Críticas
En la guerra y en el amor, todo vale
¡Esto es guerra!
This means war. McG. EUA, 2012.
El voyerismo es una conducta tan ancestral como la curiosidad misma en la condición humana. La necesidad de mirar al otro –e incluso a uno mismo- está presente en la vida cotidiana y en todas las manifestaciones posibles, entre ellas, el cine, lo que resulta incluso una paradoja, mostrando al séptimo arte como una ventana para los mirones de las realidades que no viven, pero que desean conocer.
Derivado de esta búsqueda de la satisfacción visual, aparece una actividad, profesión u oficio que se entremezcla con la desconfianza y la ciencia de la investigación, generando algo que es llamado: espionaje. Las historias de este tema son muchas y se han multiplicado con los años. Tanto en la literatura como el cine, las intrigas y la obtención de información siempre han resultado temas socorridos. Sin importar cuánto tiempo pase, esto se perpetúa como historia favorita para el espectador.
En la pantalla grande hay un sinnúmero de opciones que exploran tanto el tema de la búsqueda, como el suspenso derivado por el peligro; lo anterior, aunado a la sensación frenética de entender los tejidos de las grandes instituciones de investigación como el FBI, la CIA o la Interpol, da como resultado un éxito seguro, siempre y cuando se lleve por buen camino. Así, hay historias complejas como La Conversación (Francis Ford Coppola, 1976) o La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006); biografías como la de J. Edgar (Clint Eastwood, 2012), Olga (Jayme Monjardim, 2004), e incluso otras cintas más de corte comercial como Los ángeles de Charlie (McG, 2000) o El súper agente 86 (Peter Segal, 2008), entre otros.
En este mismo tenor, McG, que ya ha hecho carrera con Los ángeles de Charlie y un sinnúmero de series de televisión, entre las que destacan Chuck, Supernatural o Nikita, regresa a la taquilla tres años después de su conocida Terminator Salvation (2009), con una comedia romántica llena de acción: ¡Esto es guerra!
Esta cinta, que podría ser el programa piloto de otra sitcom o serie para alguna cadena de televisión, retrata la vida de dos amigos, agentes de la CIA, quienes tendrán que vivir el infortunio de enamorarse de la misma mujer. Los sujetos en cuestión son Tom Hardy (Origen/Inception, Christopher Nolan, 2010) y Chris Pine (Star Trek, J.J.Abrams, 2009), que están tras las huellas de una cada vez menos afortunada Reese Witherspoon (es notable que no ha elegido los papeles más adecuados para sus capacidades).
El resultado de esta combinación temática y de reparto estelar es una película para distraerse un rato, pero recaudando dinero más que suficiente en la taquilla. Por supuesto, todo esto con la debida dosis de explosiones, disparos, chicas, edificios, besos y sus dos o tres momentos de “pastelazo” que despiertan a los espectadores.
Realmente ahí podría quedarse el asunto de esta cinta, sin embargo, tal vez valga la pena resaltar algunas de sus bondades, con el afán de rescatar algo más de profundidad en un film que es mayoritariamente banal.
La amistad es una de las cualidades del ser humano y significa saber respetar al otro, quererlo tal como es y estar dispuesto a arriesgar la vida misma por alguien; un amigo representa mucho más que sólo una persona con quien salir al cine. FDR (Pine) y Tuck (Hardy) son prácticamente hermanos, han vivido un cúmulo de experiencias juntos y parecería imposible separarlos. Sin embargo, el poder de una mujer a veces es insondable, y ante la confianza y el desinterés, la presencia de Lauren (Witherspoon) parecía inofensiva, hasta que se volvió un factor determinante en sus vidas.
Muchas han sido las cintas que retratan la disolución de fuertes amistades por un tercero en discordia, y ésta no ha sido la excepción. La gran diferencia es que aquí la guerra no es verbal ni emocional, sino completamente tácita y física: son dos agentes –con todos los recursos que eso implica- luchando por desenmascarar (que no conocer) mejor a la chica y ganarse su afecto, utilizando medios aptos para el villano más ruin del mundo. Por supuesto, descuidando completamente sus obligaciones y atenciones.
Aunado a esto, la reflexión sobre las dimensiones de los seres humanos, cuyas capas protegen la personalidad, los deseos y los intereses. La vida va empujando a la gente a cubrir sus emociones por el miedo a ser lastimados. Así, los tres personajes viven “encubiertos”, no sólo en sus misiones y en su trabajo, sino en su rutina, por el miedo a tomar decisiones, a comprometerse, a admitir y respetar.
Lamentablemente, o afortunadamente, esta película es sólo esto; no llega a ser una introspección profunda, ni una cinta enteramente romántica. Su tesis, si bien pudo haber sido llevada a sus últimas consecuencias, se queda en lo necesario para divertir por un par de horas, sin trascendencia alguna. Entonces resulta ser una pieza –como se decía al principio- que incita al voyeur que todos llevamos adentro a mirar la pantalla y deleitar la vista: no hay más que ver a Hardy, Pine y –con mucho menor ahínco- a Witherspoon, para saciar por unos minutos el apetito de los días feriados.
Tráiler:
Ficha técnica:
¡Esto es guerra! (This means war), EUA, 2012.Dirección: McG
Guion: Timothy Dowling, Simon Kinberg
Producción: Lindsey Collins, Jim Morris, Colin Wilson
Fotografía: Russell Carpenter
Música: Christophe Beck
Reparto: Reese Witherspoon, Chris Pine, Tom Hardy
Es la peor película que he visto es entretenida al principio pero el desenlace es basura, casi al final se vuelve un disparate pero en la última parte te das cuenta que es un fiasco primero lo denigro diciendo que era mejor después se queda con la mujer y para rematar le dice que se acosto con la mamá de su hijo, solo un idiota le daría ese final🤦🏽♂️🤦🏽♂️🤦🏽♂️🤦🏽♂️