La trampa del intelecto

Dinero fácil

Snabba Cash (aka Easy Money), Daniel Espinosa, Suecia, 2010 

Por Enrique Posada

Cartel de la película Dinero fácilUna persona muy inteligente puede caer en diversas trampas cuando se trata de conseguir dinero. Puede que sea evidente para ella que el mundo está lleno de oportunidades para hacer negocios especiales y llenarse de riqueza, basándose en la credulidad de las personas, en su capacidad para dejarse llevar por esquemas piramidales, en su insaciable apetito por las drogas o por los placeres o en su urgente deseo de satisfacer necesidades personales o de protegerse contra peligros o amenazas. El blanqueo o lavado de dinero, la estafa nigeriana, las pirámides cerradas o abiertas, el narcotráfico, los casinos, las apuestas, la prostitución, la trata de blancas, las estafas a personas incautas o incluso ilustradas, el contrabando de armas, la corrupción en los negocios públicos, el desfalco, el fraude fiscal, los crímenes de guante blanco, la malversación pública, la extorsión, el secuestro, la piratería y el terrorismo son algunas de las tantas actividades ilegales o criminales que personas muy inteligentes diseñan para aprovecharse de las muchas oportunidades que se cuelan por los resquicios que la sociedad es incapaz de sellar en la red inmensa del tejido comunitario.

Las mafias y las bandas criminales se constituyen entonces en organizaciones altamente sofisticadas y ramificadas, que se convierten en máquinas de la abundancia, generando cantidades enormes de dinero, con las cuales se puede comprar a los funcionarios y a los agentes de los organismos de control y vigilancia. En algún punto estas cadenas criminales deben contar con medios para que los enormes activos provenientes de las actividades ilícitas aparezcan como el fruto de actividades legítimas y circulen sin problema en el sistema financiero. Se conforman zonas grises, difusas, en las cuales personas y organizaciones altamente inteligentes, que se ven a sí mismas como legales, entran a diseñar y a operar esquemas de lavado y blanqueo, recibiendo a cambio grandes ganancias de dinero fácil.  

Dinero fácil, fotogramaEl problema es que las cosas no son así de sencillas. El camino del crimen y del dinero fácil está plagado de trampas peligrosas. Sin embargo, el inteligente intermediario se siente seguro, capaz de ganarle la partida a la muerte, capaz de llevar una vida normal, alejada de las oscuras callejuelas del crimen.  Es así como casi siempre cae en la trampa del intelecto.

Este es el ambiente donde transcurre Dinero fácil, la historia de JW, un matemático y bien parecido joven sueco, de ideas creativas y brillantes para lavar dinero, que se deja arrastrar a los  bajos fondos del crimen en Estocolmo, donde bandas criminales dominadas por inmigrantes balcánicos, latinoamericanos y árabes, lucran con el negocio de las drogas. En forma inesperada conoce a Jorge, un chileno prófugo, curtido en las artes del narcotráfico. Con él, JW forma una amistad que lo condena y que lo salva al mismo tiempo. Sofía es el ángel de los sueños de JW, de ella se enamora, con ella mantiene la ilusión de la legalidad en medio de los terribles efectos personales y grupales de sus decisiones equivocadas y torcidas.

Imagen de la película Dinero fácilEl filme tiene un comienzo confuso, como las mentes de los protagonistas o como sus personalidades mismas. Nos introduce en mundos dominados por la violencia, la arbitrariedad, la superficialidad, el materialismo y la incertidumbre. Luego la trama va tomando forma, se redondean las historias y se definen mejor los personajes, de manera que el espectador logra desarrollar empatías e interés por ellos y curiosidad por el desenlace, base importante para que una película de suspense valga la pena. En su segunda mitad, Dinero fácil se torna sorprendente y valiosa, en la medida en que JW y Jorge, un presidiario que busca venganza, tienen que luchar contra imponderables ominosos. Mucho tiene que ver en esto la acertada intervención y actuación del personaje Mrado, un serbio que vive en dos mundos, a la vez matón y padre que ama desesperadamente a su niña y que se va transformado con la acción en un ser más humano, más cercano, que nos causa más lástima que repulsión. Espinosa nos ofrece finalmente un trabajo bien hecho, que se puede ver con gusto y que le ha abierto las puertas al protagonismo internacional.

Easy moneyNo deja de ser curioso que Suecia, el modélico país de la justicia social, sea el epicentro de historias y películas de cine negro, donde rondan la muerte, el crimen y la violencia absurda, fenómenos que casi todos creemos propios de sociedades más atrasadas, injustas y primitivas.  No nos imaginamos fácilmente a Estocolmo como el lugar siniestro, oscuro, abandonado, depravado que se adivina en la cinta. Probablemente por ello Dinero fácil se ha convertido en una película de sensación en su país de origen y ya se anuncia una trilogía, basada en la obra del novelista Jens Lapidus, autor de Snabba Cash, obra que ha originado la película, siguiendo de alguna forma las huellas de la famosa Trilogía Millenium de Stieg Larsson.

El cine, como mundo paralelo, nos lleva de la mano a esas zonas oscuras, reales o imaginadas, que podemos visitar sin que nos destruyan o nos afecten demasiado. Un habitante de la próspera Suecia puede pasearse por una Estocolmo menos opulenta, menos limpia y ordenada, menos centrada en los derechos humanos, más bizarra. Crítica de Dinero fácilDe esta forma puede adquirir una cierta conciencia de las trampas escondidas bajo la complacencia de su mundo tranquilo y seguro. Podrá ser consciente de que una masa de inmigrantes se acerca, atraída, ávida de oportunidades. Pensará quizás que esa masa se puede convertir en factor de cambio, de creatividad, de enriquecimiento, de florecimiento, de renovación, de ideas. O se llenará de temores, de prevenciones y de rechazos. El cine facilita que nuestras mentes, las de todos los habitantes de este mundo complejo y enredado, viajen por las fantasías, por las alegrías y los dolores, para que sepamos escoger, para que sepamos entender mejor las consecuencias lógicas de nuestras acciones, de manera que no caigamos en las trampas que el intelecto nos arma a cada paso. 

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