Possessed. Lee Yong-ju, Corea de Sur, 2009
Posesión, avaricia y falta de cordura
El film debut de Lee Yong-ju nos recuerda que el cine de terror asiático sigue siendo el rey. Con una dosificación de los sustos gradual, al más puro estilo de Dark Water (Hideo Nakata, 2002), no hay que dejarse engañar por el título porque, lejos de hablar de la posesión por un espíritu demoníaco de una niña, lo que en realidad nos quiere trasmitir el director es lo terrorífico de los actos de los hombres y la maldad que hay en todos nosotros.
El film se inicia con la llamada de una madre (fanática religiosa, importante saberlo) a su hija diciéndole que la hermana pequeña ha desaparecido. La hija mayor denuncia la desaparición a la policía y ésta, sin demasiadas ganas, inicia la investigación. Poco a poco, en el mismo bloque de pisos se iniciará una serie de suicidios, a simple vista no relacionados con la desaparición, hasta que el policía empieza a interrogar a los vecinos.
Este es el argumento excusa, dotado de alguna que otra pincelada sobrenatural para darle un tono más morboso al tema, para presentarnos lo que en realidad le pasó a la niña y cómo, entre todos, han querido ocultar su destino, desde la madre hasta las también fanáticas vecinas. Muy buen film de terror donde lo que se ve no es siempre la verdad, y en el que hay que estar muy atento para captar todos los matices que el director va descubriendo. AA
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Defendor. Peter Seblings, Canadá, 2009
Mickey Knox palurdo
El cine Prado, abarrotado para ver el estreno en Sitges (bueno, ya está en dvd) de este film al más puro estilo Kick-Ass (Matthew Vaughn, 2010) o la también aquí estrenada Super (James Gunn, 2010). Los superhéroes normales, sin poderes -ni cabeza- están de moda.
Pero claro, resulta que Defendor es anterior a ellas... eso sería un punto positivo. El segundo, ver a Woody Harrelson meterse en la piel de un idiota (literal) que vive con el recuerdo de una madre que le abandonó, y que murió por culpa del Sr. Industria (una mala interpretación del niño, que cree que es una persona...). Por último, la muy conseguida estética de cómic que tiene. Pero... ya está.
La historia no convence. Quiere ser humor negro pero falta sarcasmo, quedándose en una comedia poco agraciada. Woody Harrelson realmente salva el film, pero no la historia; es decir, que vale la pena su personaje y cómo lo ha enfocado, pero es una bondad demasiado aislada. El debut de Peter Seblings como director deja que desear... pero no es el fin de su incursión tras la pantalla. Habrá que darle otra oportunidad. Eso sí, los "gadgets" del superhéroe son los mejores que hemos visto en mucho tiempo: canicas y un garrote. Ideal. AA
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Vampires. Vincent Lannoo, Bélgica, 2009
El mejor documental del Festival...
... tenia que ser un mockumentary. Con un inicio que ya nos explica qué nos depara la próxima hora y media (unos créditos nos explican que hace años que se intenta rodar este documental pero que los dos primeros equipos de reporteros no volvieron a casa... y para el tercero se tuvieron que negociar previamente las condiciones de seguridad), pronto conocemos a una familia de vampiros legendaria, los Saint-Germain, que han accedido a ser filmados durante su día a día (o noche a noche, más bien). Un padre snob, una madre loca, una hija que ansía ser humana, un hijo que sigue los pasos de su padre hasta que consigue adaptarse al nuevo mundo... incluso unos vecinos que se creen modernos pero viven anclados en el ambiente y reglas del siglo XIX (lo mejor del film, por cierto). El tono, a medio camino entre serio y socarrón, es el gran acierto para explicar las vidas de estos vampiros: desde cómo guardan en "la nevera" a la Viande (la Comida.... una sirvienta humana ex-prostituta), hasta cómo se enfrentan a los problemas de tener hijos adolescentes, pasando por la crisis de ser expulsados desde Bélgica a Canadá por infringir las reglas de la comunidad. Un documental que evidentemente no destaca por su técnica sino por su originalidad, pero es que es de agradecer que, tras tanto "boom" mediático de films insulsos sobre el tema vampírico, alguien presente un producto que logre sorprender. Imprescindible. AA
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8th Wonderland. Nicolas Alberny, Jean Mach, Francia, 2008
El poder nos corrompe
8th Wonderland es el primer país virtual, creado a través de internet y nacido como cualquier red social actual. Sus habitantes buscan la paz y desean que el mundo real y, por encima de todo, sus políticos, se den cuenta de que tienen que cambiar sus prioridades para conseguir un mundo mejor. Es por eso que periódicamente se reúnen en la red y deciden el tema del mes y la acción pacífica con la que acompañarán el gesto y harán eco en la opinión pública.
