Críticas
Los insondables misterios femeninos
Vértigo
Vertigo. Alfred Hitchcock. EUA, 1958.
Desde mis incipientes comienzos de aficionado al cine tengo predilección por Alfred Hitchcock. Quizás ello tenga que ver con su aparición en programas de televisión que me encantaban, en los que hablaba de la magia del cine, del misterio y del suspenso. Es probable que contribuya también la selección de grandes actores en sus películas, como James Steward, Cary Grant, Anthony Perkins, Rod Taylor, en compañía de grandes actrices, a la vez bellas y rubias, como Ingrid Bergman, Grace Kelly, Janet Leigh, Tippi Hedren y Kim Novack.
Vértigo es una de esa películas que no deja de sorprender y de llamar la atención, no importa cuántas veces se la vea. Pienso que ello tiene que ver con el impresionante trabajo que hace Alfred Hitchcock con relación a la puesta en escena y al montaje. Cada cuadro está cuidadosamente estudiado y diseñado, pleno en detalles capaces de atraer la atención del espectador, que no puede menos que encantarse mentalmente. El espectador sabe que varios de los objetos van a ser fundamentales en la historia, no solamente porque el director se encarga de resaltarlos por medio de sus formas y colores, y por los enfoques de la cámara, sino también porque provoca lo intuitivo, entregando claves y preguntas sutiles que se desprenden de la historia. En esa forma el espectador se convierte en un detective más, lleno de preguntas y de respuestas. Y ello ocurre en el ambiente de la bella ciudad de San Francisco y sus alrededores, y esta ciudad normalmente no defrauda a los amantes del cine.
Vértigo es la historia de John ‘Scottie’ Ferguson, un hombre ya maduro, bien parecido, inteligente, de humor fino, que oscila entre varios mundos. El personaje, protagonizado por James Stewart, se nos antoja que es un hábil investigador policial, un observador fino y paciente, capaz de descifrar cualquier historia de suspenso a la cual deba enfrentarse. Pero, a la vez, es un ser extraño, tímido en su acercamiento a las mujeres, por las cuales siente una fuerte atracción mezclada con temores prácticamente insuperables. Vive una extraña historia de amor, obsesionado por Madeleine, una misteriosa mujer que lo atrapa con sus misterios insondables y que lo deja abandonado y literalmente enloquecido.
Sin embargo, se trata más bien de una aproximación bastante provocativa a la visión que Hitchcock tiene sobre la mujer y sobre las complejas relaciones hombre-mujer. Aparecen varios mundos paralelos femeninos delineados en el filme. Uno de ellos es el de la mujer maternal, a punto de quedarse soltera, tierna, dispuesta a tratar al hombre como a un niño en crecimiento, por el cual se está dispuesto a hacer muchas cosas, sin esperar nada a cambio. Este rol lo desempeña bastante bien otra rubia, Barbara Bel Geddes, como Midge Wood, amiga fiel de Scottie. Ella es inteligente, de buena conversación y presencia atractiva, pero nada exuberante. Está enamorada de él, pero sin que este apenas se percate, lo cual no impide que le mime, le cuide, le escuche y le soporte en los momentos depresivos y extraños que acostumbra a vivir este protagonista, acosado por sus complejos personales. Midge es la mujer que le acoge y le entiende, que no le deja caer en los momentos de vértigo, como ocurre literalmente en una escena muy significativa cuando recibe en sus manos a este hombre corpulento y bien puesto, presa de súbitos desmayos, ocasión que aprovecha Midge para ofrecer un momento de tierna cercanía corporal a su indiferente amor platónico. Se plantea acá un estilo de desamor, el del hombre que no reconoce y no avanza y el de la mujer que no se atreve y se resigna a la soledad.
Kim Novak es la rubia espectacular, brillante en sus dos papeles, el de Madeleine y el Judy, que nos introduce a su vez a varios mundos femeninos, en apariencia productos de la ficción y de la actuación, pero bastante reales para el protagonista y probablemente para las interioridades mismas de Hitchcock. Madeleine es, en ciertos momentos, una esposa obsesionada por fantasmas, que se identifica con una misteriosa dama del pasado, como si de una reencarnación se tratara. Una mujer de impulsos suicidas, que viste con una elegancia absoluta, de piel suave, de miradas a la vez maliciosas y suplicantes, inalcanzable, indescifrable. Este es el mundo de la mujer imposible, fatal, que atrae enamoramientos absolutos y absurdos, que terminan en la locura. Así ocurre en la película, cayendo Scottie en un vértigo de emociones que le hacen sentir una mezcla de impotencia y de deseo. Es el desamor de la locura, de lo imposible.
