"Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros"

Por Javier Moral

Lars Von TrierSentimientos encontrados. Es la expresión que mejor podría definir la relación entre la figura de Lars von Trier y una inmensa parte, no ya de los aficionados al cine, sino de los cinéfilos de pro. Y digo figura, porque la proyección de sus polémicas declaraciones, más allá del metraje de unas películas de ferviente culto, ha contribuido a elevarle a la categoría de icono, mediático y mesiánico, del cine contemporáneo. Amado y odiado a partes iguales, profesa una inusual introspección que baila al compás de su estado emocional. Este súmmum visceral solo es comprensible desde la óptica vehemente de las reacciones que suscita. No hace falta ir muy lejos para toparse con una de sus frecuentes pasadas de frenada: en su última edición, el Festival de Cannes, para el que siempre fue el niño mimado (casi todas sus películas obtuvieron premios), vetó su entrada a causa de una displicente apología del nazismo (aunque que no faltarán las voces que argumenten una manipulación descontextualizadora). Y luego la toman con el pobre Nacho Vigalondo…  

Lars von Trier y las actrices de MelancolíaPero, antes de comenzar el estudio de una de las filmografías que más influencia está ejerciendo sobre el cine moderno, como mínimo cabe establecer un nexo coherente entre las unidades que la integran, un hilo conductor que dote de sentido la progresión de sus extravagancias. Tres son los bloques principales que, hasta ahora, dosifican un trabajo precoz en continuo contacto con el dolor y el padecimiento como síntomas inherentes a la condición humana: sus personajes están condenados a vagar por un mundo hostil que les tiraniza, hecho del cual extrae una jugosa radiografía por entregas y a distintos niveles; primero desde la lejana retórica de las ensoñaciones (“Trilogía Europa”), luego, desde una óptica de concreción física (“Trilogía Golden Hearts”), para finalmente desbloquear el acceso a las almas y practicar una traslúcida inmersión en la herrumbre psicológica del hombre (Anticristo -Antichrist, 2009- y Melancolía -Melancholia, 2011).

Dossier Von TrierEl elemento del crimen (Forbrydelsens element, 1984), la onírica ópera prima de un recién graduado Von Trier, abre la llamada “Trilogía Europa”, la más críptica de sus etapas. Con un barroquismo estético que parte del uso de una base cromática en sepia, la cinta crea escuela en lo que concierne a las aplicaciones subliminales del inconsciente (en este caso, como instrumento para la reconstrucción de un crimen), teoría que el danés no dudó en desplegar a lo largo de esta trilogía. La pretenciosa bravata titulada Epidemic (1987) y Europa (1991), la más cabal de las tres, por ofrecer una reflexión precisa sobre un supuesto real que elimina el componente especulativo –más, no exenta de ambiguos juegos estéticos-, enarbolan una potente defensa de las técnicas alternativas como recurso fílmico -que abusa de las voces en off para preparar el envite de la hipnosis-, aunque pasan de puntillas sobre la disyuntiva entre el interés en un método eficiente para la ficción y la creencia en el poder persuasivo de un arma a emplear contra una audiencia malacostumbrada. No obstante, la más evidente característica común al tríptico, aparte de su acentuado manierismo, es la agresiva estampa del Viejo Continente como un espacio decadente y pútrido, cuasi demoníaco, de coraje extinguido por la destrucción de las guerras, que induce a sus actores a la claustrofobia de una acción muy limitada. De hecho, esta limitación se traslada de sus personajes a él mismo, a causa de su conocida aversión a viajar en avión, lo que conlleva una íntegra producción europea a bordo de una autocaravana.  