Todo empieza cuando una de estas acciones, el secuestrar el pavo indultado de Acción de Gracias y filmar un video del animal diciendo que si indultan a un pavo por qué sigue existiendo la pena de muerte, tiene una amplificación mundial. La sociedad de todo el mundo querrá conocer más de 8th Wonderland, convirtiendo a sus habitantes en proscritos e ilegales. Aderezado con la aparición de un farsante portavoz, los habitantes del país deberán decidir si su "pacífica misión" tiene que seguir adelante o si deben dejarlo correr.
8th Wonderland nos ha encantado. Con imágenes de distintos países, personas y razas, hablando en más de diez idiomas (Globalidad, bendito tesoro) y a través de la red, de la televisión o de la propia realidad, se erige como una interesante reflexión acerca del poder, de la avaricia de las personas y de cómo una inofensiva y naïf idea puede convertir a sus precursores en seres autoritarios y, lo peor, autocráticos, llegando a cometer horribles crímenes con la excusa del bien común. Rodada muy a lo V de Vendetta (James McTeigue, 2006) y con un logo del país que recuerda mucho al del equipo "ecologista" de 12 monos (Terry Guilliam, 1995), lo que más nos ha gustado es la analogía que realiza con el documental que va apareciendo a lo largo del film sobre las cucarachas, que al inicio siguen a una líder para salir de su rutina pero finalmente aprenden y no necesitan a nadie para sentirse seguras y cambiar sus hábitos. El líder es el film, nosotros, el resto de cucarachas. ¿Haremos caso al mensaje? Esperemos que sí. AA
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Sección Casa Asia
Por Arantxa Acosta y Manu Argüelles
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Fire of Conscience. Dante Lam (Lam Chiu-yin), Hong Kong-China, 2010
Hong Kong, centro del crimen
Dante Lam presenta en Sitges un film sobre corrupción policíaca. Puro thriller del género con una escena inicial en blanco y negro y slow motion, donde se nos presentan, sin nosotros saberlo del todo, la principal trama y personajes que van a aparecer en el film. Adrenalina por las nubes y efectos dignos de mención (explosiones a tutiplén) acompañan una historia muy bien explicada acerca de un policía que sigue trabajando aun estando sumido en la desesperación de que pocos meses atrás su mujer, embarazada, fuese asesinada en un autobús por un ladronzuelo de poca monta. Somos conscientes de la brutalidad policial, del compañerismo y, no obstante, también de la traición. Estaría muy bien si no fuese por algunos excesos innecesarios que quitan credibilidad a la historia (eso de que el policía se ponga a ayudar a una parturienta a dar a luz, en medio de un garaje en llamas, es demasiado, la verdad...). AA
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Golden Swallow (Jin Yanzi). Chang Cheh, Hong Kong, 1968
Una muestra del esplendor de la Shaw Brothers
El Festival de Sitges vale la pena para rescatar estas muestras, un tanto olvidadas y/o ignoradas, de la historia cinematográfica asiática popular. Con Golden Swallow damos un salto en el tiempo para acceder al esplendor del cine hongkonés de artes marciales de los años sesenta. Y para ello es ineludible aludir a la prolífica compañía de los Shaw Brothers, la cual se especializó en películas de artes marciales, explotando los subgéneros de espadas y de kung fu. Respecto a lo primero, que es lo que nos ocupa, se trataba, sin duda, de explotar el filón descubierto a raíz del éxito del chambara japonés, popularizado en Occidente por la figura de Akira Kurosawa. Por cierto, quién nos iba a decir que en la misma edición tendríamos a Miike, dedicando sus esfuerzos en este género clásico nipón, con Thirteen Assassins, también reseñada en este dossier.
