Críticas
Renacer para que siga el espectáculo
Vox Lux
Otros títulos: Vox Lux. El precio de la fama.
Brady Corbet. EUA, 2018.
Esta película nos enfrenta a dos situaciones que el público tiene la tendencia a identificar con los Estados Unidos: las tragedias que se producen con cierta frecuencia en las escuelas, cuando algún asesino despiadado dispara sin escrúpulos contra alumnos y profesores en algún salón de clase y los ciclos de fama (con frecuencia llenos de tragedias personales) que sufren los grandes artistas de la farándula musical en ese país. Sucede que dos hermanas adolescentes, Celeste y Eleanor, luego de que una de ellas, Celeste, sufra en carne propia los momentos de terror en la escuela y de sobrevivir de milagro, componen entre ambas una hermosa canción relativa a los sentimientos que se despertaron con la tragedia. Luego de que Celeste la cante en uno de esos servicios conmemorativos que se dan luego de tales tragedias, donde las personas hacen veladas con luces y con flores, de inmediato se convierte en una cantante famosa, de voz dulce y cautivante que enamora a toda una generación. Empieza una carrera espectacular, como es frecuente en el país de la fama. Su hermana compone las canciones, surge un hábil representante musical y en esta forma cambia la vida de Celeste, que se ve arrastrada paulatinamente a una vorágine de espectáculos, entrevistas, experimentos, viajes, tensiones y exigencias, para mantenerse en el ojo del huracán de la fama.
Como es prácticamente inevitable, Celeste sufre los rigores del caso y va cambiando y ajustando su personalidad y sus vivencias, experimentando cambios sorprendentes, que la llevan no solamente a desarrollarse musicalmente, a conseguir fama y dinero, sino a la debilidad y al agotamiento, a medida que su vida se vuelve desordenada. Pareciera que la persiguieran los terribles eventos que dieron inicio a su carrera, cuando un grupo de hombres armados, disfrazados con prenda alusivas a uno de los espectáculos de Celeste, siembra el terror en una playa de Croacia. ¿Cómo puede entender una mujer pueblerina, convertida en icono popular y en vedette, que sus influencias toquen los confines del mal y sirvan de inspiración para criminales?
Es que estamos bajo la influencia de la teoría del caos, bajo cuyos complejos principios, algún divulgador se atreve a decir que el aleteo de una mariposa en el Central Park de Nueva York puede desatar una tormenta tropical en las lejanas Filipinas. No creo que esto último corresponda a ninguna ley o verdad, pero lo que sí parece ser cierto es que pequeños cambios pueden tener grandes impactos, que en general escapan al control de las personas. Estamos también en la época de los “influenciadores”, esas personas que tienen miles de seguidores en los medios y en las redes sociales y cuyos movimientos, aún los más inocentes y pequeños, son del dominio público, generando impactos que pueden ser enormes, a la vez que desconocidos para ellos mismos. De todo esto se aprovecha muy bien el cine.
Vox Lux es una buena película que atrapa al espectador. No solamente contiene las escenas acostumbradas de las cintas que describen las vidas de los grandes ídolos de la música popular norteamericana, como son los frenéticos ensayos; los viajes entre ciudades, el acoso de la prensa, el esfuerzo y la influencia de los representantes y managers, el deterioro de las relaciones y de la vida familia, los conciertos ante multitudes embelesadas. También se detiene en el artista y en los que lo rodean, en sus emociones y experiencias, acercándonos a seres humanos complejos y sujetos a vaivenes que los superan y que los desconciertan. Excepto cuando están en su elemento: la actuación, el concierto, el espectáculo, la música, la danza, las luces, el retumbar de las baterías y los instrumentos, los gritos de los fanáticos. De ello deriva una energía inagotable que les hace brillar aún en momentos que parecieran ser de completa derrota. Brillo de la voz, vox lux, ánimo incontenible.
Se aprecia el excelente recurso del director de utilizar a dos artistas para protagonizar a Celeste. En la mitad del filme aparece Raffey Cassidy, mostrando una mujer joven e inexperta, dependiente de su hermana y de su representante, que se va descubriendo a sí misma, que va a aprendiendo a creerse el cuento de que es una cantante valiosa, capaz de mantener el desafiante ritmo que exige la creciente fama. Luego, ya madura la artista, nos encontramos a la portentosa Natalie Portman, que nos acerca con perfección a los tormentosos momentos que sufre Celeste, atrapada por las dudas, por los recuerdos y por el desgaste físico y moral. Pareciera que no va a ser capaz de aparecer dignamente en ese concierto apoteósico que cierra el filme, pero, todo lo contrario, se crece, canta y danza como nunca. La cámara se acerca a su cara y a sus gestos desafiantes y orgullosos; sigue su cuerpo que explota con inesperada energía; se recrea en el público y en las luces y nos hace parte de ese impetuoso y embriagante poder de la música.
Como dice Celeste, se trata de una historia de renacimiento, de una danza que se acerca al fracaso y al triunfo, elementos que se repiten en una loca espiral en la vida de estos artistas inmensos, que son capaces de renacer en cada concierto y en cada canción, superando sus angustias y sus dudas, para que siga el espectáculo.
Trailer:
Ficha técnica:
Vox Lux / Vox Lux. El precio de la fama , EUA, 2018.Dirección: Brady Corbet
Duración: 110 minutos
Guion: Brady Corbet, basado en una historia de Brady Corbet y Mona Fastvold.
Producción: Christine Vachon, D.J. Gugenheim, Brian Young, Michel Litvak, Andrew Lauren
Fotografía: Lol Crawley
Música: Scott Walker
Reparto: Natalie Portman, Jude Law, Stacy Martin, Jennifer Ehle, Raffey Cassidy