El nuevo cine independiente tiende a presentar, contenido en muy diferentes envases, un carácter reivindicativo. Ya, el mismo punto de partida de este tipo de películas reivindicaba una autonomía dentro del cine, la de la capacidad de sacar adelante proyectos desligándose del apadrinamiento de las grandes productoras o majors. Otra circunstancia frecuente se ha trasladado a la primacía de la originalidad en un guión sin alambiques frente a la espectacularidad que proporcionan los costosísimos recursos de la última tecnología. Pero, una nueva "escisión" en el cine indie se exige a sí misma el poder demostrar que las buenas historias no necesitan ni dinero, ni una agudeza extrema para triunfar. Apuntalando una firme pero pragmática sencillez como rúbrica, encontramos cintas como Sunshine Cleaning; pequeñas, pero poderosas.
Se trata de una obra que, sin serlo, huele tremendamente a debut (aunque sí conforma la primera incursión de la directora en la comedia), por su desvergüenza y su frescura, en la línea de la brillante ópera prima de Jonathan Dayton y Valerie Faris, Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006). Elijo la comparación con esta película, referencia ineludible del cine independiente norteamericano de la última década, a propósito de unas, a mi entender, concisas y apropiadas líneas leídas en la web www.notodo.com: "Los parecidos de Sunshine cleaning con Little Miss Sunshine van más allá de la palabra repetida en el título y la coincidencia de productores: en ambos casos estamos ante películas de medio presupuesto, divertidas con un punto amargo -o amargas con un punto divertido- y que hablan de la familia y el fracaso en las relaciones personales".
Más claro imposible. El humor, cuanto más negro mejor, ha pasado ya de disposición a instinto en el cine independiente del siglo XXI. Así como el gusto por contar historias de perdedores, enfocadas desde una falsaria perspectiva de aparente superación personal; los filmes acostumbran a sumirnos de lleno en sus miserias, al tiempo que nos distraen con esos golpes de efecto (gracioso, si están trabajados), haciendo creer que nada en la vida es tan negativo como para llegar a ser pésimo o deprimente.
En este caso, el patetismo vital se posa sobre la relación entre dos hermanas totalmente diferentes, la responsable -Amy Adams- y la "cabezaloca" -Emily Blunt- (un clásico). Entre ellas, un problemático y excéntrico niño, hijo de la primera -Jason Spevack-, y el padre de ambas, egoísta y embaucador -Alan Arkin-, completan la lista de roles, a juzgar, también muy arquetípicos. Lo cierto es que Sunshine Cleaning no parece estar mostrándonos nada innovador ni revolucionario; y no sé por qué, pero engancha.
Será por la profundidad de sus personajes. O será por ese puntito de friquismo campechano ineludible en toda producción de bajo presupuesto que tampoco (o tan poco) se esfuerza por disimular la película de Christine Jeffs. Puestos a continuar definiendo el cine independiente a través de sus facciones, y a modo de anécdota, cabe señalar que la cinta que nos ocupa, junto a la antes mencionada de Dayton y Faris y a la excepcional obra de Michael Gondry, Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004) -lo sé, mis filmes de cabecera en este campo son también irrevocables-, revelan una extraña devoción (probablemente en su acepción más cool) de este tipo de directores hacia la palabra "sunshine".
Con lo del puntito ineludible de friquismo me refiero, en este caso, por supuesto, al empleo que aceptan las hermanas para encarrilar sus vidas: limpiadoras de escenas de crímenes tras la pertinente investigación policial. Con este as que se saca de la manga (por llamarlo de alguna manera), la cinta se procura un aliciente que lleva todo el peso de la decisión del espectador curioso de comprar su entrada, al tiempo que funciona como un apañado mecanismo redentor y fraternalmente conciliador. El día a día de un trabajo tan poco grato termina pasando factura. Y ya se sabe que las situaciones adversas tienden a estrechar lazos. No digo más.
Quizás Megan Holley debió de haber detenido un guión ya de por sí recubierto por un hálito ligeramente feminista (no se entienda el calificativo como un reproche), un poco más en la intención de crear conflictos en una trama muy poco activa o en el buceo por las profundidades de esos desabrimientos familiares y sus soluciones naturales, en lugar de limitarse a agregar un moderador de pegote y algo remoto (la rapidez con la que las dos aceptan el trabajo, siendo tan diferentes como son, da que sospechar) para que cumpliera con el trabajo sucio. Pero, en un acto de fe, si entendemos este recurso como otro aporte digno de la sencillez que domina de principio a fin el relato, tiene hasta más sentido. Lo dicho, muy interesante.
Ficha técnica:
Sunshine Cleaning, EUA, 2008
Dirección: Christine Jeffs
Producción: Jeb Brody, Marc Turtletaub, Peter Saraf y Glenn Williamson
Guión: Megan Holley
Fotografía: John Toon
Montaje: Heather Persons
Música: Michael Penn
Interpretación: Amy Adams, Emily Blunt, Alan Arkin, Jason Spevack, Steven Zahn