Volviendo a Golden Swallow, la película está dirigida por el director estrella de la compañía, Chang Cheh, y cuenta con la estrella Wang Yu, que el mismo realizador empujó al estrellato haciéndolo protagonista de muchos de sus films. Así pues, si queremos hacernos una idea clara de qué es lo que se cocía en Hong Kong, en tanto exploitation de películas de espadas en los años sesenta, Golden Swallow es una película ideal. Ya que contiene todos los elementos característicos de este tipo de producciones.
Se disfruta mucho. Es muy entretenida, a pesar de la escasez de medios, los cuales a ojos de hoy provocan que sea muy cómica involuntariamente, con muñecos evidentes simulando cadáveres, trampolines ocultos más que notables para que el personaje dé brincos y una pintura exageradamente roja que simula ser sangre, entre otros trucos que dan el cante que da gusto. Pero seamos justos. Si podemos mostrar nuestra simpatía y cariño por aquellas películas norteamericanas sci-fi, de serie B y ultra conservadoras de los años cincuenta, que ni siquiera han formado parte de la memoria de algunas generaciones, ¿por qué no podemos aplicar el mismo rasero de conmiseración con estos largometrajes orientales?
Bien, dicho lo cual, a pesar de un guión ridículo, torpe y rematadamente naïf y que cuenta con un presupuesto ínfimo, como hemos dicho, sorprende lo bien realizada que está fílmicamente. Eso hace que aguante el paso del tiempo dignamente, gracias a una puesta en escena funcional pero muy efectiva y una banda sonora, que dejando de lado el persistente carácter enfático, sorprende comprobar en el leitmotiv dedicado para los enamorados, conexiones melancólicas con el score que realizó Nino Rota para El Padrino (The Godfather, 1972).
En Golden Swallow, el sanguinario e imbatible Roc Plateado trata de reencontrarse con Golondrina Dorada, ambos antiguos alumnos de un mismo profesor de artes marciales. Pero él que es muy macho, faltaría más, quiere que sea ella quien le busque, aunque él se muera de ganas. Pero no se preocupen, que mientras tanto ya tiene un pasatiempo, viviendo en un prostíbulo, el cual convierte en una especie de harén personal. Para llamar la atención de su enamorada, no se le ocurre mejor cosa que ir matando a diestro y siniestro -obvia decir, que las víctimas se lo merecían-, y hacer parecer que la obra de sus crímenes, es obra de Golondrina Dorada, dejando en cada escena del crimen, unos dardos que la identificarán fácilmente. Lo que no sabe nuestro macho-man es que Golondrina Dorada ya cuenta con un protector, Han Tao. No hará falta decir, que finalizará con un duelo final entre ambos hombres, los cuales misteriosamente, parecen atraerse. Como en Gilda (1946), vamos. Mucho pelearse por una mujer y lo que parece es que en realidad están enamorados. No se pierdan cuando Han Tao y Roc Plateado se encuentran por primera vez, lo que uno le dice al otro. Ya saben, el machismo y la misoginia está tan acentuada que involuntariamente deriva hacia una homosexualidad encubierta.
Pues nada, que se van a echar unas cuantas risas a costa de ella, pero además pueden valorarla fílmicamente y si les gusta el subgénero, ésta es una buena muestra. MA
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Higanjima. Kim Tae-gyun. Corea del Sur-Japón, 2009
La isla de los vampiros samuráis
Uno nunca se aclara con la forma que tiene el equipo de Ángel Sala de organizar las películas en las diferentes secciones del certamen. Es un detalle que al espectador le trae sin cuidado. Y dado que ellos lo saben, las agolpan sin criterios definidos y claros para el ajeno, en los diferentes sacos contenedores, según les parece. Salvador Llopart en La Vanguardia ya hizo saltar la liebre. Aunque tan solo se hizo eco de una creencia de muchos visitantes asiduos del Festival, que este año, especialmente, lo hemos visto muy acusado.
Porque aunque el espectador no lo crea, este aspecto de caos sí que le afecta, en cuanto proyectan Higanjima, dentro de la sección de Casa Asia, con lo que al estar en una paralela pierde la opción de proyectarse con la calidad del Auditori, y en un único pase, formando parte de un maratón de madrugada. Y además la última del atracón. No tiene ningún sentido. Tengo que decirlo vulgarmente. Hay que joderse. Porque, vista la Sección Oficial y sus subdivisiones, Higanjima es un fantástico más que digno para que se le dé un espacio adecuado y que la gente pueda acceder a ella. Porque para proyectarla en estas condiciones, casi que mejor se ignore. Tengo serias sospechas que al seleccionarla ni siquiera la han visionado previamente, porque si no, no se entiende.
