Divergente

Afortunadamente, desde hace ya algún tiempo, las novelas juveniles (o como le dicen en Estados Unidos, la sección “Young Adult”) son una realidad constante y se han convertido en best sellers, lo que habla de un continuo consumo literario por jóvenes lectores (principalmente mujeres). Esto en algunos países es difícil de conseguir, pero paulatinamente ha adquirido fuerza y constancia. Los espacios que hace décadas acaparaban los libros de Julio Verne o de Louisa May Alcott, ahora los ocupan Stephanie Meyer, Suzanne Collins, Cassandra Clare,  y más recientemente Veronica Roth, entre otros.

Hollywood, como siempre, ha volcado muchas de sus fuerzas en plasmar en la pantalla grande una serie de obras literarias, no sólo de novelas gráficas y cómics, sino también de libros de todo tipo y por supuesto distintas sagas. En los últimos años, sobre todo, ha habido esta tendencia de consumo que se puede ver en resultados taquilleros incalculables, como son los casos de Harry Potter, Crepúsculo y Los Juegos del Hambre, por mencionar sólo algunos.

En esta misma línea, llega la primera de cuatro entregas cinematográficas de la serie Divergente, basada en el libro del mismo nombre, que es la ópera prima de la veinteañera Veronica Roth, quien prácticamente escribió los libros mientras cursaba la Universidad. La triología se convertirá para el cine en tetralogía, puesto que el último libro aplazará su fin, dividiéndose en dos (como es costumbre de las productoras con  todas las series).

En el mundo de Divergente, la humanidad ha sufrido un acontecimiento devastador y pocos son los sobrevivientes que han encontrado un nuevo modo de vida, lleno de reglas, que permite que puedan subsistir todos en armonía, tratando de evitar lo que los condujo a la desgracia. Como muchos de los textos recientes, es una visión distópica del futuro, que cada vez parece aún más próximo.

Por supuesto, como la mayoría de las series de este tipo –escritas por mujeres- hay una visión femenina que conduce la vida de los personajes, por lo que se encuentra protagonizada por una chica, en este caso Beatrice (Tris) Prior, quien cumplidos los dieciséis años debe elegir cuál de los cinco grupos (en esta sociedad hay cinco clases sociales horizontales) va a delinear su personalidad y forma de vida. Tris, sin embargo, es una chica diferente que no puede encajar en un solo tipo, por lo que ella forma parte de los denominados “divergentes”. Así, tiene que elegir por convicción y sufrir las consecuencias de sus actos y decisiones.

Claro que no estamos solo ante una película de acción, también hay una historia amorosa –necesaria para este tipo de cintas- en la que un apuesto joven (llamado “Cuatro”) entrará en la vida de Tris. Ahí va un galán más que competirá por el corazón de las fans junto a Edward Cullen, Jacob Black, Jace Wayland, Peeta Mellark y Gale Hawthorne.

Por supuesto que la mayoría de estas cintas están hechas para aquellos que ya han leído los libros, por lo que satisfacerlos siempre resulta difícil, pero normalmente se agradece ver en pantalla grande una historia que se tuvo entre las manos. Sin embargo, para todos quienes no hayan leído los libros, seguro que la encontrarán entretenida. Cuenta lo suficiente como para poder comprender lo que está pasando, y aunque seguro tiene faltas con respecto a la versión original, todos los cabos quedan atados y los momentos de tensión se logran mantener de principio a fin de la película.

Se destaca la ambientación futurista post-apocalíptica en medio de las ruinas de Chicago, que entre edificios derruidos y muros de metal, aleja a la población sobreviviente de los males que aquejan a la región. Al parecer la sociedad ha evolucionado y tienen tecnología de punta que seguro se mantuvo pese al fin del mundo, pero que se mezcla con el regreso a las raíces del ser humano, enalteciendo la agricultura y los campos.

Los vestuarios son fundamentales para el reconocimiento de los grupos, por lo que pese a que cada personaje posee una personalidad que está erigida por su “facción”, cada uno es distinto del otro. Los colores oscilan entre el gris de “abnegación”, el azul de “erudición”, el amarillo-naranja de “cordialidad”, el blanco y negro de “verdad” y el rojo y negro de “osadía”.

Las secuencias de acción no son frecuentes, pero las que hay no son  vertiginosas al grado de convertirse en imperceptibles. Por el contrario, la película da tiempo a que cada momento tenga su lugar en la historia. Ni está volcada en la acción ni en la historia romántica, sino que se van concatenando los instantes, mientras la tensión y los episodios “oníricos” van dominando la pantalla.

Neil Burger, el director, tiene experiencia en películas como El Ilusionista (2006) o Limitless (2011) por lo que ha podido lograr el equilibrio entre la acción física y la tensión emocional, como en sus cintas anteriores. Esto beneficia a la narrativa de Divergente, que como novela juvenil no puede estar únicamente volcada a la violencia, sino que debe tener todo un desarrollo emotivo, que haga que el público empatice con los personajes y se vincule con ellos.

Para los roles principales, han decidido un elenco de actores jóvenes conocidos por su trabajo en televisión (Shailene Woodley y Theo James), pero también han recurrido a un par de actrices reconocidas, por lo que sorprende la participación de Kate Winslet en una película de este tipo y junto a ella, la desaparecida Ashley Judd, que tenía ya varios años sin participar en cine, pero que demuestra su vigencia, al realizar papeles de madre, en vez de doncella en peligro.

Divergente es una película para entretener al público y cautivar a los ávidos lectores, pero también es una nueva forma de mostrar que lo que sucede en el mundo puede desembocar en un futuro catastrófico y que lo que hace falta para poder seguir avanzando hacia una realidad ideal, es un poco de compasión, fe y abnegación, que permitan que las sociedades crezcan y se apoyen, en lugar de aplastarse unas a las otras.

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