Fue la gran triunfadora de los XXIII Premios Anuales de la Academia de Cine Española - Goya 2009 obteniendo seis de los galardones; el de mejor película, los de mejor dirección y mejor guión original para Javier Fesser, mejor interpretación masculina de reparto para Jordi Dauder, mejor interpretación femenina protagonista para Carme Elías y el de mejor actriz revelación para Nerea Camacho. Sin embargo, los premios conllevan polémica -nunca llueve a gusto de todos- y no lo digo porque estos premios no sean merecidos, todo lo contrario, creo que algunos de ellos están más que justificados, ni porque realmente la hubiera, sino porque los premios, en ocasiones, tienen el peligro de sobrevalorar unas obras más de lo que realmente merecen.
Independientemente de los resultados de los Goya y de sus consecuencias, que por cierto tampoco fueron tan positivas en cuanto a resultados en taquilla[1] se refiere, la tercera película de Javier Fesser estuvo marcada desde el inicio de su rodaje por la controversia, al tratar de una forma directa a una de las instituciones de la Iglesia Católica más influyentes y cuestionadas, el Opus Dei. A su vez, supuso un cambio de registro de 180º en su filmografía, pasando de las comedias alocadas y fantasiosas llenas de recursos visuales fastuosos como El milagro de P. Tinto (1998) y La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003) a una obra dramática en todas sus vertientes sin repudiar por ello a su toque personal presente especialmente en las escenas oníricas de gran luminosidad y colorido.
Basada en la historia real de Alexia González Barros, la hija menor de una familia perteneciente al Opus Dei, que falleció en 1985 a los catorce años de edad, y que actualmente está en proceso de canonización, Camino, como reza su sinopsis oficial, "es una aventura emocional en torno a una extraordinaria niña de once años que se enfrenta al mismo tiempo a dos acontecimientos que son completamente nuevos para ella: enamorarse y morir". De esa confusión de sentimientos Fesser se aprovecha para narrarnos una historia muy trágica y, de paso, mostrarnos de una forma clara, sincera, aunque en algunos momentos también manipuladora, la reacción de una familia vinculada al Opus Dei en una situación tan extrema como es la muerte de una hija, siendo, tal vez, este retrato lo más interesante de la cinta.
El desarrollo del film se aferra a un guión minuciosamente trabajado, embadurnado por todos los ingredientes necesarios (personajes, tanto principales como secundarios, estereotipados, una puesta en escena realista y preciosista, unos emplazamientos y movimientos de cámara clasicistas, una música grandilocuente y conmovedora, unos giros de guión previsibles...) para transmitirnos la historia de la forma más emotiva posible, y por tanto, manipular nuestra percepción, si nos dejamos, dirigiéndonos por el sendero que le interesa. Es significativa la estructura circular de la película, que empieza con la secuencia de los últimos momentos de la vida de la niña Camino (por cierto, el título de la película y de la niña hace referencia al libro homónimo escrito por Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei), y acaba casi con esa misma secuencia (digo casi, porque hay una secuencia final, una especie de epílogo para más inri de la sensiblería). Entre esa primera secuencia y esa misma secuencia al final de la película encontraremos todas las respuestas que nos harán percibir de forma totalmente distinta lo que realmente ocurre.
Un flash-back nos traslada cinco meses antes, en él se nos narrarán todos los pormenores a los que tiene que hacer frente la joven, dulce, inocente y de mirada brillante, Camino, interpretada por una Nerea Camacho, en algunos momentos realmente espléndida, en otros no tanto, pero que en conjunto hace un trabajo extraordinario, soportando el peso de un dramón de estas características con una fuerza y entereza sorprendente.
Camino, la cual padece una extraña enfermedad terminal, vive con su madre, Gloria (impresionante Carme Elías), una mujer autoritaria, obsesionada con la religión, cuyas palabras y actos están continuamente relacionados al servicio fiel a la palabra de la "Obra" (Opus Dei significa Obra de Dios), aferrándose constantemente al consuelo y las opiniones de dos sacerdotes, tanto del joven y pretencioso Don Miguel Ángel (Pepe Ocio) como del veterano Don Luis (Jordi Dauider), antes que en el apoyo de su marido y padre de Camino, José (Mariano Venancio). Un hombre de buen corazón, padre de familia, con una espléndida y natural relación con su hija que intenta ayudarla en todo lo que puede a su manera, pero cuya influencia en las decisiones es totalmente anulada por el despótico comportamiento matriarcal. También tiene una hermana, Nuria (Manuela Vellés), a la que ve muy de vez en cuando, porque ejerce de numeraria auxiliar en una de las residencias de la Prelatura, y por tanto, tiene que cumplir su deber con Dios y no dejarse tentar por "el egoísmo de su familia que le echa de menos" como le advierte su "superiora".
La película tiene todos los elementos melodramáticos para intentar emocionarnos. Aparte de los recursos anteriormente mencionados, encontramos una serie de referencias y escenas cuya finalidad es acentuar esa emotividad (el relato de Mr. Meebles, la Caja de Guardar Secretos, el vestido rojo, el grupo de teatro, el encuentro "fortuito" del padre con Cuco...), en algunos momentos esta sensiblería invade la pantalla y alcanza su objetivo, en otras se llega a lo ridículo.
Desde mi percepción personal, considero que el nivel de sentimentalismo y manipulación es muy grande, contrastando las escenas naturalistas y dramáticas, correspondientes a la vida diaria de Camino y su familia, frente a las escenas de los sueños y pesadillas, de una tonalidad y luminosidad fatua, que le confieren al film un matiz artificioso y adulterado. De todos modos, Camino es una película entretenida, a pesar de las dos horas largas de duración, en la que lo interesante es lo que se cuenta, una historia dramática potente y ambientada en un contexto social (el Opus Dei) atractivo y polémico, y no el cómo se cuenta, amparada en un género manipulador como es el del melodrama con todas sus letras.
[1] De los 216.000 espectadores que había obtenido antes de la entrega de premios, llegó a alcanzar los 313.917, a pesar de la impactante campaña de promoción (según datos del Ministerio de Cultura).
Premios Goya 2008. 6 premios incluidos mejor película, director, guión original, actriz (Carme Elías) y actor secundario (Jordi Dauder).
Festival de San Sebastián 2008. Sección Oficial.
Ficha técnica:
Camino, España, 2008
Dirección: Javier Fesser
Producción: Jaume Roures, Luis Manso
Guión: Javier Fesser
Fotografía: Álex Catalán
Montaje: Javier Fesser
Música: Rafael Arnau
Interpretación: Nerea Camacho, Carme Elías, Mariano Venancio, Manuela Vellés, Lola Casamayor, Ana Gracia, Pepe Ocio, Jordi Dauder, Lucas Manzano, Claudia Otero
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