Rompiendo las olasLos devaneos dispersos van tomando cuerpo hasta fosilizar en el discurso tangible del siguiente proyecto, la “Trilogía Golden Hearts”, el núcleo más aclamado, a la par que controvertido (con la salvedad de su último par de películas), de la carrera de Von Trier.  En 1996 estrena Rompiendo las olas (Breaking The Waves), un duro golpe al sectarismo de la moralidad cristiana y a aquellos que se consideran en potestad de instruir sobre el buen camino, que critica su falta de escrúpulos y su presteza para mirar hacia otro lado cuando el margen de obscenidad tolerable lo requiere. Esta película guarda un particular paralelismo de planteamiento con Bailar en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000), cinta que cierra la trilogía. Ambas están protagonizadas por mujeres ingenuas que habitan en los intestinos del mundo y que carecen de una perspectiva completa del milagro de la vida, ya sea, en el plano psicológico, por el fanatismo religioso mamado, ya, en el físico, por la desgracia de padecer una minusvalía. En cualquier caso, el cruel destino (también llamado Lars von Trier) les prepara una jugarreta que pone a prueba una integridad que, lejos de tambalearse, resiste gracias al amor -en el caso de Bailar en la oscuridad, apoyado por el alegre excentricismo "videoclipero" que insufla la cantante islandesa Björk-. La tortuosa existencia por la que atraviesan estos personajes femeninos empieza a fraguar la fama de misógino con la que a menudo se ha tachado al cineasta (y eso que lo peor está por llegar).

Entre estos dos filmes se sitúa Los idiotas (Idioterne, 1998), primera película que el danés realiza bajo las directrices del movimiento Dogma 95. Esta corriente, cofundada por él mismo junto a otros directores daneses como Thomas Vinterberg o Soren Kragh-Jacobsen, apuesta por un cine sencillo y sin alambiques, compromiso que se recoge en el llamado "voto de castidad": una normativa enfocada a naturalizar los procesos de producción y de rodaje mediante el empleo de escenarios y sonidos naturales, la ausencia de efectos especiales y música extradiegética y la eliminación de la superficialidad en unas tramas que no podrán acogerse a ningún género. Ni que decir tiene, a la vista de su cine posterior, que el bueno de Von Trier no tarda en saltarse este juramento a la torera (a excepción de su predilecta cámara en mano), si bien lo cierto es que Los idiotas funciona como el ejemplo más aproximado a las directrices de la causa. Se trata de una escatológica obra que llega a traspasar la barrera de la ofensa en su intento de ponderar una filosofía naif y desprejuiciada de la vida. La astracanada nace de una raíz simple: un grupo de idealistas con ganas de bronca, se encarga de destensar las convenciones sociales, valiéndose de la incomodidad que provoca el trato con deficientes mentales. La polémica ya nutre el ego del genio.  

Fotograma de DogvilleSin embargo, el arrollador flujo de ideas en la cabeza de un director consagrado le otorga cierto poder para cambiar de dirección cuando le plazca. Así, lo que en un principio iba a ser otra trilogía, queda en un díptico inconcluso que podríamos considerar de transición por ocupar un tema diferente (aunque siempre entroncado con la globalidad autoral), la crítica a la autoproclama de América como "la tierra de las oportunidades", y planear una secuela. A la sombra de la Gran Depresión, la perenne provocación del danés se extiende con Dogville (2003) y Manderlay (2005), un par de fábulas morales capituladas que recuperan la narración en off para hacer escarnio de la doblez imperante en una sociedad que aún no ha superado ni el miedo al forastero ni los conflictos raciales. Mas, dejando a un lado los juicios fiados, lo que mejor define la personalidad de las películas es su insólito diseño de producción, traducido en la austeridad absoluta dentro de un estudio de filmación que prescinde casi totalmente de escenografía, otorgando toda la primacía a la interpretación. El cineasta no ceja en su empeño de escribir historias turbulentas para mujeres pero, curiosamente, aún no manifiesta un claro fetichismo por ninguna actriz, algo que sí ha denotado con los hombres (el perpetuo Udo Kier). Prueba de ello es la permuta, para un mismo papel, de Nicole Kidman (Dogville) por Bryce Dallas Howard (Manderlay), aunque el motivo parece más cercano a la habitual renuncia a volver a colaborar con el danés por parte de casi todas las mujeres que trabajan con él.

