Críticas

¡Joya!

Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas

Wallace & Gromit: Vengeance Most Fowl. Nick Park, Merlin Crossingham. Reino Unido, 2024.

Hay momentos en los cuales lo que se nos ofrece se sitúa dentro de unos bordes claros. Esta necesidad de definir lo posible como lo no posible lleva a que reconozcamos las reglas del juego y así podamos disfrutar o no del producto según la capacidad de adoptar las claves de lectura disponibles. Sin embargo, un problema del cambio cultural en el desarrollo de lo aceptable y lo no aceptable dentro de una sociedad humana implica también una variación según las estructuras a utilizar : el mundo terrorífico de los cuentos para niños de hace siglos poco se adapta a nuestras visiones azucaradas de los más jóvenes de hoy (cuestión que nace de nuestras ideas como adultos y no, quizás, de una realidad de la psique de los chicos). Y, por supuesto, hay obras que se abren ante un público que parece inocente pero que, en su efectivo discurso, nos acompañan a los adultos a disfrutar del elemento narrativo que nos ofrecen, sin que, obviamente, se nos esconda el placer de la visión (en el caso del cine) y dejando libre nuestro goce total. Obras, en otras palabras, que funcionan quizás más con los mayores que con el público (teóricamente, el suyo efectivo) de niños y niñas.

Las aventuras de Wallace y Gromit forman parte, entonces, de lo que se puede definir como un producto para adultos disfrazado de los cánones para menores de edad. No hay malas palabras, no hay violencia, no hay situaciones que se puedan definir como perturbadoras, sin embargo, las películas de estos dos personajes están llenas de una ironía y de una liviana profundidad intelectual que es difícil no dejarse llevar hacia las cimas del divertimiento. Todo funciona, entonces, dentro de un discurso que se basa en la remodulación de los elementos, a los cuales estamos acostumbrados, para que el resultado resulte fácil de digerir para todos, cuestión esta que se apoya no tanto en la producción de un único sistema de lectura, sino en la presencia de diferentes niveles. Y, por supuesto, el más importante no puede ser sino el de reconocernos como parte de un sistema, el humano, que de vez en cuando sabe juntarnos a todos, en cuanto espectadores, y garantizar que la experiencia final, si bien de diferentes tipologías, según la edad de cada uno, no puede sino resultar igual que si de sentimiento de plenitud cómica se tratara.

Es la vuelta de un terrible enemigo, entonces, una especie de alter ego del inventor, un Moriarty que sabe utilizar su inteligencia no para hacer el bien, sino, obviamente, para hacer el mal. Y es también un juego del absurdo el que se nos presenta dentro de una ciudad cuyos habitantes parecen todos incapaces de pensar correctamente, de actuar como personas sanas, menos Gromit, fiel a su padrón y listo para resolver los problemas que puedan surgir. El MacGuffin es la venganza que empuja al malo a salir de su prisión (una joya intelectual, capaz de estimular la risa de la mente limpia) y en su discurso profundo se establece una reflexión sobre el concepto de amistad y de tecnología. Sin embargo, no se ofrecen soluciones simples y lo que parece ser un diálogo bastante escueto resulta ser, en realidad, otra vez un intercambio de opiniones más bien adultas que nos permite terminar la visión sabiendo que no solo nos hemos divertido, sino que ha surgido en nosotros una serie de cuestiones que debatir. Un resultado, que claro quede, que bien se inserta en la finalidad didáctica de cada buena obra inteligente (una visión didáctica no de quien nos dice cómo portarnos bien, sino de quienes nos invitan a pensar y analizar el mundo que nos rodea con cierta ironía, sin imponer su punto de vista de forma autoritaria).

Los personajes de Nick Park son (esperamos que todos estén de acuerdo) una joya que traspasa los límites de las producciones nacionales y se sitúa dentro de los aspectos globales, más allá de los bordes de las culturas y del tiempo, y más allá de las limitaciones debidas a la edad. Son, efectivamente, productos que funcionan porque tienen como objetivo ofrecerle a los espectadores material inteligente, capaz de estimular su cerebro gracias a gags que demuestran el valor de cada uno de ellos. Y es así que, como en el caso de la presente obra, es correcto hablar de la imposibilidad de no dejarse atrapar por la sensación misma de bienestar que nos provoca (positivamente, claro está) sumergirnos cada vez en el mundo de esta aldea tan británica y de los protagonistas, ya símbolos de la belleza que el cine, también de animación (o más bien stop motion) sabe regalarnos, sin querer nada más a cambio, sino nuestra satisfacción.

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Ficha técnica:

Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas (Wallace & Gromit: Vengeance Most Fowl),  Reino Unido, 2024.

Dirección: Nick Park, Merlin Crossingham
Duración: 79 minutos
Guion: Mark Burton
Producción: Richard Beek
Fotografía: Dave Alex Riddett
Música: Lorne Balfe, Julian Nott
Reparto: Ben Whitehead, Peter Kay, Lauren Patel, Reece Shearsmith

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