Madeleine, no obstante, es también la amante cercana, una especie de virgen del deseo hecha realidad, a la que Scottie, a espaldas de su esposo y de su amiga Midge, puede tener en su hogar, para él solo, así sea furtivamente, a quien puede desnudar y vestir, porque ella ha pasado por momentos difíciles y juega el papel de mujer débil, que acepta ser acogida, mimada y admirada. Con este tipo de mujer, Scottie experimenta vértigos de pasión y de ternura, siente una felicidad amorosa, pero que sabe duradera solamente en cuanto Madeleine deje sus obsesiones y sus fantasías. Entonces ocurre lo inevitable, cuando los dos amantes despiertan de sus sueños y se deben enfrentar a sus propias realidades y miedos. Es el desamor causado por la realidad, por lo inevitable, es la máxima frustración y puede conducir a una cierta locura, incluso la depresión y hasta la muerte, cuando todo finalmente se destruye.
Aparece sorpresivamente Judy, mujer poco profunda y sencilla, dependienta de tienda, con suficiente ingenio para sobrevivir en la gran ciudad, pero siempre mezclado con algo de temor. Novak es entonces una rubia venida del campo, en busca de mejor vida, quizás curiosa y ansiosa de aventuras con algún galán, sin mayores escrúpulos, muy hermosa, una mezcla de inocencia y malicia. Es la mujer que se deja conquistar, aceptando pequeños y grandes detalles, que van conformando una red de amor en la cual cae el conquistador… hasta que surge la verdad escondida que apaga el amor naciente y lo transforma en una mezcla de desprecio y decepción, y el conquistador, abandonada la esperanza, se aleja indiferente, sordo a las posibilidades que aparecen cuando el amor es sinónimo de confianza ilusionada.
Es curioso que un maestro del cine de misterio aproveche una historia detectivesca para mostrar sus búsquedas, sus impotencias, sus frustraciones y sus delirios ante el alma femenina. Al hacerlo, se ha revelado también como un maestro explorador de los insondables misterios femeninos.
Tráiler:
Ficha técnica:
Vértigo (Vertigo), EUA, 1958.Dirección: Alfred Hitchcock
Guion: Pierre Boileau, Thomas Narcejac. Basado en la novela Sueurs froides: d'entre les morts (de entre los muertos)
Producción: Alfred Hitchcock
Fotografía: Robert Burks
Música: Bernard Herrmann
Reparto: James Stewart, Kim Novak, Barbara Bel Geddes
Nunca pensé que Vértigo fuera esa clase de película … Siempre la imagine como una película de terror, en blanco y negro. Gracias a esa descripción tan agradable del argumento, me han entrado ganas de verla.
Un saludo especial,
Eduardo
Gracias Eduardo. En verdad vale la pena.
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60 años: apuntes sobre “Vértigo” para mentes abiertas
Para quien ha visto la película y la recuerda, o puede verla, propongo las siguientes tesis:
1) Las imágenes que acompañan a los títulos —la mujer y las figuras sobreimpresas— no tienen ningún punto de contacto con la persecución en las terrazas de la secuencia siguiente: la mujer está en interior, con luz artificial, estática, mientras la otra escena es una carrera vertiginosa y confusa de tres hombres al aire libre, bajo una incierta luz natural, donde la mujer no aparece, ni es mencionada, ni aludida, ni se conecta de ningún modo con dicha acción ni con sus personajes.
2) En la segunda secuencia vemos cómo un uniformado dispara a matar contra un hombre desarmado, sin darle la voz de alto ni realizar disparos de advertencia, lo cual plantea un enigma fortísimo: ¿por qué razón un policía se coloca en la vereda del crimen al intentar cometer un homicidio y, paralelamente, qué oscura trama motiva que el otro policía que lo acompaña no intente impedírselo o, aunque sea, lo llame a la reflexión de viva voz o le ordene desistir de su actitud si, como parece, tiene rango superior?
3) ¿Cómo se resuelve la aparentemente insoluble situación de un hombre aterrorizado colgando de una canaleta a punto de ceder en lo alto de una solitaria azotea, en plena madrugada?
