Críticas
La alegría de estar triste
Del revés
Otros títulos: Intensamente.
Inside Out. Pete Docter y Ronaldo del Carmen. EUA, 2015.
Los dos grandes estrenos de animación del verano han sido Los minions (Minions, Kyle Balda y Pierre Coffin), nueva entrega de la franquicia Gru, de la Universal, y Del revés, la esperadísima nueva película de Pixar, que se ha atrevido a abordar un tema inaudito en el cine de animación, la pérdida de la infancia. Los minions se ha llevado el gato al agua en cuanto a la taquilla, pero Del revés no solo ha cosechado una excelente taquilla, sino que es posible que se perpetúe en las salas todavía algunas semanas y ha conseguido el aplauso casi unánime de la crítica, rendida a sus pies de una forma que no había conseguido antes ninguna película de Pixar.
No sé si Del revés, proyectada fuera de concurso en el Festival de Cannes, es la mejor película de Pixar -no es, desde luego, la que más me gusta a mí, que siento debilidad por Toy Story 2 (John Lasseter, Ash Brannon y Lee Unkrich, 1999) y por esa joya del cine de superhéroes que es Los increíbles (The Incredibles, Brad Bird, 2004)-, pero sí sé que se ha atrevido con un tema complejo como es el paso de la infancia a la adolescencia, lo que lo convierte en uno de sus títulos más arriesgados, al menos desde el punto de vista temático.
En Del revés encontramos dos mundos, el exterior y el interior, la mente de Riley, una niña de once años inspirada en la hija del director, Pete Docter, uno de los grandes nombres de Pixar junto a John Lasseter. Docter es, ahora mismo, el número dos de los estudios Pixar, director de películas como Monstruos, S.A. (Monsters, Inc., 2001) y Up (2009), además de corresponsable de los guiones de las dos primeras entregas de Toy Story (1995 y 1999) y de Wall·E (2008). Riley, la protagonista, vive un momento especialmente traumático en su vida, ya que su familia se traslada desde Mineápolis (Minnesota) a San Francisco. Y ese cambio, que, en principio, parece a mejor, es vivido por Riley de una forma muy dolorosa, ya que no se adapta a su nueva casa, ni a su nueva escuela ni a su nuevo equipo de hockey.
De todas maneras, como hemos dicho, eso es solo el marco exterior de la historia, ya que la película se desarrolla fundamentalmente en el interior de la mente de Riley, donde conviven cinco emociones (se llegaron a barajar hasta un total de veintisiete, pero al final solo quedaron las cinco que podemos encontrar en Del revés). La mente de Riley es una suerte de cuartel general o sala de control que dirigen las emociones, sobre todo Alegría, la emoción más importante de Riley hasta este momento de su vida. Las emociones se encargan de reaccionar ante los estímulos exteriores que recibe Riley y, posteriormente, de almacenar sus recuerdos. Pero algo en Riley está cambiando y lo que siempre había sido Alegría ahora se va tiñendo de una pátina de Tristeza.
Toda la película es una gran metáfora sobre la infancia perdida y el paso a la edad adulta. Aunque son cinco las emociones que se ponen en funcionamiento (Miedo, Asco, Ira, Alegría y Tristeza), son las dos últimas las verdaderas protagonistas de Del revés. Por diversas circunstancias, Alegría y Tristeza emprenderán juntas un largo viaje a través de la mente de Riley para tratar de regresar al centro de control. En ese trayecto, se encuentran con un antiguo amigo imaginario de Riley, Bing Bong, hecho de algodón de azúcar y caramelo, que jugará un papel fundamental, pero atraviesan también el callejón de los pensamientos abstractos y las distintas islas que Riley ha construido con sus recuerdos esenciales. Alegría y Tristeza se adentran, por tanto, en la memoria de una niña justo en el momento en que algunos de los pilares sobre los que cimentaba su existencia se están desmoronando. Y ahí es donde radica uno de los grandes aciertos de la película, en la construcción de una geografía de la mente que recuerda mucho a un parque temático, con lugares como los ya citados, a los que hemos de añadir el país de la imaginación, la fábrica de sueños, el archivo de la memoria a largo plazo o el tren del pensamiento.
En los cines, Del revés se proyecta precedida por un corto, como resulta habitual en las películas de Pixar. En este caso, se trata de Lava (2014), un corto musical de James Ford Murphy de siete minutos que cuenta la historia de amor imposible entre dos volcanes a lo largo de tres millones de años. Acaso resulte menos brillante que otros cortos de la misma factoría, pero no deja de ser un delicioso cuento cantado.
Para terminar, me gustaría subrayar que la idea que propone Del revés es la de viajar a la mente de una preadolescente. En ese sentido, recuerda a títulos como Más allá de los sueños (What Dreams May Come, Vincent Ward, 1998) o La celda (The Cell, Tarsem Singh, 2000), aunque algunos críticos, como Ricardo Aldarondo, han apuntado a un título como Viaje alucinante (Fantastic Voyage, Richard Fleischer, 1966), si bien en este último, como ocurría en El chip prodigioso (Innerspace, Joe Dante, 1987), lo que se producía era un viaje por el interior del cuerpo humano, no de la mente. Me gusta más la idea que ha señalado Sergi Sánchez, y es que Del revés dialoga con el primer largometraje de Walt Disney, Blancanieves y los siete enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937), ya que las emociones de Riley recuerdan mucho a los compañeros de reparto de Blancanieves. De alguna manera, esta comparación ofrece cierta circularidad, ya que enlaza la última película de Pixar con la primera de Disney.
Tráiler:
Ficha técnica:
Del revés / Intensamente (Inside Out), EUA, 2015.Dirección: Pete Docter y Ronaldo del Carmen
Guion: Pete Docter, Ronaldo del Carmen, Meg LeFauve y Josh Cooley
Producción: John Lasseter, Mark Nielsen, Jonas Rivera y Andrew Stanton
Música: Michael Giacchino
Reparto: Amy Poehler, Phyllis Smith, Richard Kind, Bill Hader, Lewis Black, Mindy Kaling, Kaitlyn Dias, Diane Lane, Kyle MacLachlan
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