Que los coreanos le plantan cara a los nipones en cuestión de películas de género es más que evidente. Una buena prueba es Higanjima que se apunta al carro de la moda de películas de vampiros, para en realidad, plantarnos un chambara actual, como si fuese estrictamente nipón. La coproducción entre ambos países se justifica plenamente, porque de coreana, más bien poco. Bueno, no falta hemoglobina, o sea que es un rato violenta y los personajes positivos o buenos no son de una pieza. Más bien, son bastante cabrones y egoístas. Para ello incluyen a Pong, un chico con un cierto retraso, dentro del grupo de protagonistas. Cuando los jóvenes son arrinconados y atrapados para servir de alimento a los nosferatus, los villanos que saben cómo de asquerosa es la naturaleza humana les dejan que sean ellos mismos los que decidan quién será el primero en sacrificarse. ¿Adivinan a quién eligen? Después logran escapar, Pong incluido. Pero claro, como les molesta por su lentitud, lo dejan tirado sin ningún miramiento. Lógicamente, Pong convertido en vampiro, vuelve tras ellos para ajustar cuentas. Un detalle made in Corea.
La sinopsis es sencilla. El hermano de Akira, protagonista del film, anda desaparecido desde hace varios años. Pero en realidad no está muerto. Es una especie de ronin a lo Van Helsing pero dotado con un mazo, que déjalo correr, atrapado en una isla, la del título, plagada de vampiros cuyo jefe es Ashi, un chupasangre vestido como si fuese un romántico nipón del siglo XIX. Por mediación de Rei, antigua novia de su hermano y ahora al servicio de los no-muertos, Akira y su grupo de amigos van a parar a Higanjima. Y bueno, ya saben, acabarán enfrentados a Ashi (estupendo villano), con la ayuda de un grupo resistente que consiguió evitar la acción de los draculines nipones, digo, coreanos. Por cierto, ¿existe algún mensaje subyacente en caracterizar a los vampiros como campesinos frente a los urbanitas protagonistas?
Si me muerdo, me enveneno. Pero no puedo evitar destacar a la chica del grupo de amigos de Akira. Estos perfiles tan misóginos, en el 2010, tienen que evitarse. ¿Por qué nos la presentan tirando el arco, para no utilizarlo nunca? Es una inepta que se pasa toda la película gritando el nombre de Akira o de Ken-chan, el más macho del equipo de Akira, porque a la chica le molan los dos, tonta no es. Y lo único que sirve es para que Ashi la utilice de cebo para Akira y el resto.
No obstante, ya digo, es una más que aceptable película de género, muy entretenida y bien llevada, la cual contiene suficientes elementos para que pueda ser aceptada, amén de una correcta realización, faltaría más, siendo coreana. Ellos, ya digo, cuando se ponen a realizar películas populares, lo clavan. Y si están cansados de medianías que se apuntan a la moda vampírica, ésta es una más, sí, pero oye, que tiene lo que un relato de estas características tiene que tener y sin mariconadas, algo que más de uno agradecerá con el empacho teen de la saga Crepúsculo. MA
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Woochi. Choi Dong-hoon, Corea del Sur, 2009
Mi héroe
Woochi es una de esas películas de las que no esperas gran cosa al leer la breve sinopsis del programa del Festival y que acaba siendo una sorpresa. Se trata de un film fantástico con mayúsculas, donde duendes, hechiceros, dioses, princesas y magos tienen cabida. Pero lo mejor de todo es que, aunque lo pueda parecer, no es un film infantil.
Llena de acción y efectos especiales muy acordes a la historia, la cinta de Dong-hun Choi fue rápidamente número uno en la taquilla de su país (Corea del Sur) por narrar de una forma llena de humor e ironía la historia del joven aprendiz de brujo, Woochi, un irresponsable muchacho que, debido a su impertinencia y saber estar siempre donde no es debido, acaba siendo encerrado en un lienzo. Cinco siglos después, ya en nuestros días, el joven será liberado por tres dioses para que les ayude a buscar la flauta mágica que acabará encerrando a los malignos duendes.
