Primavera. Cinemática y metamorfosis

Por Marina Villelabeitia

 

Sobre la naturaleza del tiempo y el tiempo de la naturaleza

 

Ciruelo de mi puerta, si no volviese yo,
la primavera siempre volverá.
Tú, florece.
Anónimo japonés


ποταμοις τοις αυτοις εμβαινομεν τε και ουκ εμβαινομεν, ειμεν τε και ουκ ειμεν τε.
En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos].

Heráclito.
Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12

Repetir, devenir, trascender. ¿Es el tiempo circular, lineal o simultáneo?

Dentro del pensamiento griego conviven, desde los orígenes, dos nociones del tiempo: Kairos y Chronos.

Chronos es el tiempo medible de una vida, "el tiempo que transcurre lentamente", el tiempo del sucederse infinito de la historia conformada de estratos acumulativos ordenados en una secuencia y direccionalidad lineal.

Kairos, en cambio, es el tiempo como duración, como flujo constante, como la fuerza vital que hace ser al individuo. Kairos es "el que empuja para adelante", es el tiempo que no espera a los hombres, es la existencia misma en un instante.

Para Oriente el tiempo es un puro devenir corporizado en la transmutación de la naturaleza que manifiesta, como un poema zen, la fragilidad del acontecimiento en el eterno fluir suspendido de la vida.

Esta eternidad suspendida no se encuentra simplemente fuera del tiempo: es el tiempo mismo en su virtualidad infinita, hecha de repeticiones que alojan el potencial de lo nuevo.

Interesante, hoy, esta encrucijada filosófica.

¿Puede de un proceso iterativo irrumpir, devenir la novedad? Devenir significa trascender, es decir, percibir la potencialidad virtual implícita en lo que se es desde siempre, alumbrando una síntesis superior.

Hemos "naturalizado" el artificio.

Los extremos se tocan. Los círculos nunca son cerrados. El río tampoco será igual...

Algunas ideas previas en torno a la eternidad y el tiempo

La construcción de la concepción del tiempo en la cultura oriental difiere de la que tenemos incorporada en Occidente. Pero para ser más precisos a los fines de este análisis, debiéramos aclarar el encuadre:

1 que hemos de hablar del tiempo desde la mirada del cine

2 acotarnos a la división oriente/occidente desde la contemporaneidad.

Pues es sabido que las culturas ancestrales que son la base sedimentaria de nuestra civilización (dividida en oriente/occidente con fines pragmáticos y bastante reduccionistas, teniendo en cuenta que el mapa geopolítico del mundo no es el mismo hoy que antaño) comparten en su esquema animista la misma identificación naturaleza=vida=divinidad, alojando medularmente esta polaridad no resuelta: ciclo/flujo, eternidad/instante, círculo/línea.

Ustedes tienen las horas, nosotros tenemos el tiempo
Filosofía tribu tuareg


Winoy Xipantu. Vuelve el sol
Rogativa mapuche en ocasión del año nuevo -solsticio de invierno-, celebrado el día más corto del ciclo anual


¿Es esto oriente u occidente? ¿Dónde se ubican estas cosmovisiones?

Las fronteras, sobre todo culturales, son dinámicas, porosas y propensas al mestizaje. Por tanto, el paisaje cultural -como el humano, en su sentido profundo-, no porta nacionalidad ni pasaporte.

Es local y universal a la vez.

Como el cine.

Aproximaciones a la primavera en el cine oriental y occidental

... Y dentro de esa luz está él, el viejo álamo, todo recuerdo.

De alguna manera ya estaba así hace doce veranos cuando asomó sobre la tierra y crecer no fue nada más que como pensarse. Sólo que ahora recuerda todo eso, se piensa para atrás, y no nace otro árbol.


En eso consiste la vejez. Verde memoria...


... Hasta que allá por septiembre memoria y suceso se juntan en el tiempo y un dulce cosquilleo sube desde la oscuridad de la tierra, reanima su piel, desentumece las ramas y el viejo álamo Carolina se brota nuevamente de verdes ampollas.

 La balada del álamo Carolina. Haroldo Conti


Hablar de primavera implica hablar de trayectorias vitales y transformaciones. Paisajes de lo natural y de lo artificial, de lo "verde" pero también de lo humano afectados por el cambio, es decir, por el paso del tiempo. Tiempo que no es tan sólo clima atmosférico -entendido como variación de presión, humedad y temperatura- sino atmósfera que nos habla de un paisaje interior, emocional, existencial, también sujeto a las transformaciones estacionales.

Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera



Cerezos en flor



Los climas



Del tiempo y la ciudad



Las horas

1. Tiempo circular: Cuando la primavera redime.

Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera (Kim Ki-duk, Corea, 2003)

Parábola del misticismo oriental. El ritmo de las estaciones del año adquiere en este filme la densidad iterativa de un karma, acompasando las pasiones humanas que jalonan el camino iniciático del discípulo junto al hombre sabio. Una vida entera en cuatro instantes que fusionan paisaje exterior e interior con gran elocuencia visual y ascetismo discursivo: el silencio aquí adquiere la dimensión simbólica del vacío, caja de resonancia y reverberación necesaria para que las imágenes hablen.

