"No digas nada, dame una oportunidad"
Maggie en Los amigos de Peter (1992)
La idea de que Thor fuese dirigida por Kenneth Branagh sorprendía inicialmente (¿qué hace este "shakespeariano" nato al frente de un reto que debería ser poco interesante para él?), pero nos daba esperanzas. Al fin y al cabo, Thor es uno de los superhéroes más complejos a la hora de llevar su historia a la gran pantalla, debido a su origen mitológico y la necesidad de recrear lo más fielmente Asgard y la raza de dioses de otra dimensión. Así que... le dimos una oportunidad.
Pero, lamentablemente, a quien encontramos no es al Branagh al que estábamos acostumbrados (hace tiempo, también hay que decirlo): grandezas del estilo de Enrique V (Henry V, 1989), Los amigos de Peter (Peter's friends, 1992), o Hamlet (1996) brillan por su ausencia. Lo que encontramos es, ni más ni menos, a un director que ha querido imitar, como mínimo, a Jon Fravreau, responsable de Iron Man (2008, 2010). Y claro, por muchos motivos, Branagh no es Favreau. Porque no es un director de acción. Y, por otro lado, su experiencia en adaptaciones de un "mundo antiguo" le hace, en realidad, un flaco favor.
Inicialmente, la combinación de la acción en la Tierra y en la galaxia lejana no acaban de encajar, rompiendo el tempo innecesariamente. De hecho, la forma narrativa escogida para la secuencia introductoria difiere enormemente con la inminente presentación de Asgard (voz en off de Odín, padre de Thor, interpretado por Anthony Hopkins). Las escenas de acción iniciales contra los gigantes de hielo no convencen, son demasiado lentas (repetimos, Brannagh no es director apto para subir la adrenalina) y poco innovadoras (que si un monstruo gigante, que si alguien muere atravesado por una espada, que si otro cae por un precipicio. Por favor, basta de imitar a El Señor de los Anillos).
Las explicaciones y -pequeños- giros argumentales se precipitan tanto que no da tiempo a digerirlos. El vestuario y los escenarios se ven tan de cartón piedra que impiden meterse en la piel de estos héroes... Y si, además, a esto le sumamos que el guión está lleno de tópicos y que los personajes son totalmente planos (el malo-bueno cambia tantas veces que dan ganas de decir que ya sabemos quién es Loki, no hace falta confundirnos), y sin ningún tipo de evolución (bueno, menos Thor, que pasa también tan forzada y rápidamente de gamberro a héroe comprometido que dan ganas de llorar de impotencia). Estamos ante un producto muy poco atractivo. Eso sin mencionar que parece que hayan querido encontrar en Chris Hemsworth al nuevo Brad Pitt (¿quién no ha tenido la sensación de estar viendo Leyendas de Pasión, Edward Awick, 1994, en las escenas que comparte con su padre?). No obstante, y aunque no lo parezca, no está todo perdido. Por dos razones.
La primera de ellas es que Branagh sí da señales de vida en momentos muy concretos del film. Y nos alegra. Porque, sorprendentemente también para los productores, Branagh aporta su granito de arena, no en el mundo de Asgard, sino en el real, con unas escenas cómicas rodadas de una forma tan simple como efectiva. Y es que, al fin y al cabo, es su naturaleza: humor inglés. Así que cuando Thor es desterrado a la Tierra, por fin, la película nos saca de nuestro letargo y nos metemos un poco más en ella. Parece que el director está mucho más cómodo en este lado del supuesto "agujero de gusano", porque las mejores escenas están aquí: el Dios desesperado por no poder, cual Excalibur, arrancar su propio martillo de la piedra en el que está incrustada; la lucha contra el gigante de metal enviado por Loki para destruir a su hermano; los guiños a películas anteriores, sobre todo y por supuesto a Iron Man 2, en la que pudimos ver, tras los créditos finales, la introducción a este nuevo entremés que nos regala la factoría Marvel hasta que llegue la esperada The Avengers en 2012, dirigida por Josh Whedon.
La segunda razón es más que obvia. Aunque nos hubiese gustado, y más con Branagh a la cabeza del proyecto, que Thor estuviese a la altura de otras adaptaciones de cómic, no podemos olvidar que estamos ante un producto para masas, pensado para la diversión en grupo o en familia (no para freakies del cómic que se verán, como otras muchas veces, defraudados) y a la que no se le puede pedir más que lo que ofrece: espectáculo. Y esto, a partir del segundo tercio de la película, se obtiene. Y mucho. La batalla final pone los pelos de punta, generando una tensión que parecía no llegar nunca y que demuestra por qué Thor es el Dios del Trueno. Chris Hemsworth, aunque parezca increíble, es el que mejor interpreta su papel (obviaremos comentar el talento desperdiciado de Natalie Portman, o que Anthony Hopkins ya no se molesta en ser actor: con un refrito de anteriores papeles tiene suficiente). Y una vez cogido el ritmo, incluso los decorados y el excesivo uso de (malos) efectos especiales se olvidan. Al fin y al cabo, todos queremos que el héroe se comporte como tal: que luche por nosotros, que gane al malo, que se lleve a la chica... Y ya está.
La peli se acaba, salen las letras finales. La gente que ha ido al cine por pura diversión se levanta contenta y se va. En la sala quedamos los que nos podemos reconocer entre nosotros: los conocedores del cómic de Marvel y de las pistas que siempre se dejan al finalizar los títulos de crédito, para abrir boca a lo que en realidad estamos esperando: la gran batalla que reúna a los vengadores, The Avengers. Si ya nos hemos emocionado con el breve cameo de Jeremy Renner en Thor, sabiendo que ya está confirmado se convertirá en Hawkeye, los cinco minutos finales, con la aparición de Nick Fury y Loki, nos hacen olvidar el pequeño mal sabor de boca que nos llevamos con esta última adaptación... somos unos perdonadores natos. ¡Ah! Y, como ya viene pasando demasiado repetidamente, lo del 3D es tirar el dinero. Pocas escenas están rodadas con esta tecnología, y las que lo están no aportan espectáculo adicional.
Ficha técnica
Thor, Francia, Bélgica, Canadá, Alemania, 2009
Dirección: Kenneth Branagh
Producción: Kevin Feige, Craig Kyle
Guión: Ashley Miller, Zack Stentz, Don Payne
Fotografía: Haris Zambarloukos
Montaje: Paul Rubell
Música: Patrick Doyle
Interpretación: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins
Trailer:
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