La comedia británica es tan emblemática, que para muchos de nosotros es casi un género que se caracteriza por ciertos rasgos de humor, una pizca de sarcasmo e ironía, actuaciones excelentes, historias simples y, por supuesto, el incomparable e inconfundible acento que ya, por sí mismo, representa toda una nueva manera de escuchar. Dentro de todo esto, la última película de Mike Leigh, Happy-go-lucky, es una historia de amor a la vida pero al más puro estilo inglés.
Poppy es una mujer feliz. Sonríe y ve su existencia de la manera más amable, logrando cautivar al espectador con su optimismo, pero desesperando a la gente que la rodea, ya que nadie es capaz de comprender cómo es que una persona puede gozar tanto su realidad. Ella pasa su día a día disfrutando de cada detalle, experimentando con aquello que le intriga, irradiando alegría y tratando de contagiar su pasión por vivir.
Esta sencilla historia en donde vemos varios días de la protagonista y conocemos su filosofía, observamos sus relaciones con los demás, sus tareas cotidianas y sus lecciones de manejo, lo que nos conduce a adentrarnos más en una simple enseñanza: hay que saber vivir con alegría para gozar mejor de cada día, lo demás llegará solo. Sin embargo, en ocasiones el optimismo y la buena voluntad de Poppy llegan a un nivel de absoluta irracionalidad. Para ella, no es posible enojarse, no hay imposibles que le obstaculicen el camino y nada la detiene de sentir que es feliz con lo que tiene y con quien es.
Otro de los temas que se tocan en el film, es la manera en la que se realiza el proceso de enseñanza. Para la protagonista, ser maestra es una de las actividades que más alegría le provee. Prepara sus ejercicios para la escuela con amor y realiza cada dinámica con sentido y emociones. Dar clases es el sentido de su existencia. De hecho es en la escuela donde también encontrará las oportunidades para compartir su alegría con los demás, en muchos otros sentidos.
Al mismo tiempo que enseña, decide emprender la aventura de tomar clases de manejo, y con éstas se enfrentará a su antagonista, que resulta ser su completo opuesto: su profesor es un hombre con represiones psicológicas y sociales, que sólo está minando el aprendizaje de la chica, a través del contagio de sus miedos y de la constante necesidad de transmitir sus pensamientos negativos. Él es la antítesis de Poppy, y como su completo opuesto, llegará un punto en el que o se logran equilibrar o explotarán ambos hacia lugares distintos.
Ambos casos representan diferentes caminos en el proceso de enseñanza, que siempre tendrá que ver con la manera en la que las personas vivimos cada día. En un salón de clases o en una lección particular es donde nos enfrentamos a nuestra verdadera personalidad y donde salen a relucir las cualidades y defectos. Es quizá por eso que Poppy es maestra de primaria (o preescolar), ya que ahí es donde la inocencia de los niños es equiparable con su perspectiva ante la vida.
Sally Hawkins, quien ya había trabajado con Leigh, entrega un personaje complejo -dentro de la simplicidad- que logra convencernos de que siempre hay un camino para estar de buen humor. Poppy es feliz, fresca, casual, simpática, simple, soñadora y, al mismo tiempo, terrenal. Sabe que vivir no es fácil, pero se regodea en ello, aprovechando los caminos que le da su actitud. Tal ha sido la actuación de Hawkins que ganó varios premios internacionales como mejor actriz y el reconocimiento del público ante este emblemático personaje.
Para Poppy, estar en este planeta no es un acto doloroso ni obligado, es un fenómeno maravilloso que poseemos la dicha de experimentar. Cuando aprendemos a vivir desinteresadamente y con pasión, todo lo demás llegará solo. Ella no está preocupada por su trabajo, ni por su familia, ni por sus relaciones personales, porque disfruta cada momento. Así, todo caerá por su propio peso, incluido su corazón.
Definitivamente, Happy-go-lucky es una película feliz que invade el corazón de quien la ve y provoca el fenómeno del contagio desmedido sobre el optimismo irracional. Es una cinta que se mira y obliga al espectador a sonreír y a reflexionar un momento sobre la manera en la que caminamos por el mundo y vivimos nuestras propias emociones.
Nominada al Oscar por su guión original (también de Leigh) y seleccionada en muchos festivales alrededor del mundo, esta película ha cautivado el corazón de los espectadores sin importar idiomas o culturas, porque la felicidad es algo que todos deseamos alcanzar, y que pocos -como Poppy- consiguen, aunque sea en una fantástica película.
Oscars 2008. Nominación mejor guión original.
European Film awards 2008. Mejor actriz (Sally Hawkins).
Festival de Berlín 2008. Oso de plata a la mejor actriz (Sally Hawkins).
Ficha técnica:
Happy-go-lucky, Reino Unido, 2008
Dirección: Mike Leigh
Producción: Simon Channing Williams, James Clayton
Guión: Mike Leigh
Música: Gary Yershon
Fotografía: Dick Pope
Montaje: Jim Clark
Interpretación: Sally Hawkins, Alexis Zegerman, Andrea Riseborough, Samuel Roukin, Nonso Anozie
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Hola Capitán Frito
Siento mucho haber demorado tanto en responder. Primero que nada te agradezco que nos leas y también que te hayas tomado el tiempo de escribirme.
Te respondo.
Aunque Poppy es presentada como un personaje que pareciera unidimensional, y cuya vida gira entorno a una alegrÃa sin fundamentos, es quizá la muestra de que hay personas en este mundo que realmente viven en completa armonÃa con quienes son, con lo que buscan, desean, aman y sueñan de su dÃa a dÃa. Para los mortales comunes -como yo- es quizá difÃcil comprender y aceptar que hay personas que viven asÃ, pero estoy segura de que existen.
Por otro lado, me parece que la prueba fehaciente de este equilibrio es que Poppy al final reconoce que el desequilibrio, el peligro -e incluso- , la muerte pueden merodear su burbuja perfecta, y por ello decide ponerle un freno a la situación, que se refleja en su temor y sus acciones para que su profesor de manejo no cometa una locura. Sin embargo, la protagonista sufrirá de la ira y descontrol de éste y con eso, ella tendrá que huir. Poppy no es tonta, pero tiene un alma buena, y por eso busca el bien hacia los demás. Bien dicen que cuando uno está bien consigo mismo, está bien con los demás.
Definitivamente el final es lo que necesita el personaje principal para terminar de delinearse y construirse. Sin ese momento "incómodo" y "duro" en su vida, Poppy no desmotrarÃa de qué está hecha realmente.
Aunado a esto, me gustarÃa agregar, que la escena final donde ella habla por teléfono con su ahora novio, y la cámara la muestra en una balsa en medio de la nada, alejada, es también un cierre en el que Leigh nos recuerda que Poppy siempre volverá a su paz interior, aún a pesar de los momentos más amargos; siempre hallará buenas razones para navegar por el rÃo d ela tranquilidad. Además se nos presenta alejada, porque quizá sabe perfecto (el director) que nosotros quizá no reaccionarÃamos igual; al menos ha tenido la delicadeza de no mostrarnos una cursi escena de amor, sino una simple llamada telefónica que será suficiente para comprender que Poppy está en equilibrio constante, sin importar todo lo que está a su alrededor.
Nos leemos muy pronto y sigue visitándonos!