Muchas historias han sobrevivido el paso del tiempo gracias a la tradición oral. Luego fueron tomando otras formas de ser contadas, debido -por ejemplo- a la creación de la imprenta que permitió que éstas se fueran adaptando a distintos modelos: cuento, novela, historieta cómica, novela ilustrada, entre otros. Con el paso del tiempo, todas estas historias se han ido presentando en diversos formatos de todos tipos: radionovelas, telenovelas, cortometrajes y películas.
De entre todos los cuentos e historias que se han adaptado al cine, Disney y ,en general, el cine familiar e infantil han recurrido a muchos de ellos: Blancanieves, La sirenita, La bella y la bestia, El soldadito de plomo, Alicia en el país de las maravillas, etcétera. De todos éstos, que han sido transmitidos generación tras generación, le llegó el turno a la sencilla y muy conocida historia de la niña de la caperuza roja.
Esta adaptación que surge de la mente de Leonardo DiCaprio (quien además es productor de la cinta) ha sido dirigida por Catherine Hardwicke (Crepúsculo 2008), y contiene una revisión bastante diferente a la versión original del cuento de Perrault o incluso al de los hermanos Grimm, formando una historia prácticamente nueva, sólo basada en cierta iconografía creada en el cuento europeo original.
Si el cuento ya era lo suficientemente "irreal", ahora con seres míticos, fantásticos y con varios factores adaptados al siglo XXI, Caperucita roja es una historia que llega a la cartelera dispuesta a conquistar a un público adolescente sediento de sangre, vampiros, jóvenes actores apuestos y sensaciones novedosas.
La nueva película de Hardwicke posee muchos detalles que -al menos tomando de referencia su entrega anterior- se notaron como recurrentes. De éstos, uno de los más notorios es la utilización de música contemporánea, con tintes de rock y música electrónica, que se mezclaron con un score ligeramente medieval. Esto funge como conexión para las nuevas generaciones con la época retratada, dándole un toque juvenil identificable.
Por otro lado, ha llenado el film de intérpretes apuestos -y en muchos casos poco conocidos-, que se adhieren a la lista de nuevos talentos que tratan de posicionarse como ídolos juveniles actuales. Aunado a esto, en la historia original, Caperucita era una niña y en este caso Amanda Seyfried ya no aparenta ser una pequeña y más bien es una joven. Esto permite envolver otro tipo de problemáticas, de corte amoroso y sexual.
Hay otras particularidades de la cinta que vale la pena mencionar, tales como el cuidadoso diseño de producción que tiene dos cualidades: en primer lugar, un equilibrio entre lo contemporáneo y la época que está retratando. Por otro lado, la atmósfera generada por la escenografía, que resulta mucho más teatral y contenida, y funciona como una cápsula en el espacio y tiempo, que muestra una realidad que sólo es posible en esa realidad. Esto es muy importante, ya que como esta historia viene de un cuento, darle este toque fantástico y ligeramente plástico-teatral ayuda a contener todo en una "cajita" que le regala a la audiencia la posibilidad de asegurarse que eso que se observa es fantasía y que proviene de la imaginación de alguna persona.
Un detalle que parece particularmente atinado en la producción es el vestuario, de lo que destaca la capa roja que acompaña a Valerie (Caperucita) en su aventura. Este accesorio -detonador de múltiples situaciones y característica de la joven- transforma y modela ligeramente el color y la fotografía de la película, contrastando inevitablemente con la nieve blanquecina y los colores opacos y oscuros de las casas del pueblo. Además, representa simbólicamente la sangre que persigue no sólo al personaje, sino al pueblo entero.
Para continuar con el armado de la película para un público joven, la directora se ha dado a la tarea de tener cortes de edición muy ágiles, lo que produce un ritmo llevadero para la cinta. También logra crear ciertos momentos de tensión, suspenso y sorpresa que colaboran de manera muy importante para la narración del cuento juvenil.
De todas las adaptaciones que se hicieron a esta historia, el más significativo es el cambio de la moraleja. Originalmente, el cuento alecciona sobre las precauciones y cuidados que deben tener las personas -en general-, pero más las mujeres, al momento de toparse con extraños. Es una lección que nunca antes se había plasmado en un cuento hasta que llegó la chica de la caperuza.
Diferente al original, en la cinta, Valerie debe preocuparse por algunas cosas más que salvar a su abuela y a ella misma. Así, resulta que debe tener más cuidado de quienes son sus conocidos en el pueblo que de los propios extraños que anden por ahí en el bosque. Entonces, se vuelve fundamental saber quién eres, qué quieres, de dónde vienes y hacia dónde te diriges, así como tener valores sólidos, convicciones firmes y fortaleza interior.
Hardwicke tiene en sus manos una historia que ha dado varias vueltas al mundo en distintas formas, y con esta última versión agrega a la lista una cinta juvenil que está bastante alejada de la original, pero que conserva ciertos rasgos que la vinculan con lo que Perrault imaginó hace cientos de años.
Tal vez los tiempos han cambiado y las enseñanzas de los cuentos deberían también de adaptarse a la nueva realidad y trajín del mundo. Caperucita roja no es la mejor adaptación, pero definitivamente es una opción posible para un texto que fue creado hace mucho tiempo y que quizá ya era hora de que tuviera una nueva percepción.
Trailer:
Por favor, comparte con los lectores de Revista de cine - Críticas, tráilers, sinopsis, análisis de películas tu opinión acerca de este artículo.