Viviré con tu recuerdo

BAFICI 2016 – Competencia Internacional

El crítico y cineasta Sergio Wolf presentó Viviré con tu recuerdo, un nuevo documental que retoma la filmación sobre la cantante Ada Falcón, como si fuese la continuación de su anterior filme, Yo no sé que me han hechos tus ojos (2003), codirigido con Lorena Muñoz, donde narraban la vida de una de las leyendas de la música local.

Antes de continuar, repasemos el primer film que motivó la investigación. Falcón se retira prematuramente en 1942; viaja a Córdoba y allí, se convierte en monja franciscana y jura no volver a dar entrevistas ni dejarse fotografiar, ni volver a cantar, hasta el día en que Wolf y su equipo logran entrevistarla y romper ese silencio tan misterioso que giraba en torno a su figura. En el viaje de regreso, los cineastas tienen un accidente en la ruta donde pierden material grabado. Cuando finalmente aparece una lata de filmación dada por perdida, Wolf descubre que la entrevista, que tanto le había costado conseguir, puede verse pero sin sonido. Al pasar tantos años de aquella grabación, y por no haber tomado nota de sus palabras, el realizador se obsesiona por traducir aquel diálogo tan añorado.

En Viviré con tu recuerdo, lo que importa es recuperar lo perdido y eso será lo que movilizará el desarrollo del film. Entre las acciones para lograrlo, estará la de conseguir algún traductor de labios que transcriba lo dicho al pasar la filmación, como sería en el caso de una sordomuda. Y en esa búsqueda también conversará con el cineasta Edgardo Cozarinsky, quien le habla de fantasmas y de una médium encargada de transmitir mensajes de los muertos, que carecen, justamente, de voz. Una voz que, por otro lado, Ada quiso callar drásticamente. ¿Se debió respetar aquel silencio? El accidente ¿fue una maldición?, como esboza tímidamente en el documental.

Lo cierto es que Wolf va detrás de una voz, entonces la imagen queda en un segundo plano, para darle lugar al sonido. Está indagación juega en el documental con claras referencias intertextuales, a las que recurre para investigar, a partir de grandes teóricos: El campo ciego, de Pascal Bonitzer; La voz en el cine de Michel Chion y El Elogio de la sombra de Tanizaki.

Más allá del halo de misterio que siempre acompañó la figura de Ada Falcón, donde es difícil diferenciar el mito de la realidad, el planteo del film se orienta a reflexionar sobre los mecanismos artificiales del cine como medio audiovisual. Además recuerda la etapa de transición del cine mudo al sonoro, cuando veíamos el movimiento de los labios de un actor que hablaba, pero no podíamos escuchar.

Viviré con tu recuerdo lleva el nombre del último vals que Ada Falcón grabó en 1942, antes de abandonar su carrera y dejarlo todo. Un segundo homenaje, más pequeño y distinto que el anterior, pero sin menos pasión por reconstruir lo que sólo el cine puede eternizar con sus silencios.