Gabriel Figueroa: el cinefotógrafo que inventó México

Por Cristina Bringas

"Estoy seguro de que si algún mérito tengo, es saber servirme de mis ojos,
que conducen a las cámaras en la tarea de aprisionar no sólo los colores,
las luces y las sombras, sino el movimiento que es la vida".
Gabriel Figueroa


Referirse a Gabriel Figueroa es hablar sobre un hombre que se volvió el significado mismo de la cinematografía mexicana. Su nombre siempre fue sinónimo de calidad y ahora es parte fundamental de la historia del cine nacional, convirtiéndose no sólo en el cinefotógrafo que ha realizado la mayor cantidad de películas en el país (alrededor de doscientas), sino que además es un icono internacional.

Este director de fotografía mexicano, pariente del ex presidente Adolfo López Mateos, era un artista por vocación y un fotógrafo de profesión, que se abrió camino en la industria de cine, prácticamente, desde sus inicios. Sin embargo, es mucho más que sólo un cinefotógrafo... ¿Quién es Gabriel Figueroa Mateos?

María Félix en un fotograma de la película Río Escondido

María Félix en un fotograma de la película Río Escondido. Imagen procesada digitalmente e impresa por Gabriel Figueroa Flores. Archivo Gabriel Figueroa. Luna Córnea.


Still de la película María Candelaria por Samuel Tinoco

Still de la película María Candelaria por Samuel Tinoco. Colección Fundación Televisa. Luna Córnea.


Still de las grutas de Cacahuamilpa para la película Macario por Ángel Corona

Still de las grutas de Cacahuamilpa para la película Macario por Ángel Corona (atribuida). Colección Fundación Televisa. Luna Córnea.


Fotograma de la película The Fugitive de John Ford

Fotograma de la película The Fugitive de John Ford. Imagen procesada digitalmente e impresa por Gabriel Figueroa Flores. Archivo Gabriel Figueroa. Luna Córnea.


Filmación de una escena de Nazarín

Filmación de una escena de Nazarín. Colección Fundación Televisa. Luna Córnea.


Gabriel Figueroa a la cámara durante la filmación de una escena de El señor Fotógrafo.
Gabriel Figueroa a la cámara durante la filmación de una escena de El señor Fotógrafo. Colección Fundación Televisa. Luna Córnea.


Figueroa el retratista de estrellas

Comenzó a trabajar con José Guadalupe Velasco en su estudio, en donde retrataba estrellas y personalidades. De él, Figueroa aprendió técnicas con luz artificial -que lo acompañarían por el resto de su vida-, las mismas que Velasco utilizaba a la perfección para realizar su trabajo. Aunado a esto, el después cinefotógrafo, iría articulando su comprensión y entendimiento de la gramática pictórica y fotográfica, que puliría con el paso de los años.

Figueroa: stillman, iluminador, camarógrafo y cinefotógrafo

Con el paso del tiempo, se fue integrando como fotógrafo de stills en diversas producciones cinematográficas, lo que lo condujo irremediablemente a realizar iluminación en set y posteriormente a operar la cámara. Finalmente tras unas veinte películas en diversos puestos -entre las que destaca la inconclusa obra de Einsenstein ¡Qué viva México!- la vida lo llevaría a realizar su primer trabajo como cinefotógrafo: Allá en el rancho grande, que además es considerada la obra inicial de la Edad de Oro del cine mexicano, y la concepción de la industria como tal.

Figueroa el expresionista mexicano

El joven retratista, en su búsqueda por incursionar en el cine, fue enviado a Hollywood, por una nueva productora mexicana para poder aprender bien el oficio de manos de Gregg Toland. Figueroa creó vínculos con el cinefotógrafo americano, con quien compartía una visión importante sobre el cine: ambos estaban decididos a que la imagen funcionara como manifestación del mundo interior de la narrativa. Todo esto como resultado de la pureza y perfección del Expresionismo que se gestaba en Europa. Así, es posible observar en cada encuadre y en todas sus películas, un cuidado desmesurado por la composición, pero sobre todo por su trascendencia.

Figueroa: un hombre internacional

El peso de la figura de Gabriel Figueroa fue cobrando fuerza con el paso de los años, pero se gestó desde el momento en el que fue por primera vez a Estados Unidos. Figueroa llevaba el nombre de México consigo y le daba un impulso especial al cine nacional. Además, su trabajo traspasó las fronteras del país, llegando a trabajar con directores como John Huston o John Ford. Su nombre es uno de los más importantes, no sólo en México, sino en el mundo entero, como resultado de una espléndida obra, cuya fotografía está llena de significados, claroscuros, texturas y matices.

