Si en la bellísima película de Kim Ki-duk, las estaciones no sólo marcan el paso del tiempo y el cambio del paisaje, sino también el aprendizaje y el crecimiento, de la misma manera, en un transcurso semejante, celebramos el primer año de EL ESPECTADOR IMAGINARIO. Por eso hemos dedicado nuestra sección Investigamos a las estaciones que, como un cronómetro, van marcando el paso del tiempo.
Desde 2004, cuando creamos AULA CRÍTICA, teníamos previsto que la Escuela de Crítica Cinematográfica no cumpliría su función a cabalidad, si no concebíamos, paralelamente, un espacio donde pudiéramos expresar lo que con tanto amor enseñamos los docentes y con tanta dedicación aprenden nuestros estudiantes. Innumerables cursos fueron dando la pauta de la necesidad de un estudio integrador, que concentrara aquellos aspectos que hacen al crítico de cine: la historia, la teoría, el análisis y sus posibilidades de expresión, a través de la crítica cinematográfica, la programación o la investigación. Así nació el MÁSTER EN CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA, cuya primera edición fue en 2008.
Hace un año, en abril de 2009, vimos el momento oportuno de dar el siguiente paso: la concreción de tanto esfuerzo por parte de docentes y de estudiantes. Así nació EL ESPECTADOR IMAGINARIO. Debemos decir que el primer número, al que llamamos Cero, fue más una prueba que un objetivo concreto. Pero el grupo de redactores, que al comenzar el Máster se negaban a denominarse "escritores", estaba tan cohesionado y con la mira puesta en la escritura, que el compromiso fue asumido para producir mensualmente un nuevo número de esta revista, que nació en el debate de las clases y que se concretó en ese primer número que hoy cumple un año.
EL ESPECTADOR IMAGINARIO no sería lo que es, sin nuestro administrador y diseñador, Sergio Sáez Castro. Él ideó una estructura donde podían caber nuestros escritos, y la fue adaptando de acuerdo a las nuevas propuestas que teníamos y a las propias necesidades de la revista. No sólo funcionales, sino sobre todo, estéticas. Si se hace un recorrido desde la primera edición hasta la última, veréis cuál ha sido la metamorfosis y cuánto mantiene de esencia. Cada número es un verdadero reto, porque cada vez las propuestas traen consigo la necesidad de mayores espacios, de nuevas funcionalidades y, sobre todo, de mantener un recorrido que le permita a nuestros lectores -los verdaderos protagonistas, finalmente-, transitar un sendero sin perderse en un laberinto de pasillos que no llevan a ningún sitio, sino que sea un paseo lúdico en el que puedan orientarse, compartir, disentir y plantear sus propios comentarios a lo que les ofrecemos cada mes.
Nuestras docentes, Isabel González, Marcela Barbaro y Paula Segovia también son un pilar fundamental, pues, además de sus colaboraciones, han estado detrás de la formación de quienes se han convertido en el alma de la revista: Manu Argüelles, Arantxa Acosta y Javier Moral.
El compromiso, el esfuerzo, la puntualidad, la obsesión por la perfección, el amor al cine, el entusiasmo contagioso y, hay que decirlo, porque engloba todo lo demás, el profesionalismo con que estos chicos han asumido el reto de ser los primeros en lanzarse a escribir para mostrarse, para que el lector los adivine tras sus líneas, con sus filias y sus fobias, es de destacar. Durante el año que lleva la revista han asistido puntualmente a las reuniones de redacción, han propuesto y debatido con pasión sus puntos de vista, han visto cantidades de películas para poder redactar textos impecables, han cumplido con los tiempos establecidos... Han crecido enormemente durante este año, creando cada uno de ellos un estilo que los individualiza, y que les permite ofrecer artículos para distintos tipos de lectores.
Con estas condiciones, con este material humano, es muy fácil dirigir una revista. En este número se suman nuevos redactores, que están promediando la formación como críticos en el Máster. Esperamos que para ellos, el camino ya allanado sea un aliciente para desarrollar sus reflexiones y compartirlas con nuestros lectores. Aquí les espera un espacio amable, pero también un reto. Hay un nivel establecido y habrá que alcanzarlo. Estamos trabajando para formar más gente en el campo de la crítica cinematográfica. Porque estamos convencidos de que, a través de esa mirada aguda del analista, se puede esconder alguna clave para que el cine que vemos mejore, para que las distribuidoras atiendan aquellas películas que pasan sin pena ni gloria por las pantallas, y eso cuando llegan... Este es un buen lugar para encontrar la pasión por el cine, pero no la pasión en bruto, sino sesgada, filtrada, por la formación intelectual necesaria para poder expresar y argumentar lo que aquí se afirma.
Agradecemos a nuestros colaboradores, colegas y amigos, que con mayor o menor frecuencia nos han brindado sus textos y los invitamos a que sigan contando con nuestro espacio para expresarse. También agradecemos a nuestros lectores su presencia, su constancia para visitarnos en cada nuevo número, sus comentarios tanto en el Libro de Visitas como al pie de las críticas. La propuesta es esa: participar, porque nuestra revista se ofrece a todos aquellos que ven el cine como un arte, como una expresión cultural, con una ideología y una estética que le habla a un colectivo y no se queda en sí misma, sino que extiende sus brazos a quien la interprete y cierre una lectura que se abre en la primera línea del guión.