A caballo entre El señor de los Anillos y Matrix (sí, sí), Woochi es imprecindible para todo amante de los films de acción, aventuras y fantasía épica, con una historia tan complicada como divertida y amena. Un verdadero regalo que hay que conseguir, sí o sí. AA
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Sección Anima't
Por Manu Argüelles
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Welcome to the space show (Uchu Show e Yokoso), Koji Masunari, Japón, 2010
En el espacio no cabe ni un alma
De los dos anime que se proyectaban en Anima't acudimos a ver el erróneo. No he podido ver Colorful, que era el otro, pero me extrañaría que estuviese por debajo de Welcome to the space show. Ángel Sala, el director del festival, en la presentación para el público de la nueva edición del certamen, nos comentó que Welcome to the space show había sido el anime del año en Japón. No obstante, cuando acudimos a la sala nos extrañó que los otakus, que están siempre con el ojo avizor, no hubiesen ido masivamente a la proyección. Viéndola, entendimos por qué.
Koji Masunari, que asistió junto con su productor para presentar el largometraje, comentó que necesitaron cuatro años para completar la película. Supongo que los esfuerzos se destinaron en la animación, porque el guión, el ritmo y demás aspectos que dan arquitectura al largometraje son de un nivel ínfimo. Y en cuanto al dibujo, tampoco se esperen la deslumbrante técnica de un Miyazaki, por poner un ejemplo, porque tampoco. Quizás los niños no necesiten mucha coherencia y una cohesión en el armazón narrativo para que puedan disfrutar del largometraje. Pero sí los adultos. Volvemos a entender mal el concepto de película familiar o para todos los públicos. También dudo de la capacidad de resistencia de un infante ante un largometraje tremendamente tedioso de 130 minutos, metraje desproporcionado para una trama que se resume en una línea.
Welcome to the space show nos relata un viaje fantástico de un grupo de niños por el espacio exterior, desde el momento que curan a un perro malherido que resulta ser un alienígena. Ese es el pretexto para mostrarnos una sucesión de planos saturados de multitud de criaturas y diferentes planetas y localizaciones. Se aplica la opulencia recargada del George Lucas de la nueva trilogía de Star wars para la creación de mundos, en los que se realiza una sencilla transposición, ya que siempre se hace una fácil personificación, caracterizando a los alienígenas con atributos humanos en sus actitudes, hábitos y dinámicas sociales. Por ello, hay nulo contraste entre el grupo del campamento de verano y los diferentes seres con los que se van encontrando. La capacidad creativa para inventarse diferentes bichejos y arquitecturas (con guiños al Gaudí del parque Güell, pasando por las figuras de Keith Haring, hasta llegar al mismo Miyazaki) se reduce a una sencilla premisa de demostración de imaginación junto con una persistente obsesión por el detalle (al estilo de los cuadros de Dalí pero sin fuerza iconográfica), para otorgar un aire de animación completa. Pero son incapaces de articular esa capacidad dentro de un corpus fílmico. Su evidente deuda televisiva, su nula capacidad de otorgar ritmo a lo que se narra (la música no diegética no puede ser un único recurso para simular dinamismo), su sumisa concesión a los clichés y su falta de chispa cómica hace que Welcome to the space show sea un deficiente e insatisfactorio trabajo de animación. MA
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Sección Seven Chances
Por Arantxa Acosta
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The Second Civil War. Joe Dante, EUA, 1997
El visionario film de Joe Dante
No podíamos perdernos esta genial producción que HBO (cadena visionaria y atrevida donde las haya) encargó a Joe Dante. Alejándose del género de films que le habían hecho popular (Piranha, 1976; Aullidos, 1981; Gremlins,1984; El chip prodigioso, 1987), Dante rodó en 1997 esta TV-movie mucho más cercana a la comedia política que al fantástico de serie B. Lo sorprendente es que, por su temática, no erramos demasiado si decimos que no se aleja tanto de este género fantástico...