Figueroa: el gestor de la educación visual

Sin embargo, Gabriel no sólo se preocupaba por la belleza de cada uno de sus planos, también estaba conciente del poder de la imagen y el cine. Por tal motivo participó en diversos documentales sociales. Además, proyectó un ambicioso plan de educación visual en México, que apoyaría a los adultos analfabetos, brindando instrucción a través de películas. Esta propuesta integraba productos cinematográficos en diversos ámbitos y niveles educativos, como un apoyo preponderante para el país.

Figueroa y el ámbito social

Como artista y librepensador, el cinefotógrafo siempre estuvo a la cabeza de diversos movimientos sociales. Se le tachó de comunista y de anticomunista; luchó por los derechos de los trabajadores de la cinematografía, y lidió -desde su posición- por hacer de México un país digno. Figueroa, poco a poco, fue consolidando, no sólo su participación social, sino también su visión sobre el país.

Figueroa como un artista que se inspiraba en la fotografía, la pintura y el muralismo

Es posible describir toda la historia de Gabriel Figueroa, pero llegará un punto en el que su vida pasará a un segundo plano, opacado por la belleza de sus imágenes. Este cinefotógrafo es un artista que ha logrado traspolar la fotografía y la pintura al terreno del movimiento y la iluminación. Cada una de las participaciones cinematográficas del antes stillman es una nueva oportunidad para mirar de cerca el significado del nacionalismo pictórico que se formó en México durante principios del siglo XX.

Gabriel fue capaz de comprender a sus colegas contemporáneos de las artes plásticas y traducir sus abstracciones al lenguaje de la cámara. Llegó incluso a copiar el trabajo de algunos de ellos para llevarlos a otro nivel, que hasta los mismos autores originales reconocerían. Una anécdota imposible de inadvertir es aquella que le sucedió con el muralista José Clemente Orozco:

"Ya terminada la película (Flor Silvestre), la proyectamos en una función especial con todos los pintores y amigos de Dolores (del Río) que tenían interés en ver lo que había estado haciendo. A mi me tocó (¡esas casualidades!) estar sentado junto a José Clemente Orozco. Hay una escena del exterior de un velorio en que se ve una puerta al fondo, algunos cirios, algunas personas. Cuando salió esa parte, Orozco se enderezó un poco reconociendo alguna paternidad en eso, y le dije:

-Maestro, soy un ladrón honrado. Eso es copia de la acuarela que usted tiene que se llama El réquiem.

-Pues sí, algo reconocí, pero me ha llamado la atención la perspectiva, y sobre todo la transparencia que esto tiene, que no llega a un fondo y se detiene, sino que sigue. Necesita usted invitarme a verlo trabajar para ver cómo logra la perspectiva.

A mi me halagó mucho oír una opinión así de una gente del tamaño de José Clemente"

Fueron ése, entre otros muchos detalles, aquellos que constituyeron una estética propia de Figueroa, que se volvió incluso su sello personal y que se transformaría eventualmente no sólo en algo emblemático para el fotógrafo, sino también significativo para la construcción del país que ahora conocemos.

Figueroa y la conciencia pictórica

Toda esta inspiración de las artes plásticas le dio a Figueroa la pauta para la definición de lo que él llamaba conciencia pictórica. Esto se refiere a que mucha de su obra, inspirada en otros textos, tanto en contenido como en forma y estilo, crearía poco a poco un lenguaje propio, basado en una manera específica de ver la realidad.

Es ese pensamiento el que conduce al cinefotógrafo a retratar cada plano de sus películas como una pintura que dice mucho más que lo que parece que muestra. Gabriel fue consolidando toda una realidad mexicana, en armonía con las otras manifestaciones artísticas de la época, que en conjunto fueron delineando una identidad visual y una realidad paralela que se mostraba a la luz del proyector en las salas de cine por todo el país.

Figueroa y la Industria Cinematográfica

Gabriel formó parte del cine mexicano toda su vida y él fue -en buena medida- responsable del éxito de éste. La industria nació con su trabajo y creció a su lado. Sus relaciones con Hollywood llevaron a la mexicaneidad cinematográfica a otro nivel. Este vínculo con la posibilidad de una constante producción fílmica y su estética fueron la combinación perfecta para lograr el mayor logro de Figueroa.

Figueroa el inventor de México

Fue él, y su trabajo con Emilio "Indio" Fernández, lo que detonó un fenómeno visual que quizá apenas en la actualidad se ha comprendido del todo. Sus películas se caracterizan por mostrar el México que recordamos ahora en el país, y el que se mostró al mundo por años. Gabriel Figueroa creó los hermosos cielos mexicanos, llenos de nubes y matizados con un brillante color azul, que incluso a pesar del blanco y negro se pueden observar.