MelancolíaLa obra de Lars von Trier se cierra por el momento con otro bloque trascendente en cuanto a su morfología y a las opiniones vertidas en torno a la despreocupada cota de autocomplacencia alcanzada por el director, que ahora indaga en una dimensión inédita, la autobiográfica. El crecimiento de su arrogancia transcurrió paralelo al de una depresión que traslada con pesimismo y estridentes excesos a Anticristo y que más tarde suaviza desde una postura de mayor control en el lirismo alegórico –subrayado por la obertura de Tristán e Isolda de Wagner- de Melancolía. La primera, abucheada, la segunda, aplaudida, son dos caras de la misma desconsolada moneda, donde las mujeres se confirman como infelices protagonistas, gracias a la repetida presencia de una soberbia Charlotte Gainsbourg, con un nuevo atributo que invierte el dibujo de entereza: la fragilidad.  

Pese a esas idas y venidas descontroladas, se antoja meritoria esa obstinación en explorar las infinitas posibilidades de un medio tan fértil como el cinematográfico. Por ello, en la descendente trayectoria de Von Trier a los infiernos del hombre quedan registradas varias paradas de avituallamiento, ensayos menores que descansan el antojo por la fatalidad, al tiempo que multiplican perspectivas y currículo. A este respecto, y como estricto ejercicio de estilo, idea un amistoso desafío profesional con su colega  Jørgen Leth, a quien propone revisar hasta en cinco ocasiones su cortometraje El ser humano perfecto (Det perfekte menneske, 1967), debiendo enfrentarse a otros tantos obstáculos que pergeña para hacerle la vida imposible. El resultado recibe el nombre de 5 condiciones (De Fem benspænd, 2003) y, para el espectador medio, conforma una excelente oportunidad de acercarse al frecuente secretismo de los procesos de producción y rodaje de las películas. Por su parte, puede que Leth haya estado más cerca que nadie de comprender a las protagonistas de las películas de su oponente...

Pero, este retorcido intento menor de jugar a ser Dios no es su única rareza a considerar. Para la televisión danesa dirige una versión de la Medea (1988) de Eurípides, apadrinada por un guión inédito de Carl Theodor Dreyer, y los cuatro capítulos que comprendía el serial Riget (1994), retomando con éste algo más que los tonos sepia de El Elemento del Crimen, para narrar una trama paranormal de intriga psicológica dentro de un siniestro hospital. Tres años después, presenta la segunda parte de esta prima-hermana de Twin Peaks, cuyo rasgo más bizarro reside en la aparición del director en los títulos de crédito para repasar la lista de interrogantes que deja cada capítulo.  

Lars von TrierHe dejado para el final su trabajo más atípico, ya que, curiosamente ofrece un involuntario resumen de su díscola personalidad, a través de uno de los personajes. En un esfuerzo de acopio de toda esa comedia negra que ha ido diseminando por toda su obra, logra condensarla en El jefe de todo esto (Direktøren for det hele, 2007), estrenada justo antes de caer en su actual etapa oscura. No es más que una cruel (cómo, si no) sátira en clave de falso documental para la que se reserva otro experimento técnico, el sistema "automavisión", que, como su propio nombre indica, automatiza de manera aleatoria el manejo de la cámara, librándola de la opción humana. Bajo el influjo de la gran joya catódica The Office, El jefe de todo esto también captura el horario de trabajo de una empresa ordinaria pero, en lugar de recrear su rutina, se ocupa de contar un hecho muy concreto: el presidente ultima la venta de la compañía y, para evitar tener que lidiar con los empleados, contrata a un actor para que se haga pasar por él. Y es en este infame lince donde reside la analogía con el propio Lars Von Trier; la vocación alborotadora que ostenta un talento sin parangón en un el oficio de la dirección cinematográfica moderna, deviene en la génesis de un monstruo de dos cabezas que, haga lo que haga, seguirá dando que hablar.

