Por Arantxa Acosta

Visceral, diferente, terrorífico y, no obstante, muchas veces divertido. Y es que Krueger llegó a ser más que un monstruo, más que un asesino despiadado. Llegó a convertirse en un verdadero ídolo. Sí, ídolo. Porque, secuela tras secuela, la personalidad de este psyco killer se fue transformando hasta llegar a ser, no únicamente el protagonista indiscutible, sino la única razón para continuar siendo fieles a sus fechorías -y eso que algún fiasco que otro, hubo. El primer film lo seguimos por el morbo. El segundo, por la curiosidad y, a partir de entonces, esperábamos impacientes las secuelas para ver qué iba a hacer Krueger esta vez (la quinta, con lo de querer reencarnarse en un bebé, fue de lo mejor de la saga).

1. La mejor, sin lugar a dudas: Pesadilla en Elm Street (Nightmare on Elm Street), EUA 1984

Un misterioso hombre, con el rostro quemado, cuchillas en los dedos de una mano y, lo más aterrador, un característico sombrero y jersey a rayas, asesina uno a uno a jóvenes de la calle Elm Street, víctima de sus propias pesadillas...

Parece mentira que uno de los iconos del slasher, Freddy Krueger, estuviese a punto de no ver la luz. Muchos de sus potenciales productores no consideraban que un psycokiller, que únicamente puede actuar en sueños, llegase a hacer sentir suficiente miedo. Visionarios, ¿eh? Porque, al menos yo, siempre he pensado que es el más terrorífico de todos: ¿cómo vas a luchar contra alguien que sí o sí sabe que caerás en sus garras porque acabarás quedándote dormido? Seguir leyendo...

2. ¿Qué le han hecho a mi Freddy?: Pesadilla en Elm Street 2 (Nightmare on Elm Street 2: Freddy's revenge), EUA 1985

Una familia llega a una casa en la que cinco años antes se habían cometido varios crímenes. Poco después, el hijo comienza a tener unas horribles pesadillas que le empujan al asesinato.

Más que olvidable secuela. Si ya se dice que "segundas partes nunca fueron buenas", ésta es la mejor representación de lo certero del refrán. En la segunda parte, cinco años después de la pesadilla inicial, conocemos a una familia que va a vivir a la casa donde todo empezó. El hijo, cómo no (aunque sin ninguna base justificable), conocerá al poco tiempo a nuestro querido amigo.

Todo el universo, que tan bien se creó a en torno a la figura del asesino en la primera entrega, se tira ahora por los suelos: puede convivir en nuestra propia realidad, no únicamente en sueños, gracias a la posesión de los protagonistas. Vamos, un giro argumental que no convenció ni al propio Craven, que decidió desligarse completamente del proyecto. Y es que ni se enlaza con la primera, ni se sigue un mínimo código para los fans. Realmente, para tirarla a la hoguera y no recordarla nunca.

3. Volvemos a ponerle cabeza: Pesadilla en Elm Street 3 (Nightmare on Elm Street 3: Dream warriors), EUA 1987

Gracias a Dios, o mejor dicho al buen criterio de los productores, en la tercera parte se vuelve a la idea original de que la fuerza de Krueger reside en el poder sobre los sueños de sus víctimas, dejando de lado la estupidez de la segunda parte. Vemos, entonces, cómo Freddy intenta vengarse de nuevo de su muerte, a través de los hijos de los que le mataron.

Más efectos especiales (a destacar la técnica del stop motion para la pesadilla de las marionetas y del esqueleto de Krueger) y la aparición estelar de la protagonista inicial, Heather Langenkamp, y su padre, John Saxon, falleciendo ambos en esta ocasión. La innovación del argumento reside, esta vez, en que los chicos, gracias al poder de la nueva protagonista (Patricia Arquette), pueden luchar juntos en los sueños (son dream warriors). Sobreviven tres, todo un récord.

4. Si funciona, ¿por qué no explotarlo?: Pesadilla en Elm Street 4 (Nightmare on Elm Street 4: The Dream master), EUA 1987

Recuperamos a los dream warriors que sobrevivieron en la tercera parte, aunque por poco tiempo (se agradece que se tenga en cuenta la continuidad de la historia, eso sí) y se incluye todo un elenco de nuevos personajes, de los que en seguida se nos presentan sus fortalezas y debilidades (no habrá que ser un lince para darse cuenta de que será algo a aprovechar por Krueger). El malo vuelve, of course, aunque teóricamente lo habían eliminado en la predecesora. La excusa es bastante vaga... vuelve gracias al sueño del perro de uno de los protagonistas: "No sé por qué me enterrasteis, no estoy muerto". Y ala, a partir de aquí, ya todo vale.