La mancuerna Fernández-Figueroa, junto al resto del equipo que colaboró durante años con ellos, fue capaz de distinguir muchas características del mexicano y su tierra y llevarlas a los ojos de los miles de espectadores que asistían a las salas constantemente. Ellos miraban la belleza del paisaje, las montañas, los magueyes, las flores, las artesanías. Tomaban en cuenta las tradiciones, la ropa, las costumbres y la belleza de las personas que, poco a poco, fueron creando su visión de la mexicanidad.

Figueroa fue muy cuidadoso en cada una de sus composiciones, en las que fue acuñando un estilo caracterizado por el pictorialismo y el claroscuro. La manera en la que lograba esto era a través de diversas técnicas que fue descubriendo y desarrollando con el tiempo y la práctica. Él mismo declaró en algún momento que, en su afán de construir cielos llenos de nubes: "me puse a estudiar ese sutil ambiente que registraba la cámara. Una cosa como smog muy ligero. Entonces, por medio de filtros infrarrojos logré quitarlo. De esta forma las nubes salían mejor porque el filtro oscurecía el azul del cielo y realzaba el blanco.1

Asimismo, de acuerdo a José Antonio Rodríguez 2 el fotógrafo mexicano sugería que se utilizaran dos negativos, uno para la tierra y otro para el cielo y las nubes. Mucho de su trabajo fue realizado por su grado de dominio del uso de los filtros, la dirección de la luz, el manejo de la iluminación artificial, y otros trucos, como pintar las sombras de los objetos retratados, para hacerlas mucho más notorias.

En gran parte, toda esta visión se derivaba de la perspectiva que Fernández (considerado un recio nacionalista) tenía en la mente sobre el país y lo que lo constituía. Esto no quiere decir que sus películas eran un calco de la vida, sin embargo, se volvieron un emblema que pasó a la historia, y que jamás hubieran sido posibles sin la atinada mirada de Figueroa. "Sus cintas son significativas, no sólo porque tuvieron éxito en crear un espacio para la articulación de lo mexicano, sino porque dentro de ese espacio desafiaron a las tradiciones artísticas de Occidente y a la ideología dominante que traían consigo.3

Gabriel Figueroa fue un maestro de la cinefotografía a nivel mundial y un elemento clave para el impulso de la industria mexicana. Es un representante del cine nacional y un artista inolvidable. Es un hombre que luchó por sus ideales y que evolucionó con su trabajo. Es un mexicano cuyo nombre es sinónimo de cinematografía.

Figueroa es un retratista de personajes importantes de la ciudad, y un cinefotógrafo que iluminó a estrellas como Dolores del Río y María Félix. Es el responsable de películas tan emblemáticas como: Nazarín, El Ángel Exterminador, Los Olvidados (de Luis Buñuel), Macario (de Roberto Gavaldón), Flor Silvestre, Salón México, Enamorada (de Emilio Fernández), El bolero de Raquel (de Miguel Delgado), El fugitivo (de John Ford) y hasta Bajo el Volcán (de John Huston).

En un arte que depende de la luz, él decidió invertir la fórmula y siempre trabajar con sombras, con la especial dialéctica de la imagen proyectada, que sólo existe porque hay luz brillante y luz oscura. Todo lo que nos muestra en su fotografía es expresivo y único y se adapta a toda historia y cualquier director. Figueroa es un maestro que nos reveló a México.

"Puedo decir que jamás he sido ajeno a mi tiempo. Al transfigurar la realidad con un implemento mecánico, la realidad me transfiguraba a mí mismo y me hacía crecer como un hombre entre todos los hombres. Contar historias, evocar historia, inventar historias: mi vida no ha sido más que un accidente en este universo poblado ya con seres intemporales".4

 


1-  Ramírez Berg, Charles. "La invención de México: el estilo estético de Emilio Fernández y Gabriel Figueroa". El cine mexicano a través de la crítica. México: UNAM/IMCINE/Universidad Autónoma de ciudad Juárez, 2001.

2-  Güemes, César. “No trabajar en Hollywood me permitió desarrollar un estilo mexicano: Gabriel Figueroa”, El financiero, México, 14 de agosto de 1996, p. 52

3-  Rodríguez, José Antonio. “Modernas sombras fugitivas: Las construcciones visuales de Gabriel Figueroa”. Gabriel Figueroa. México: Luna Córnea, 2008

4-  Gabriel Figueroa. Palabras pronunciadas al recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes, 1971.

 

          

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