Cuando Tintí­n encontró a Haddock

Las aventuras de Tintín. El secreto del unicornio

The Adventures of Tintin. Steven Spielberg. EUA-Nueva Zelanda, 2011

Por Joaquín Juan Penalva

Las aventuras de Tintín. CartelLas aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio ha sido, sin duda, uno de los títulos más esperados de todo el año, pues un proyecto en el que se encuentran embarcados Steven Spielberg y Peter Jackson resulta de lo más prometedor. Estos maestros se han atrevido con uno de los grandes iconos del cómic europeo, Tintín, el reportero belga creado por el dibujante Georges Remi (1907-1983), más conocido como Hergé, que lo convirtió en protagonista de un total de veintitrés álbumes entre 1930 y 1976 (el último, Tintín y el Arte Alfa, lo concluyó Yves Rodier).

Además, el film se ha estrenado primero en Europa y todavía tardará un par de meses en llegar a Estados Unidos, donde el personaje de Tintín no es demasiado conocido. No es, por supuesto, la primera vez que la creación de Hergé llega a la gran pantalla o a la televisión, bien en imagen real o animada, pero sí la primera producción de gran envergadura sobre el personaje. La génesis de Las aventuras de Tintín se remonta a 1981, año de estreno de En busca del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark), uno de los mayores éxitos de Steven Spielberg. En Francia, la crítica especializada no tardó demasiado en encontrar similitudes entre el arqueólogo Indiana Jones y Tintín, un joven reportero belga que recorría el mundo en busca de noticias que él mismo protagonizaba. Spielberg se sorprendió, pues no conocía al personaje, pero, en cuanto tuvo acceso a los álbumes de Hergé, no solo descubrió parecidos razonables, sino que llegó a hablar con Hergé por teléfono, y este le mostró su admiración por el Dr. Jones y su deseo de que fuera el propio Spielberg quien llevara a la gran pantalla a Tintín.

Fotograma de Las aventuras de TintínEl guion tuvo varias reescrituras y Spielberg no era capaz de decidirse entre imagen real, animada o ambas. Por fortuna, Peter Jackson entró en el proyecto y convenció al director de que la motion capture era la técnica ideal para esta trasposición, ya que permitía adaptar y modificar, pero, al mismo tiempo, respetar la "línea clara" de Hergé, que, en palabras de Luis Alberto de Cuenca, es "una estética dibujística de trazos precisos, ausencia de sombreado y cuidado extremo por los detalles de la decoración, dando gran importancia al diseño de los fondos". Al final, Steven Moffat comenzó un libreto al que le dieron su forma definitiva Edgar Wright y Joe Cornish; los tres son guionistas británicos procedentes del mundo de la televisión y del cómic. Lo que pretendía Spielberg es que Tintín no perdiera en ningún momento su marcado carácter europeo. El guion de Las aventuras de Tintín bebe de tres álbumes distintos: de El cangrejo de las pinzas de oro toma el momento en que Tintín (Jamie Bell) conoce al Capitán Haddock (Andy Serkis), las escenas del hidroavión y del desierto del Sáhara, mientras que de El secreto del Unicornio y de El tesoro de Rackham el Rojo toma la historia del barco y su cargamento perdido.

Crítica de LAs aventuras de TintínEl comienzo de la película no podía ser mejor, con unos títulos de crédito que recurren a la animación tradicional para presentar a algunos de los colaboradores habituales de Spielberg, como el compositor John Williams, el montador Michael Kahn o el director de fotografía Janusz Kaminski. La acción se sitúa en torno a los años treinta del siglo XX, y comienza cuando a Tintín le están haciendo un retrato en un mercadillo. Enseguida descubrimos a Milú, pero a Tintín solo lo vemos fragmentariamente. De hecho, primero contemplamos su imagen de cómic -un gran homenaje a Hergé-, que es la que le entrega el retratista, antes de ver por primera vez los resultados de la motion capture. En cierto modo, la presentación del personaje recuerda a la del empresario Oscar Schindler (Liam Neeson) en La lista de Schindler (Schindler's List, Steven Spielberg, 1993), de quien se muestran primero detalles de la mano, de la ropa... antes de presentar su rostro.

Imagen de TintínLas aventuras de Tintín es una vuelta al cine de aventuras clásico, para toda la familia, planteado de forma sencilla, sin lecturas metafóricas o revisiones desmitificadoras, pero, eso sí, con mucha acción -a veces trepidante-, y con un humor muy fino y sofisticado, como el que destila el malvado Ivanovich Sakharine (Daniel Craig), un perfecto caballero al servicio del mal. Hay, a lo largo de toda la película, algunas transiciones brillantes, como la que transforma unos nudillos en las dunas del desierto. En otros momentos, el Capitán Haddock sufre unas particulares regresiones -a modo de flashbacks-, fruto del alcohol o de espejismos, que le sirven para contar la historia del Unicornio. Y, sin duda, el mayor despliegue técnico lo encontramos en la espectacular persecución en sidecar a través de las callejuelas de Bagghar, presentada en un plano‑secuencia de cinco minutos -no tan largo, de todas maneras, como el de Cuento de Navidad (A Christmas Carol, Robert Zemeckis, 2009). También resultan imprescindibles la batalla naval y el duelo con grúas portuarias entre Haddock y Sakharine.

El capitán Haddock, en las aventuras de TintínResulta paradójico que ahora, después de treinta años, cuando se estrena la primera cinta de animación dirigida por Spielberg, se mencione nuevamente el parecido con Indiana Jones. Con todo, hay una ventaja, y es que en Las aventuras de Tintín no salen esos marcianos que afeaban los finales de Inteligencia artificial (Artificial Intelligence: AI, 2001) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, 2008). Aunque disfrutaremos de lo lindo con la torpeza de Hernández y Fernández (Simon Pegg y Nick Frost, respectivamente), echaremos de menos a personajes tan entrañables como el Profesor Tornasol, que, con casi toda seguridad, saldrá en la siguiente entrega, de cuya dirección se hará cargo Peter Jackson.

QEscena de LAs aventuras de Tintínuien pretenda encontrar en esta película el menor atisbo de postmodernidad, deconstrucción o pastiche, que se olvide, porque en Las aventuras de Tintín solo va a a encontrar a Tintín, a su inseparable Milú y al Capitán Haddock, pero eso ya es mucho, pues implica la resurrección de un género de aventuras que se había perdido casi por completo.

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