Por un malentendido que se hace una pelota, el gobernador del estado de Idaho acaba proclamando su independencia y cierra las fronteras. Será misión del presidente y su gabinete de crisis enderezar la situación para no llegar a proclamar la Segunda Guerra Mundial. Claro está, en una época en la que la información puede trasladarse en pocos segundos de un lado del mundo al otro, las principales cadenas harán lo que sea necesario para tener la primicia y seguir el conflicto en riguroso directo.
Pero este es un film de Joe Dante, así que el planteamiento no puede ser menos que mordaz. Nos encontramos con un presidente totalmente moldeable porque cambia de decisión en función de lo que cualquiera le diga; un gobernador más preocupado porque su amante, una periodista mexicana, le quiere dejar (curioso, teniendo en cuenta que uno de los motivos por los que cierra las fronteras es porque está harto de que personas de otras razas y culturas invadan su territorio); un productor que hará lo posible, si es necesario manipular la verdad, con tal de aumentar el share... y todo amenizado con sutilezas del estilo que observamos que lo que está viendo el gobernador en la televisión de su despacho no son las noticias, sino una telenovela, o que el plazo que da el presidente a Idaho para que retire a sus militares de la frontera es de 62,5 h... porque si da sólo 48 se perderían el final de esa misma telenovela.
Muy divertida y, lo que es peor, muy actual. Porque esa lucha entre nosotros mismos por tonterías la hemos vivido en los últimos años, y hemos estado a punto de acabar como los de la película: iniciando guerras innecesarias. Imprescindible, tanto para pasar un buen rato, como para reflexionar después. AA
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Sección Sitges Clàssics
Por Arantxa Acosta
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The Exorcist (El exorcista). William Friedkin, EUA, 1973
Ni Emma Evans, ni Nell Sweetzwer... Regan es la reina
La primera sesión de madrugada del Auditori nos decepcionó un poco. La verdad es que no podemos quejarnos: aunque eran las 2 a.m., allí estaba Eileen Dietz, la mujer que dobló a Linda Blair en los momentos más grotescos (y guturales) del film -pleno exorcismo, vamos-, revelándonos detalles como que en algunos planos de la secuencia del exorcismo no aparece el vaho saliendo de las bocas de los sacerdotes y de la niña, básicamente, porque para conseguir el efecto (nada de ordenador, claro) ,el habitáculo estaba a 0ºC, pero llegó un momento que no aguantaban más, y "milagrosamente" se estropeó el aire acondicionado... curiosidades de la vida. Pero el problema llegó con la proyección: la calidad fue de espanto, peor que ver una copia mala en DVD: grano, negros que aparecían azules... muy mal, la verdad. Aún así, hay que ser sinceros: de todos los films que hemos visto en el Festival sobre exorcismos, el mejor, de calle, sigue siendo El exorcista. Porque, tras 37 años, la originalidad de la idea (importante ver el documental de Paul Naschy para darse cuenta de que el español incluso se adelantó, a lo cutre, a William Friedkin), la terrorífica ambientación y la interpretación de unos personajes que se antojan muy reales, no ha podido replicarse. Chapeau. AA
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The Shining (El Resplandor). Stanley Kubrick, EUA, 1980
Hereee's Johnny!
Sitges. Viernes 8 de octubre, 02 a.m. El Auditori, a reventar (capacidad: 1380 personas). Y no podía ser menos, era el evento de la semana: El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980) cumple 30 años desde su fecha de estreno, y además había servido como imagen principal del festival. El hall del Auditori se engalanó mostrando objetos originales de la película (incluida el hacha que Jack Nicholson sostiene en una de las escenas más impactantes de film), incluso una edición especial del libro que Jack Torrance escribe durante su reclusión en el hotel: "No por mucho madrugar amanece más temprano" (aunque hubiese sido mucho mejor "All work and no play makes Jack a dull boy", pero bueno...). Además, se pudo disfrutar de la versión americana, inédita en Europa, con 23 minutos adicionales de metraje. En definitiva, un verdadero placer para los amantes del género y en particular de Kubrick, que vivimos el sueño de ver en pantalla de cine el estreno de este clásico de culto del que no se puede decir más que: Excelente. AA
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Sección Sitges Clàssics. Els altres fatàstics
Por Arantxa Acosta
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Manicomio. Luis M. Delgado, Fernando Fernán-Gómez, España, 1954
Incomprendido cine español
¡Ah! Antes se podía hacer buen cine con recursos cero. Qué diferencia a ahora...
