Crónica del Festival

PlácidoPor Manu Argüelles

Manresa recuerda con cariño el rodaje de Plácido (Luis García Berlanga, 1961) por las calles de la localidad. Y si no Manresa, como mínimo este grupo de idealistas (como se autodefinieron ellos mismos) cinéfilos que llevan a cabo el festival desde hace once años. Y será que los idealistas nos entendemos bien, porque el festival es todo un regalo para el cinéfilo, sea un romántico a la antigua usanza de la Nouvelle Vague, o no. Un festival de cine no solo debe quedarse en un muestrario de películas que permita la concentración cinéfila durante unos días. Sino que debe expandirse como un dispositivo de dinamización cultural. Y a la vez, actuar también como un resorte de proyección exterior de la ciudad que lo acoge. La organización lo tiene claro. Y es tal la diversidad de actividades paralelas que propulsan, que estamos seguros que con el certamen copan toda la actividad cultural de Manresa.

Con la mitad de capital proveniente del tejido institucional público (por primera vez reciben una subvención del Ministerio de Cultura) y con la otra mitad por parte de capital privado, el Festival de Cine Negro de Manresa se celebró del 18 al 22 de noviembre, con un 30% menos de presupuesto. La crisis, ya sabemos la inopia de los políticos con la cultura. En todo caso, en lo que respecta a las películas seleccionadas, esa reducción de presupuesto no se notó en absoluto.

Las fechas en las que se celebra, cerrando el año, les permite recoger los mejores largometrajes de la intensa jornada festivalera anual, ya sea nacional o internacional. Y eso se traduce en una elección de filmes que no podemos más que sentirla como muy cuidada y con mucho mimo. Porque el tsunami en el que se quiere convertir el festival parte de dos criterios que deberían ser la brújula de todo festival (y que desgraciadamente no siempre es así en lo que respecta al segundo): primicia (películas que no tengan fecha de estreno) y calidad.

Si el rojo y el negro son los colores que identifican al festival (y así se trasluce en el cartel), una vez acabado, uno no puede más que sentirlos como los colores de la nobleza fílmica. Un excelente remedio para cinco días concentrados, donde la sobreabundancia habitual de los grandes festivales, aquí se dirime en una idea de entregar lo mejor para el espectador. Y no engañan.

 Esa sensación abrumadora de encontrarse ante una programación inabarcable de muchos festivales, se traduce muchas veces, en una carrera de riesgos para sortear peligrosos castañazos que se cuelan ante tanta oferta. No solo se trata de prescindir y/o renunciar a determinados largometrajes de la sección oficial, para poder ver otros de secciones paralelas, sin perder por ello el deber profesional, sino de olfatear antes de tiempo el olor de la mediocridad. Un campo de minas, vamos.

Las dos vidas de Andrés RabadanManresa no. Manresa es entrar a ver el largometraje y relajarse. Hasta el film que más suspicacias nos despertaron (y hablo de solo uno de once) no deja de tener ciertos puntos de interés. Por más que no compartamos con Ventura Durall esa especie de síndrome de Estocolmo a la inversa que ha sufrido en la realización de Las dos vidas de Andrés Rabadán (España, 2009), tampoco negaremos que su largometraje (voluntarioso) guarda algún valor destacable (Alex Brendemhül, por ejemplo).

Vimos once películas. Nos saltamos tan solo dos de la sección oficial, (uno desearía clonarse ante estas disyuntivas), para poder pasearnos por las otras dos grandes secciones sin olvidarnos del placer (mitómano, en nuestro caso) que supone deambular por el espacio Placidoscope, donde, no se lo pierdan, ¡¡proyectaban películas de forma gratuita!!

¿Me ven muy entusiasta? Al César lo que es del César.

Entrando ya a desgranar el festival, empezaremos diciendo que constan de tres grandes secciones:

La sección Oficial de Cine Negro. Contó este año en la inauguración con Tenderness (EUA, 2008) de John Polson, casi como un preestreno, ya que la vimos un día antes de su lanzamiento en las pantallas españolas. Y como broche final, clausuró el certamen la mayestática La cinta blanca (Das weisse band, Austria-Alemania-Francia-Italia, 2009) flamante ganadora de la palma de oro en el Festival de Cannes. Ambas, eso sí, fuera de concurso.

Y a concurso pudimos rescatar el último premio Fipresci otorgado en el festival de San Sebastián, Los condenados de Isaki Lacuesta (España, 2009). Continuando con galadornes previos, la que para nuestro gusto debería haberse llevado el premio Plácido de Plata al mejor largometraje de cine negro, Cinco minutos de gloria (Five minutes of heaven, Reino Unido, 2009) de Oliver Hirschbiegel, que ya cuenta con dos premios en Sundance 2009, al mejor director y mejor guión, dentro del apartado de cine mundial.

En cambio, a la que sí le otorgaron el Plácido de Plata fue a Un prophète (Un Profeta, Francia, 2009) premio del jurado en el festival de Un profetaCannes. No es que no se lo merezca, no me entiendan mal. La disfruté como un enano. Pero la trayectoria imparable y el reconocimiento internacional que ha ido labrando (ojo en los Oscars, viendo el posicionamiento del film ante la crítica norteamericana), nos hace decantarnos por la película de Oliver Hirschbiegel que cuenta con más riesgo de no recibir el trato que se merece.

Y del Festival de Sitges, Manresa se ha nutrido. Especialmente en la sección Fantástico, de la que luego hablaremos. Y aquí contamos con el procaz remake de Werner Herzog, Teniente corrupto (Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans, EUA, 2009) visto también en Venecia.