El director danés Lars von Trier

Melancolía
Melancholia, Dinamarca-Suecia-Francia-Alemania, 2011
Dirección: Lars von Trier
Producción: Meta Louise Foldager y Louise Vesth
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Manuel Alberto Claro
Música: Mikkel Maltha
Reparto: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, Alexander Skarsgård, Stellan Skarsgård, Udo Kier, John Hurt, Brady Corbet
 
Tras haberse dejado llevar por los impulsos de una ansiedad desmedida en Anticristo, Von Trier consigue atar en corto la depresión. La excesiva sobriedad que confiere el control total de la ansiedad, solo se traduce en un agarrotamiento sin rumbo que pierde toda su verosimilitud al coquetear con los simbolismos que provee la ciencia-ficción, género en el que podría haber funcionado mucho mejor.


 
Anticristo
Antichrist, Dinamarca-Alemania-Francia-Suecia-Italia-Polonia, 2009
Dirección: Lars von Trier
Producción: Meta Louise Foldager
Guión: Lars von Trier, Anders Thomas Jensen
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Kristian Eidnes Andersen
Reparto: Willem Dafoe, Charlotte Gainsbourg
 
Un matrimonio feliz cae en desgracia por el sentimiento de culpabilidad tras la muerte de su hijo. Los demonios interiores causan estragos, bañándolo todo a su paso de sadismo y locura. A falta de un entorno hostil, buena es la autoflagelación, piensa un Von Trier que retorna a la explicitud como inagotable fuente de polémicas.


 
El jefe de todo esto
Direktøren for det hele aka The Boss of It All, Dinamarca-Suecia-Islandia-Italia-Francia-Noruega-Finlandia-Alemania-España, 2006
Dirección: Lars von Trier
Producción: Meta Louise Foldager, Vibeke Windeløv, Signe Jensen
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Lars von Trier
Reparto: Jens Albinus, Peter Gantzler, Louise Mieritz, Iben Hjejle, Mia Lyhne, Henrik Prip, Casper Christensen
 
Primera película del danés con verdadera vocación de comedia, aunque asuste más que divierta. Aprovecha la relajación que permiten el género y una temática no tan estremecedora como las acostumbradas (aunque la crisis actual la situaría en un mismo nivel de horror), para profundizar en interesantes diseños técnicos.


 
Manderlay
Dinamarca-Suecia-Países Bajos-Francia-Alemania-Reino Unido-Italia, 2005
Dirección: Lars von Trier
Producción: Vibeke Windeløv, Peter Aalbæk Jensen
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Joachim Holbek
Reparto: Bryce Dallas Howard, Isaach De Bankolé, Danny Glover, Willem Dafoe, Michael Biteboul, Lauren Bacall, Jean-Marc Barr, Geoffrey Bateman, Virgile Bramley, Ruben Brinkman, Dona Croll, Jeremy Davies, Llewella Gideon, Mona Hammond, Ginny Holder, John Hurt, Emmanuel Idowu, Eljko Ivanek, Teddy Kempner, Udo Kier, Rik Launspach, Suzette Llewellyn, Charles Maquingnon, Joseph Mydell, Javone Prince, Clive Rowe, Chloë Sevigny, Nina Sosanya
 
Primer intento del danés de armar una saga, por tratarse de la secuela de Dogville. Con idénticas directrices estéticas, pero cambiando de actriz principal y de pueblo, Manderlay se ocupa de la contradictoria ética que envuelve la práctica de una esclavitud consentida al margen de la ley.


 
5 condiciones
De Fem benspænd aka The Five Obstructions, Dinamarca-Suiza-Bélgica-Francia, 2003
Dirección: Lars von Trier, Jørgen Leth
Producción: Peter Aalbæk Jensen, Vibeke Windeløv
Guión: Lars von Trier, Jørgen Leth
Fotografía: Kim Hattesen, Dan Holmberg
Reparto: Lars von Trier, Jørgen Leth, Claus Nissen, Jacquline Arenal, Daniel Hernández Rodriguez, Patrick Bauchau, Alexandra Vandernoot
 
Von Trier asume con gusto el papel de desconsiderado demiurgo para amargarle la vida al cineasta Jørgen Leth. Apreciable rareza de carácter didáctico.