Las señaladas en los puntos 2) y 3) —y ninguna otra— son las situaciones centrales que deja planteadas la primera secuencia efectiva de “Vértigo”. Pero, como si fuera un trozo de otra película mezclado por error, el resto del filme ignora los temas que aquella propuso, con resultado desastroso.
Hasta aquí, la síntesis de las reflexiones que promueve esa extraña segunda secuencia. Pero cabe aún realizar, para quien tenga ganas, un somero análisis de lo que se desprende de esas pocas imágenes:
A) Cuando se inicia la secuencia, por el capricho de mostrar ambas manos juntas asidas del barrote de la escalerilla, el director quebranta el modo natural de avance alternado de manos y pies, modo ineludible en caso de extremo apuro. Las dos manos juntas del fugitivo no agregan nada, sino que por el contrario hacen sospechar alguna forma de daño cerebral (en el director).
B) El uniformado dispara sobre el hombre de pantalón y camisa claros (en adelante, HPCC) a mansalva, para eliminarlo: así lo muestra la dirección de los fogonazos. No es por algo que éste se lleva; para eso bastaría con dispararle a las piernas. Quiere silenciarlo: ¿por algo que sabe, acaso?
C) Pero, ¡después no le dispara, cuando lo tiene a su merced pugnando por trepar el techo de tejas! El mismo inescrupuloso gatillo fácil ahora arriesga la vida en el salto para seguir persiguiéndolo. Y vuelve a no dispararle cuando en la siguiente terraza es un blanco perfecto, sin nada que se interponga. ¿Es el mismo policía? ¿Es el mismo director, o es otro con una idea diferente acerca de los personajes y de la historia?
D) James Stewart (en adelante JS) resbala y queda colgando en posición insostenible. El policía uniformado, que no habría tenido necesidad de saltar antes que JS, si hubiera sido consecuente en su propósito de matar a HPCC, intenta ayudarlo pero pierde pie y se estrella en el pavimento (“los sabios mueren, mas los tontos revientan” – Gracián).
E) JS sólo atina a aterrorizarse y desesperarse. No se le observa la actitud inquisitiva y exploratoria de quien, aun en una situación sin solución aparente, busca con rapidez algún medio de salvación: es firme candidato a imitar el vuelo de gatillo fácil.
F) De las dos personas, además de JS, que andaban por los techos en esa madrugada (es el crepúsculo matutino: no hay luces en las ventanas) una ha muerto y la otra tiene un interés comprensible en eclipsarse, pues de a ratos intentan asesinarlo. JS, desde donde está, no puede trepar sin ayuda, porque lo que hay sobre la canaleta es un techo casi vertical, sin relieves de dónde poder asirse. La misma canaleta parece que no resistirá el desplazamiento de JS hacia uno u otro de los extremos, como no ha resistido el soporte próximo al lugar de donde él está tomado.
G) JS está en una situación sin salida: caerá antes de que pueda organizarse el auxilio que necesita: una red de bomberos tendida allá abajo, o sogas y hombres forzudos y dispuestos, o varios hombres vigorosos que, formando una cadena humana desde la parte del techo en que puedan hacer pie, lo alcen en vilo. Por la índole de la película (no la de Hitchcock) se descarta la intervención del ángel de la guarda de JS, la cual parece ser la única opción que reúne las condiciones de celeridad y poder requeridas.
En el teatro antiguo esto se resolvía con un deus ex machina, un dios que descendía con aparejos sobre el escenario y solucionaba cualquier embrollo. En “Vértigo”, Hitchcock no se atreve a hacer actuar un deus ex machina… a la vista del público, aunque la continuidad de la película —si es que es la misma— nos da prueba de que ese prodigio existió, aunque se nos prive de verlo.