Añadiendo un punto exótico a la sección tres propuestas más. ¿Una película de animación a concurso? No es algo habitual. Pero Film Noir  (Serbia-EUA, 2007) de D. Jud Jones y Risto Topalosky, siendo un festival de cine negro no podía faltar. Y fíjense la fecha de producción. Sigue inédita y no se lo pregunten. Es una de las pocas a concurso que todavía no cuenta con fecha de estreno. Y ya ni siquiera con fecha de lanzamiento en DVD (en el peor de los casos). Por más que he rastreado la distribuidora con los derechos, Wild bunch, no he encontrado nada al respecto. Quizás por ello, recibió una mención especial por el jurado presidido por la actriz Leticia Dolera.

Sumemos una parodia a la francesa de las películas al estilo de James Bond, terreno que parece estar reservado a producciones de habla anglófona. Hablamos de la película QSS 117 Rio Ne Repend Plus (Francia, 2009) de Michel Hazanevicius y el thriller islandés Jar city (Baltasar Komarkur, 2006). Porque ya me dirán ustedes cuantas oportunidades tenemos de ver realizaciones de esa pequeña isla popularizada por Björk.

Concluimos con la (inevitable) participación española que se completa con Las dos vidas de Andrés Rabadán (Ventura Durall, 2008) la cual finalmente ha visto fecha de estreno mientras escribimos estas líneas.

Por otra parte, la sección de Pantalla de Actualidad fue un breve muestrario alejado del género pero con un catálogo de indudable valor.

Seguimos rescatando de San Sebastián. Dos concretamente: City of life and death (Lu Chuan, China, 2009) que fue concha de oro y La mujer sin piano (Javier Rebollo, España 2009) concha de plata al mejor director. Esta última, que no quisimos perder la oportunidad de verla, es la prueba fehaciente de que en el cine patrio se puede hacer las cosas lejos de los parámetros adocenados de la (gran) industria española.

La mujer sin pianoComo cultivo festivalero, seguimos con Fish tank de la que ya damos crédito de ella en la crítica que publicamos. Sí, es la tercera de los galardones importantes concedidos en Cannes que pudimos ver en Manresa. Canela fina.

Y llegando al cuarteto, Fragments aka Winged creatures (EUA, 2009) de Rowan Woods, film que se centra en los supervivientes de una masacre típicamente norteamericana.

La tercera pero no por ello menos importante es la sección de Cine Fantástico. Cuenta con películas más desenfadadas sin olvidarse del cine de autor con Ricky (Francia, 2009) vista en Berlín. Una incompatibilidad horaria nos hizo lamentar no haber visto la nueva de François Ozon. Tendremos que esperar. Pero con la sala atestada no nos perdimos otra propuesta de qualité dentro del cine fantástico, The road (EUA,2009) de John Hillcoat que sirvió para clausurar el pasado festival de Sitges. Y de allí, la exitosa tanto de crítica como de público, Zombieland de Ruben Fleischer (EUA, 2009). Siguiendo con Sitges y con recaudación taquillera, un sleeper norteamericano, Paranormal Activity (Oren Peli, EUA, 2007). Y respecto a ella, voy a contracorriente de la gran mayoría de la opinión crítica que no han dudado en masacrarla sin piedad. Pues no, señores. Es una joya para todo aficionado al fantástico y contra todo pronóstico, nos ha hecho recuperar la finalidad básica y primordial de lo que tiene que ser una película de terror: asustar. Y el ingenio es descubrir cómo Oren Peli lo consigue. La reivindico como la mejor que vi en Sitges. Siento el desahogo, pero hay fenómenos que se dan en la crítica que todavía me exasperan.

Y recuperemos la serie B en el 2009 con dos filmes: Infestation (Kyle Rankin,EUA, 2009) y Lesbian vampire killers (Phil Claydon, Reino Unido, 2009) esta última vista también en Sitges y ambas van directamente al lanzamiento en DVD, algo previsible, por otra parte, si se tiene la oportunidad de verlas, como es mi caso.

Y para aquel que se quedase con hambre, nos reservaban una sesión golfa sorpresa con nuestro querido Takashi Miike y su incursión en el western, Sukiyaki western django (Japón 2007)

No podemos olvidar el espacio Placidoscope donde pudimos retrotraernos a un pasado glorioso y como decía mitómano a lo Terenci Moix con películas como Forajidos (The Killers, Robert Siodmark, 1946) o las intrigas judiciales de John Ford como por ejemplo El joven Lincoln (Young Mr Lincoln, EUA, 1939) o ahora que, tristemente está de actualidad por motivos extra cinematográficos, rescatar Cul de Sac (Reino Unido, 1966) o Repulsión (Reino Unido, 1965) del maestro Roman Polanski. Y si queríamos investigar en la animación y en el fantástico, se podía hacer acercándose al auténtico ciberpunk con las dos Tetsuo o visitar a Bill Plympton. Y todo ello gratis.

Y nuestras últimas palabras para el Plácido de Honor, Jordi Dauder del que se proyectó una  mini retrospectiva, incluida su última aparición (y no significa que esté en el ocaso de su carrera, al contrario). Y por supuesto, destacamos la inestimable contribución que ofrece el festival a los nuevos talentos del cine español presentando a concurso ocho cortometrajes que nos hacen albergar esperanzas en el futuro. Ganó Parking de Jorge Molina.