 
Dogville
Dinamarca-Suecia-Reino Unido-Francia-Alemania-Países Bajos- Noruega-Finlandia, 2003
Dirección: Lars von Trier
Producción: Vibeke Windeløv
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Antonio Vivaldi
Reparto: Nicole Kidman, Paul Bettany, Lauren Bacall, Stellan Skarsgård, James Caan, Ben Gazzara, Harriet Anderson, Jean-Marc Barr, Patricia Clarkson, Jeremy Davies, Philip Baker Hall, Udo Kier, Chloë Sevigny, Siobhan Fallon
 
La austeridad en el diseño de producción funciona como nueva marca de la casa para acaparar la atención en la historia de Grace, una joven que, al huir de una banda de criminales, llega a Dogville, un peculiar pueblecito donde aprende las consecuencias más extremas del quid pro quo.


 
Bailar en la oscuridad
Dancer in the Dark, España-Argentina-Dinamarca-Alemania-Países Bajos-Italia-Estados Unidos-Reino Unido-Francia-Suecia-Finlandia-Islandia-Noruega, 2000
Dirección: Lars von Trier
Producción: Vibeke Windeløv, Peter Aalbæk Jensen
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Robby Müller
Música: Björk
Reparto: Björk, Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare, Jean-Marc Barr, Joel Grey, Udo Kier, Vincent Paterson, Cara Seymour, Vladica Kostic, Siobhan Fallon, Zeljko Ivanek, Jens Albinus
 
Selma se está quedando ciega. Y lo peor de todo es que su problema es hereditario, por lo que lleva toda la vida ahorrando para evitar que su hijo lo padezca. Pero, los planes se tuercen y la única manera de soportar los designios del destino pasa por dejarse llevar por la música oculta en los ruidos de la rutina. Su trágico desenlace se confirma como uno de los mazazos más violentos de la historia del cine reciente.


 
Los idiotas
Idioterne aka The Idiots, España-Dinamarca-Suecia-Francia-Países Bajos-Italia, 1998
Dirección: Lars von Trier
Producción: Vibeke Windeløv
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Jan Schut
Reparto: Bodil Jorgensen, Jens Albinus, Troels Lyby, Nikolaj Lie Kaas, Louise Mieritz, Henrik Prip, Luis Mesonero, Knud Romer Jorgensen, Trine Michelsen, Anne-Grethe Bajrup Riis
 
Varios actores dedican su día a día a hacerse pasar por subnormales como un acto de rebeldía contra un mundo hipócrita e injusto. La sordidez de las situaciones en las que se involucran va en aumento hasta casi rebasar la frontera del mal gusto. Se trata de una de las primeras películas que inauguran el movimiento Dogma 95.


 
Rompiendo las olas
Breaking The Waves, España-Dinamarca-Suecia-Francia-Países Bajos-Noruega-Islandia, 2006
Dirección: Lars von Trier
Producción: Peter Aalbæk Jensen, Vibeke Windeløv
Guión: Lars von Trier
Fotografía: Robby Müller
Música: Joachim Holbek
Reparto: Emily Watson, Stellan Skarsgård, Katrin Cartlidge, Jean-Marc Barr, Udo Kier, Adrian Rawlins, Mikkel Gaup, Jonathan Hackett, Sandra Voe, Roef Ragas, Phil McCall, Robert Robertson, Desmond Reilly, Sarah Gudgeon, Finlay Welsh, David Gallagher
 
Una pobre muchacha basa su existencia en una ilusoria relación con Dios. Su marido queda parapléjico como consecuencia de un accidente laboral e, incapaz de mantener relaciones sexuales con ella, le pide que busque este placer en otros hombres. La chica, acuciada por la culpa, llegará a creer que si cumple con este cometido su esposo sanará por la voluntad divina. El sello estético de Von Trier, aún muy marcado, empieza a ceder terreno a la calidad de las tramas.


