Hace falta algo más que talento para adaptar un cuento infantil a la gran pantalla. El requisito imprescindible es ese puntito de múltiple afinidad que te haga conectar tanto con un público menor como con el adulto. Es algo a lo que las grandes productoras de animación, y cine infantil en general, como Disney, han tenido que ajustarse; como ejemplo, uno de sus últimos filmes: Tiana y el sapo (The Princess and the Frog, Ron Clements y John Musker, 2009) resulta ser una adaptación libre con un mayor peso político-social en la trama que el de sus producciones clásicas. Siguiendo con la Disney, el mismo objetivo permitió el remodelado de la historia en su, también reciente, Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland, Tim Burton, 2010) a través de la asociación con un director estilísticamente oscuro, de culto para un gran sector del público adulto. Es precisamente aquí, donde considero que se encuentra, quizás, el principal problema a la hora de adaptar una fábula tradicional: en el complicado maridaje entre niñez y terror.
Pese a que Hansel y Gretel, el cuento original de los hermanos Grimm, narraba una historia impregnada por los reveses de la vida, la adaptación sui generis del surcoreano Pil-Sung Yim, presenta, ya desde el comienzo una atmósfera turbadora, a imagen y semejanza de las imaginadas por Burton -una tendencia visual muy de moda en el terror oriental moderno-. En realidad, el cuento no es más que una excusa para armar una trama colorista de claro signo personal y algo contradictoria en su intento por trascender más allá del puro maniqueísmo.
La película, muy previsible de principio a fin, se sustenta sobre los chiquillos más espantosos del cine de terror desde aquella Esther encarnada por Isabelle Fuhrman en la magnífica La huérfana (The Orphan, Jaume Collet-Serra, 2009). Desde el arranque, y hasta la mitad del metraje, los titubeos de voluble misticismo palpable logran seducir al espectador y la pantalla magnetiza con fuerza la atención (hasta el comienzo del "último día" en la casa), percibiéndose como una apreciable obra, que simula saber lo que se trae entre manos al compilar algunos de los patrones del terror más primigenio.
Pero, el globo -del delirio fantástico- se ha hinchado tanto en su segunda, rebuscada mitad, que termina por explotarnos en la cara, al tiempo que nos enchufa las secuencias que intentan (ya que no lo consiguen, por la desconfianza que siembran) arrojar algo de luz sobre los arcanos de la naturaleza y los propósitos de los malditos críos. De hecho, el final se ha montado como un galimatías al sprint de tal calibre, que enturbia lo que había sido concebido, a bien seguro, como un grandioso (sólo en la mente de su autor, claro) colofón sentimental -sobre todo habiendo niños de por medio-, para provocar el efecto contrario: no conseguir conmovernos ni un ápice.
Una poderosa fotografía, que acierta con el juego de luces al trazar oportunamente las transiciones entre el género infantil y el de suspense -no alcanza el terror-, creyó Pil-Sung que sería el catalizador ideal para disimular el descaro con el que embaló en su leyenda una memoria de las peores lacras de la herencia capitalista norteamericana en su patria: el neoconservadurismo, palpable en la figura del diácono chiflado (que no tenía razón de ser hasta una coincidencia forzadísima en la resolución) y esa maldad innata a las personas, traducida en unos comportamientos abominables por parte de aquellos que debieran servir de ejemplo a la sociedad.
Hablando de maldades; tras el visionado de la película creo que tan sólo permanece en el recuerdo una idea, a modo de dilema moral: ¿es tan reprobable que aquellos que más han padecido reclamen su pedacito de amor? El fin podría justificar los medios bajo una infinidad de circunstancias, pero la respuesta no es tan clara cuando, previamente, y una vez más, se ha recurrido a la venganza para saldar cuentas pendientes.
Festival de Sitges 2008. Sección Oficial.
Ficha técnica:
Hansel y Gretel (Hansel & Gretel) , Corea del Sur, 2007
Dirección: Yim Pil-sung
Producción: Kang Young-mo
Guión: Kim Min-sook y Yim Pil-Sung (cuento: Hermanos Grimm)
Fotografía: Kim Ji-yong
Montaje: Kim Sun-min
Música: Lee Byung-woo
Interpretación: Cheon Jeong-myeong , Sim Eun-kyung, Jang Yeong-Nam, Jin Ji-hee, Kim Kyeong-ik, Park Hee-soon, Eun Won-jae
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