Se recobra el entorno escolar de la primera parte y, con nuevas y originales pesadillas (la del insecto es de lo mejor del film), volvemos a ver como muere Krueger... a manos, esta vez, de la joven Alice, a la que Kristen, la superviviente de la anterior entrega, le traspasa el poder de invocar a otras personas a vivir sus pesadillas. ¡Ah! Pero tras tanta experiencia,  cada vez es menos verosímil, claro, que no volvamos a verle. De hecho, de lo que sí nos damos cuenta es de cómo, poco a poco, Krueger es el protagonista casi único de sus películas. Más presencia, muertes más divertidas... ¡queremos más!

5. Repetimos: ¿por qué no explotarlo?: Pesadilla en Elm Street 5 (Nightmare on Elm Street 5: The Dream master), EUA 1989

La continuidad de la historia, que en realidad ya se inició con la tercera entrega, se asegura ahora con los dos únicos supervivientes de la cuarta, Alice y su novio. Enamorados y ya creciditos (volver a situar la trama en el instituto era demasiado), engendran un hijo... la excusa perfecta para devolver a la vida a Krueger: un feto que duerme el setenta por ciento del tiempo... El paraíso para el psicópata, vamos. Por contra de lo que pueda parecer, sigue siendo bastante entretenida, con la aparición estelar de la madre/monja de Krueger, que ya vimos en la tercera parte... quizá esta secuela sea la última recomendable.

6. Rematemos el tema, y mal: Pesadilla Final: La muerte de Freddy (Freddy's Dead: The Final Nightmare), EUA 1991

Han pasado diez años desde la experiencia de Alice y su bebé. Y claro, Freddy consigue volver, esta vez a través de un joven amnésico. Para ser (teóricamente) la última aventura de Freddy persiguiendo a inocentes adolescentes, la sexta parte deja muchísimo que desear en todos los sentidos, desde el guión hasta la pobre puesta en escena (y eso que se incluye una pseudo escena en 3D). Lo mejor es, sin duda, ver de nuevo a Johnny Depp en la serie, aunque sean escasos tres minutos. Y poco más.

7. Rizando el rizo: La Nueva Pesadilla de Wes Craven (Wes Craven's New Nightmare), EUA 1994

Después de ver cómo su personaje fetiche es llevado poco a poco a la hoguera del olvido por culpa de unas secuelas bastante flojas, Craven decide retomar las riendas. Pero claro... ¿qué puede hacer ya Krueger que no parezca una burda repetición de sus fechorías? Pues nada: le hacemos un homenaje: al personaje, a los intérpretes originales y, por qué no, a mí mismo, ya que el estupendo argumento de la séptima entrega presenta al propio Wes Craven rodando una nueva secuela de Pesadilla en Elm Street, con Heather Langenkap, la heroína de la primera y tercera entrega y que, oh Dios, empieza a tener pesadillas con Freddy. En fin: si se toma a risa, la peli está bastante bien.

8. Y empiezan las estupideces: Freddy vs Jason, EUA 2003

Una de las vejaciones del personaje más emblemático. Freddy Krueger está, por fin, en el infierno. Para volver de su "destierro", consigue resucitar a Jason Voorhees, manipulándole para volver al pueblo en el que tantas veces ha disfrutado matando a adolescentes. Lo malo, claro está, es que el psicópata no tiene ninguna intención de dejar que Freddy sea el único que se lo pase.

Vamos, que la gallina de los huevos de oro ya no podía exprimirse más (bueno, no es cierto del todo: aún encontraremos Freddy y los Cazafantasmas, Hank Braxtan, 2004, que obviaremos completamente), y encima le enredan con otro al que ya tampoco quedaba jugo, Jason, el psyco de Viernes 13. Sin palabras.

Y ahora, ¿qué?

Con todo esto, ni más ni menos que siete partes y alguna que otra abominación, y si ya no podemos darle otra vuelta de tuerca, lo mejor será, entonces... ¡volver a empezar! En 2010 se estrena el remake de la primera y, como anunció su productor, el de la segunda ya está en camino. ¡Qué pena, oye!