 
Riget - The Kingdom (I y II)
Dinamarca-Francia-Alemania-Suecia-Italia-Noruega, 1994-1997 (TV)
Dirección: Lars von Trier, Morten Arnfred
Guión: Lars von Trier, Tómas Gislason, Niels Vørsel
Fotografía: Eric Kress
Música: Joachim Holbek
Reparto: Ernst-Hugo Järegård, Kirsten Rolffes, Holger Juul Hansen, Søren Pilmark, Ghita Nørby, Jens Okking, Otto Brandenburg, Baard Owe, Birgitte Raaberg, Peter Mygind, Udo Kier, Stellan Skarsgård
 
Miniserie de culto dividida en dos temporadas de cuatro capítulos cada una, cuyo mayor acierto reside en hacer de un lugar dominado por los sentimientos de salvación y esperanza como es un hospital, un entorno salvaje sumido en una atmósfera fantasmagórica. El resultado es tan inquietante que el propio Stephen King decide adaptarla en un fallido remake.


 
Europa
España-Dinamarca-Suecia-Francia-Alemania-Suiza, 1991
Dirección: Lars von Trier
Producción: Peter Aalbæk Jensen, Bo Christensen
Guión: Lars von Trier, Niels Vørsel, Tómas Gislason
Fotografía: Henning Bendtsen , Jean-Paul Meurisse, Edward Klosinski
Música: Joachim Holbek
Reparto: Jean-Marc Barr, Barbara Sukowa, Udo Kier, Ernst-Hugo Järegård, Erik Mark, Jergen Reenberg, Henning Jensen, Eddie Constantine
 
Un joven americano llega a Alemania tras la II Guerra Mundial cargado de entusiasmo y con el propósito de ayudar a reconstruir los ánimos y el respeto mutuo entre las dos potencias. Pero la alienación de un trabajo ingrato y unas relaciones corrompidas por el funesto contexto ejercerán sobre él una insoportable presión. Continúa la preocupación estética en una cinta agobiante que vuelve a recurrir a la hipnosis como vehículo para viajar a un pasado desolador.



Medea
Dinamarca, 1988 (TV)
Dirección: Lars von Trier
Guión: Carl Theodor Dreyer (Obra: Eurípides)
Fotografía: Sejr Brockmann
Música: Joachim Holbek
Reparto: Udo Kier, Kirsten Olesen, Henning Jensen, Solbjørg Højfeldt, Preben Lerdorff Rye, Baard Owe, Ludmilla Glinska, Vera Gebuhr, Jonny Kilde, Richard Kilde, Dick Kaysø, Mette Munk Plum
 
Adaptación para la televisión danesa de un guión inédito de Carl Theodor Dreyer sobre la célebre y  “multiversionada” tragedia de Eurípides. Tras compartir planos con él en Epidemic, Udo Kier pasará a ser el actor fetiche del director danés.


 
Epidemic
Dinamarca, 1987
Dirección: Lars von Trier
Producción: Jacob Eriksen
Guión: Lars von Trier, Niels Vørsel
Fotografía: Henning Bendtsen
Música: Peter Bach
Reparto: Udo Kier, Lars von Trier, Niels Vørsel
 
Una misteriosa epidemia parece propagarse en la medida en que un par de guionistas escriben sobre ella para una película. Parsimonia extrema en un experimento, tan curioso como relamido, que muchos han considerado como el germen del cine Dogma.


 
El elemento del crimen
Forbrydelsens element aka The Element of Crime, Dinamarca, 1984
Dirección: Lars von Trier
Producción: Per Holst
Guión: Lars von Trier, Niels Vørsel
Fotografía: Tom Elling
Música: Bo Holten
Reparto: Michael Elphick, Esmond Knight, MeMe Lai, Jerold Wells, Ahmed El Shenawi, Astrid Henning-Jensen, Janos Hersko, Stig Larsson
 
El inspector de policía Fisher se somete en El Cairo a una terapia hipnótica con el fin de esclarecer las claves de un crimen que investigó en Europa empleando un método muy sobado en el cine de hoy: adquirir la personalidad del malhechor, repitiendo sus mismas acciones. Seductor debut arty de Von Trier en la dirección, que extrapolaba el clásico noir a su particular laboratorio de tratamientos alternativos.
 
Fuentes: www.filmaffinity.com y www.imdb.com