Fernando Fernán-Gómez debutó en la dirección en 1952 con esta historia de historias, basada, entre otros, en cuentos de Edgar Allan Poe o Andreyev, con un hilo argumental sobre la visita de nuestro protagonista al trabajo de su novia, enfermera en un psiquiátrico.
Cuando llega al manicomio, conocerá a varios de los empleados que le explicarán variopintas historias acerca de cómo alguno de los pacientes ha acabado allí. Tarde se dará cuenta de que los empleados son en realidad los locos, incluida su novia, que han urdido un genial plan para que alguien de afuera comprenda su situación.
En clave de pseudo-comedia, se trata de un film que no fue entendido en una época en la que las historias de amores gozaban de la bendición del público, complejo en su planteamiento (¿de verdad estamos menos locos que los del manicomio? Hay veces que, en función de nuestras acciones, se nos podría considerar incluso peor) pero muy sencillo de llevar a cabo, que es una verdadera joya del género en España y que, además de curiosidades como que actúa Camilo José Cela, es necesario redescubrir y darle ahora la oportunidad que no tuvo en su tiempo. AA
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Sección Sitges Clàssics. El temps al cinema
Por Arantxa Acosta
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Somewhere in time. Jeannot Szwarc, EUA, 1980
¿Es posible el viaje en el tiempo? Sí, si te concentras
El film de Jeannot Szwarc es, para decirlo claramente, un pastelón total. La historia (enamoramiento febril e inmediato al ver, en una exposición, una foto de setenta años atrás de una famosa actriz de la época), la fotografía y ambientación (rojos, azules y verdes intensos, luz ensoñadora para un viaje a 1912 imposible), la música (inconfundible John Barry, melodía empalagosa a más no poder)... vamos, un pastelón. Pero nos gustó, y mucho. ¿Por qué?
Basada en la novela de Richard Matheson (por todos conocido por ser el autor de 'Soy Leyenda' o 'El increíble hombre menguante', y que firma también el guión de esta En algún lugar del tiempo), y aunque pierde el espíritu de ambigüedad del libro, en el que no queda claro si el protagonista consigue o no viajar al pasado, sorprende por la simplicidad de su planteamiento ("tranquilo, que si te concentras y piensas que estás en 1912, acabarás despertándote allí... eso sí, intenta no tener ningún objeto o elemento de la época actual alrededor, porque si no no lo conseguirás") pero, por encima de todo, por un totalmente inesperado retorno al presente que encoge el alma por la rapidez en la que se da y lo terrible del momento en que sucede. Claro que a algún aficionado en el tema se le pueden ocurrir las típicas preguntas o comentarios: "vaya forma de viajar en el tiempo, siempre atrás, y procurando llevar contigo algo que te ayude a volver" o "no tiene sentido que con sólo desearlo profundamente consigas trasladarte a otra dimensión -temporal y física, en este caso". De ahí a que se recomiende leer el libro. Pero, aunque sólo sea por disfrutar de una muy buena interpretación de Christopher Reeve (que hace que te olvides de las mallas de Superman) y Christopher Plummer, uno de los grandes que ha pasado siempre bastante inadvertido, ya vale la pena. AA
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The time machine. George Pal, EUA, 1960
¿Es posible el viaje en el tiempo? Sí, si construyes una máquina
¡Ah! ¡Qué decir de El tiempo en sus manos (The time machine, George Pal, 1960)...! Una de las mejores películas fantásticas que se han rodado sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, al pasado o al futuro, gracias a una máquina con un elemento fundamental: una palanca con un mineral asombroso que permite el movimiento en la cuarta dimensión. Igual que en Somewhere in time, eso sí, recomendamos a los sibaritas del tema leer la novela de H.G. Wells (curiosidad: es el nombre del protagonista en el film), ya que la película desvirtúa un poco la historia original, pero en cualquier caso es un clásico de culto del género, a caballo entre una gran producción y un producto de serie B (es lo que parece toda la parte que se desarrolla en el subsuelo, con la lucha entre Elois y Morloks), que consigue hacernos soñar con que algún día conseguiremos montar en una máquina así. Es destacable el trasfondo moral del film (y curioso: eso de la Tercera Guerra Mundial en los años sesenta, con una bomba atómica que destruye el mundo conocido), donde se critican claramente las decisiones de los hombres (guerras, falta de cuidado en la historia y antepasados, necesidad de dominar a otros...) pero se deja una puerta abierta a la esperanza, con ese "regreso al futuro" con el único fin de crear una civilización (bueno, y de volver con la chica). Y ahí la pregunta: ¿Qué tres libros te llevarías a través del tiempo para instruir a los ignorantes hombres y levantar un nuevo mundo? AA
