Críticas
Las películas se ven en silencio
Un lugar tranquilo
A Quiet Place . John Krasinski. EUA, 2018.
¿Alguna vez, de adolescentes, habéis llegado de fiesta más tarde de lo permitido y al entrar en casa procurasteis hacer el menor ruido posible para no despertar a nadie? Eso en el mejor de los casos, en el peor, ¿para evitar que se enteraran? Pues algo así les ocurre a los protagonistas de esta historia. Viven en un permanente “shhh, no hagas ruido”, aunque eso sí, sus circunstancias son mucho más estremecedoras que cualquier huida nocturna sin permiso parental, y si, también por mucho que penséis que vuestra madre es un demonio cuando se despierta a media noche y se entera de que su hijo no duerme en su cama. Si alguien ha tenido ocasión de ver ya el filme, sabréis que aunque las situaciones graciosamente son parecidas, no tiene ni punto de comparación y ni puñetera gracia aunque más de uno diga lo contrario.
En Un lugar tranquilo (A quiet place, John Krasinski, 2018) nos adentramos en un mundo postapocalíptico, sí, sin novedades en el frente, pero pese a que este tema está explotado hasta la saciedad en nuestros días, el planteamiento resulta original y atractivo, tenso y escalofriante, John Krasinski ha sabido dar en la tecla y ha convertido en lo que podría haber sido un capítulo de The Walking Dead de una hora y media en una obra digna de atención. La trama se centra en una familia que intenta sobrevivir a una amenaza extraterrestre algo peculiar: Estos “monstruos” carecen de visión, son ciegos, sin embargo poseen unas cualidades auditivas hipersensibles que les permite detectar una presa (cualquier cosa con vida) a quilómetros de distancia. Cualquier ínfimo ruido, sonido o golpe es muerte segura, su nivel de éxito (caza) es de una eficiencia terrorífica. Así que la familia que el director nos pone en frente ha de sobrevivir emitiendo el menos ruido posible y comunicándose a través de miradas, sentimientos y lenguaje de signos.
Los diez primeros minutos, tal y como están filmados, son perfectos para hacer entender al espectador la trama de la historia. Sin apenas diálogo (subtitulado) apreciamos que alguien de la familia está enfermo y que por eso deambulan por una farmacia en busca de medicinas, los planos exteriores nos muestran una ciudad devastada, solitaria, sin vida, mientras que las portadas de algunos periódicos ya acontecían la llegada del fin del mundo. “¡Es el sonido!” reflejaba el titular de la portada del periódico local. Inmediatamente nos centramos en la historia y la tensión nos sube por la espina dorsal al darnos cuenta de que al mínimo ruido la tragedia será inminente. Esa genial idea de Krasinski ya es suficiente para clavarte en la butaca y estar atento a todo lo que acontece, pero sin embargo, la mecha del filme se enciende al darnos cuenta de que la madre (una genial Emily Blunt) está embarazada, y tal situación en un mundo donde el silencio debe reinar supone un riesgo desafiantemente arriesgado.
Si traspasamos un poco la pantalla podemos hablar de la intención del director, que no es otra cosa que la fuerte unión de un vínculo familiar, de cómo aceptar las dificultades que la vida te depara y de los peligros exteriores a la que una familia está expuesta, con los ojos puestos en la paternidad y todo lo que ello conlleva. Esa es también, a mi manera de ver, la debilidad del filme, su segundo plano es obvio y no alberga mayor profundidad, hay un “monotema” constante que da vueltas circundantes a la unión familiar, y eso es todo. La forma es loable, su puesta en escena envidiable, pero creo que le falta algo más de fondo.
Y así como sus iniciales diez minutos resultan de elogiar, sus últimos diez segundos me resultan desagradablemente americanos, y quizá sea problema mío, pero esa expresión de Blunt con esa arma entre sus manos que segundos antes sostenían a un bebé, se desmarcan más de un final de serie B, o una obra más autoral, para pasar a un producto made in Hollywood donde el ruido, los excesos sin sentido y la violencia contaminan una obra que casi se convierte en producto, porque estoy absolutamente convencido de que si esa es la tendencia en una hipotética segunda parte, veremos un auténtico coñazo.
Pero tampoco es justo ser tan exigente, y más cuando el resultado final en un computo general es más que bueno, y lo más importante, original. Aconsejable película de terror que desgraciadamente estará destinada a mayores de 16 años, comprensible en parte, pero que alberga un mensaje apto para todos los públicos. Según en palabras del propio director: “es una carta de amor a mis hijos”. Y yo que lo primero que pensé al acabar el filme fue algo así como: ojalá alguno de estos bichos estuviese merodeando de vez en cuando la sala de cine…
Trailer:
Ficha técnica:
Un lugar tranquilo (A Quiet Place ), EUA, 2018.Dirección: John Krasinski
Duración: 95 min. minutos
Guion: Scott Beck, Bryan Woods, John Krasinski (Historia: Bryan Woods, Scott Beck)
Producción: Platinum Dunes / Sunday Night. Distribuida por Paramount Pictures
Fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Música: Marco Beltrami
Reparto: Emily Blunt, John Krasinski, Millicent Simmonds, Noah Jupe, Cade Woodward, Leon Russom, Doris McCarthy