cine por parte de quien proviene de un mundo (el de las novelas) totalmente diferente. Llevar a la pantalla lo que Dick escribió sería hoy imposible sin pasar primero por una serie de reescrituras y reelaboraciones técnicas que le darían al producto una cara más equilibrada y menos caótica.
Funciona, sin embargo, la fuerza creadora del escritor norteamericano, así como el esqueleto narrativo general. Ubik es una joya desde un punto de vista de lo que nos cuenta, y la forma de los personajes es tal que cada uno tiene su propia voz, lo cual nos permite acercarnos a un mundo futurista a través de sus ojos y de sus vidas cotidianas. En tanto lectores (y fundamentalmente, espectadores abstractos), lo que recibimos de esta obra es una profundidad impactante, así como una estructura narrativa capaz de jugar con nuestras mentes y nuestros prejuicios (entendidos, aquí, en relación con las expectativas que tenemos en tanto consumidores de arte narrativo). Una obra imprescindible, entonces, para los aficionados de Dick, así como para quienes están aprendiendo a escribir guiones y quisieran saber cómo se construye una historia capaz de atrapar a los espectadores, añadiendo una pizca de metafísica y de representaciones metafóricas.
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