H) Hay una posibilidad —aunque remota— de que JS sobreviva a la caída: en caso de que haya recibido un exigente entrenamiento como paracaidista militar, que enseña a descomponer la fuerza cinética de la caída vertical en un movimiento de rotación horizontal. Claro que los paracaidistas militares practican en seis metros de altura y sobre césped, no en veinticinco y sobre cemento. Sobreviviría, pero quedaría contrahecho y postrado para siempre. Por ello, la secuencia de JS colgando in extremis plantea estas posibilidades:
a) Cae y se mata. Es la más probable. En ese caso lo que sigue en el filme sólo puede ser un racconto de su vida y de por qué y cómo llegó a ese momento crucial, con el foco puesto en lo que a usted, a mí y a todos más nos intriga: cuál fue la razón para que JS aparezca convalidando el accionar de gatillo fácil.
b) Cae y sobrevive. Da lugar a una de esas estimulantes películas en las que la voluntad inquebrantable de un desahuciado, sumada a la ciencia de los médicos y la abnegación de una esposa/novia ejemplar, logran una recuperación que parecía imposible. La última escena, después de años de esperanzas y frustraciones, puede mostrar al héroe tomando una cucharada de sopa por sus propios medios sin derramar casi nada. En cuanto al intento de asesinato de la segunda secuencia, en un clímax de la película nos enteramos de que JS en realidad estaba persiguiendo al policía asesino, un corrupto comprado por los gángsters.
c) No cae. Muchas películas han sido construidas según un modelo que determina que algo misterioso o inexplicable suceda en su comienzo. Todo lo que sigue es un eslabonamiento que termina por demostrar cómo lo que parecía absurdo, no lo era. La última escena de esta posible película completa a la comentada: se ve cómo el uniformado cae por obra de un oportuno cascotazo de HPCC, que es un policía honesto que lo ha descubierto y por eso el corrupto gatillo fácil lo debe matar. HPCC ha vuelto para ayudar a su amigo JS, que es otro policía honrado infiltrado en la mafia, a quien el corrupto creía un cómplice. (¿Por qué JS no ha hecho nada para impedir que gatillo fácil disparara sobre HPCC? ¡Ah, no sé, a mí no me pregunten!: ¿le preguntaron algo a Hitchcock sobre todas las otras aberraciones?)
Milagrosamente, HPCC encuentra unos cables olvidados en la terraza y con ellos logra alzar a JS hasta que ambos se confunden en un fuerte y policial abrazo. La imagen se congela después de que ellos giran para mirar el Sol que asoma detrás de las montañas y les baña los rostros despejados, viriles, generosos.
Estas son algunas de las películas compatibles con lo que se plantea en la comentada secuencia de “Vértigo”. En cambio las líneas argumentales planteadas en esta no tienen continuidad en lo sucesivo, como no sea que JS en la escena siguiente aparece con un bastón, lo cual indicaría que en la caída se torció un tobillo.
En síntesis, Hitchcock nos presenta un comienzo que plantea, con torpeza inaudita, un conflicto y un enigma que podría ser poderoso, pero luego se olvida totalmente de él: ¿hizo bien al cambiar el rumbo, la nave se estabilizó?
Todo lo contrario. Si en las secuencias iniciales, más lineales, deambulaba tortuosamente, lo que sigue a ellas es una sucesión de disparates que solo demuestran que en su mente perturbada no temía insultar la inteligencia de los espectadores.
Pero, milagrosamente, las plateas no se tragaron a “Vértigo”. Sin embargo, el filme ha tenido un amplio, asombroso, reconocimiento en las filas de los críticos, los colegas de Hitch y los psicoanalistas.
Y, bueno: como dice Virgilio en “La Divina Comedia”, “non ti curar di lor, ma guarda e passa” (“no te preocupes por ellos, pero observa y sigue”).
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60 años: apuntes sobre “Vértigo” para mentes abiertas
“Vértigo” es un mamarracho penoso, del principio al fin.
Las tres primeras secuencias plantean un conflicto y un enigma: un uniformado intentando, de a ratos (de a ratos, no) asesinar a un fugitivo.
Muere porque se olvida de cuál era su idea.
James Stewart queda colgando, a cuatro o cinco pisos de altura, de unas latas que de van a romper.
Se rompen. JS se tuerce un tobillo.
De todos modos todo esto no tiene ninguna importancia: era de otra película que se frustró, y por no tirar el celuloide…
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No se si es porque leí mucho los subtitulos, al grado de no prestar atención suficiente a el resto de la pieza; pero, no me gusto tanto como para sentir que es la mejor película de la historia, ni siquiera una de las mejores. Vi la película «psicosis», que esta mas de treinta puntos abajo en relación a «vertigo» según la lista de las mejores películas de la BAFTA, y me gusto mucho más. No he visto suficiente cine… pero, de todo el cine que he visto, siento que la mejor película de la historia, y sin titubear lo digo, es 2001: odisea del espacio.