El círculo se cierra, como en la doctrina budista, para volver a recomenzar: el paso del tiempo es aquí sinónimo de un  proceso de aprendizaje y superación, y la naturaleza captada en toda su majestuosidad con tono severo y didáctico.

2. Tiempo en síncopa: cuando la primavera llega tarde (o se llega tarde a la primavera).

Las flores del cerezo (Doris Dorrie, Alemania, 2008)

Oriente y Occidente. "Pensábamos que teníamos tiempo". Hay un vacío suspendido, una expresión contenida -como una máscara, un rostro, un gesto de danza butoh- una síncopa en esta película alemana de inspiración japonesa que asemeja a un suspiro. Un suspiro que no se va en lágrimas, porque la historia, de una grandeza contenida fundamentalmente en el personaje de ella, acechando la elegía da una voltereta en el aire como un loop que encarrila y da sentido al sinsentido de la ausencia. ¿Dónde está Trudi? Se pregunta él cuando su esposa muere y comienza a transitar esa simbiosis con ella como quien asume una iluminación -o una encarnación. Más aún: una deuda póstuma, cegada por años de rutina, postergaciones, frustraciones.

La condición efímera y la mutabilidad del tiempo en la metáfora del duelo como un viaje final hacia un paisaje arrullado por flores de cerezo, nieves eternas y sueños inconclusos.

3. Tiempo sin tiempo: cuando la primavera no llega

Los climas (Nuri Bilge Ceylan, Turquía/Francia, 2006)

Si hablamos de cine de oriente y cine de occidente, interesante es incluir esta película de origen turco, filmada allí en la bisagra de ambos mundos, donde las fronteras se abisman, se solapan, se funden y confunden: los Balcanes. Una geografía más intensa aún, la del alma humana expresada en una dirección de cámara atenta a capturar los sentimientos en rostros como paisajes y paisajes como emociones. La secuencia del marchitar de un amor de pareja que hace de las estaciones climáticas un sismógrafo de los estados de ánimo. Una fotografía bellísima en todos los planos y en todos los encuadres con un equilibrio cromático y lumínico acorde a la densidad de la atmósfera existencial. Una atmósfera que adquiere densidad corpuscular y entidad matérica en la gesticulación de los rostros (impecables los trabajos actorales) pero también, en interesante contrapunto, deteniéndose en la luz del sol, en la granulometría de la arena, en la gravedad de la piedra de las ruinas arqueológicas, en la atomización de la lluvia, en la evanescencia de la nieve cayendo y fundiendo planos como quien descorre los velos del comportamiento humano y los estados cambiantes del amor.

4. Tiempo y  memoria: sinfonía para la última primavera

Del tiempo y la ciudad (Terence Davies, UK, 2008)

El tiempo y la naturaleza de los recuerdos. Liverpool congelada en un tiempo que ya fue pero que sigue siendo en la memoria, personal y colectiva: una oda ante la vejez, ante la muerte. ¿Cuál es la percepción del tiempo? Del tiempo real, pero también del tiempo imaginado. "El final de nuestra exploración será llegar al punto donde empezamos para conocer el lugar por primera vez", dice la voz en off que acompaña fragmentos editados de material fílmico rescatado con la técnica del found footage y una selección musical de exquisita compaginación secuencial.

Curiosa la construcción no lineal del discurso narrativo, seleccionando fotografías congeladas e imágenes en movimiento, canciones que asocian emociones y  nostalgias, frases y citas de escritores diversos con una solemnidad grave que se cuela entre las escenas de la vida cotidiana pero también en fragmentos ironizados que retratan la vida monárquica o en ámbitos eclesiásticos de densa espiritualidad donde retumban mandatos morales aprendidos en la infancia. Barrios obreros, tramas repetidas de ladrillo más ladrillo más ladrillo... el pulso de la revolución industrial hecho ciudad y el pasado como punto de fuga de un paisaje emocional, tensando las líneas como postales de un paisaje urbano hecho de recuerdos.

5. Tiempo coral: la primavera a tres voces

Las horas (Stephen Daldry, EUA 2002)

Tres mujeres (escritora, lectora, protagonista) encadenadas en tiempos asincrónicos (kairos) que retratan el paso de las horas de un mismo día (chronos) extraídas de la novela Mrs. Dallowey, de Virgina Woolf.

El tiempo como metáfora matérica del cambio interior y exterior, como catalizador de la energía cinética y la energía potencial que se retroalimentan permanentemente, pues qué otra forma más concreta existe para nominar complejos procesos psicológicos que acudir a las definiciones de la física: somos materia, sí, y energía, pero de otra índole, pues acto y sentido no siempre conviven armónicamente cuando vamos sin rumbo tras nuestros anhelos. Decisiones, elecciones, desilusiones. Mapas sin brújulas y relojes sin tiempo... artilugios todos incrustados cual ortopedias para derribar miedos en un viaje que nunca es igual y siempre es el mismo. La vida es un libro abierto.

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