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Donnie Darko. The director's cut. Richard Kelly, EUA, 2004
¿Es posible el viaje en el tiempo? Sí, si se abre un agujero temporal
Se puede decir: es la mejor película rodada en el siglo XXI sobre viajes en el tiempo. Confusa, extraña y, por encima de todo, fascinante. Richard Kelly (que, por cierto, se llevó el premio La máquina del tiempo en Sitges -sí sí, una reproducción de la de la película de George Pal- por su aportación al género fantástico con tres largometrajes... ), logró la aclamación del público (en su discurso del Auditori en Sitges explicaba que en Estados Unidos había sido un fracaso pero que la presentación en el Festival de Sitges en el año 2001 supuso el relanzamiento de Donnie Darko) con esta historia de un adolescente que debe sacrificarse para salvar a sus seres queridos (importante detalle: hay una escena en la que sale del cine y la cámara se desplaza hasta ver el título de una de las películas proyectadas: La última tentación de Cristo). Pero claro, a esta conclusión se llega después de ver cómo poco a poco Donnie descubre qué le está pasando: la realidad de sus alucinaciones -un hombre-conejo que le anuncia el día del fin del mundo; la posibilidad de que existan agujeros en el tiempo- y las claras observaciones del libro "La filosofía del viaje en el tiempo"; y la necesidad de viajar a través del tiempo como última instancia para que no se cumplan las predicciones. Además debe destacarse una de las últimas escenas del film, cuando la cámara va recorriendo a los distintos personajes acostados en sus camas, y vemos que "recuerdan" lo que ha pasado en ese mundo paralelo, inexistente en su propia realidad: algunos lloran, otros se asustan, otros son felices... Donnie ha conseguido cambiar sus vidas, sin que ellos ni tan siquiera se den cuenta.
Sinceramente, el director's cut no aporta demasiado a la película, aparte de veinte minutos adicionales y de que los capítulos del libro que se superponen en momentos determinados del film para comprender qué está pasando con relación a los agujeros de gusano están desordenados. ¿Y qué? El film sigue siendo grande. Grande e imprescindible. AA
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Sección Sitges Clàssics. Homenaje a Paul Naschi
Por Arantxa Acosta
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El hombre que vio llorar a Frankenstein. Angel Agudo, España, 2010
Si bien es cierto que después de ver el nivel de los documentales presentados en el Festival de San Sebastián, el formato de éste se antoja como un pobre homenaje al gran Paul Naschy. Podemos dejar a un lado esa falta de técnica y alabar el documental por sacar a la luz la verdadera historia de uno de los grandes de España, que vio ya en sus últimos años de vida su trabajo recompensado, después de décadas en la sombra. Y es que se le ha hecho más justicia a Jacinto Molina (verdadero nombre de este prolífico actor) en países como Estados Unidos o Alemania que en su propia España.
El documental es muy emotivo y cuenta con la participación de personas de la industria que trabajaron con él (narrado por Mick Garris y con la participación de John Landis o Joe Dante, entre otros) y de su familia. La verdad es que, independientemente de la forma lineal en que se explica, saca a la luz verdades como que en algunos cines latinoamericanos, cuando la distribuidora llegaba con la copia de El exorcista (William Friedkin, 1973), les respondían que esa ya la habían pasado... y todo porque Naschy llevó antes su Exorcismo (1975), film evidentemente mucho más cutre pero que nos hace conscientes de lo visionario que era este guionista, actor y director.
El documental nos hace respetar a Naschy, quitándonos el prejuicio de que sólo sabía actuar de hombre-lobo y haciéndonos ver que tuvo una carrera incluso en Japón, país del que tuvo que escapar porque la yakuza puso sus ojos sobre él. Y, además, también nos explica el por qué de este curioso título... entrañable, por cierto.
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