El personaje en el cine aparece frente a nosotros como uno de los elementos visibles de la puesta en escena, de todo aquello que puede ser registrado a través de la imagen y el sonido. Su presencia se logra a través de un trabajo descriptivo, narrativo y discursivo. Se trata de la puesta en marcha de distintas operaciones que involucran tanto el uso particular del complejo sistema de códigos interconexos que hacen posible un film, como toda la organización narrativa que da vida a la historia relatada y a los distintos temas que se desprenden de ella.
Como uno de los elementos necesarios para la existencia de la historia, el personaje cinematográfico suele verse como el resultado del trabajo del actor, quien a partir de la apariencia (el vestuario, el peinado, el maquillaje, los accesorios); el texto dicho (la palabra, el tono, el timbre, el volumen); la mímica, el gesto y los desplazamientos o movimientos escénicos va configurando la identidad del personaje, su ser y su hacer, que en constante transformación movilizan la historia.
También el personaje representa una perspectiva desde la cual se organiza el relato, que actúa conjuntamente con el trabajo de regulación de la información narrativa que realiza el narrador, la trama y el espectador. Esta selección de la información narrativa es todo aquello que se refiere al mundo narrado, y al mismo tiempo lo constituye. Es lo que usualmente se identifica como universo diegético, su ubicación espaciotemporal, sus moradores, los objetos que lo amueblan y las posturas ideológicas que en él pugnan (Pimentel:1998).
Las tramas narradas son casi siempre de alguien. Dogville (Lars von Trier, 2003) es, fundamentalmente, la historia de Grace. La identidad del personaje (mujer, hermosa, extranjera) se construye a partir de la presentación y caracterización de ciertos atributos que determinarán su relación con los demás personajes (Thomas, Jason, Chuck) y, en este caso, una estrecha y particular relación con el entorno y su espacio. Donde los desplazamientos, accesorios y objetos cobran especial importancia. El ser y el hacer de Grace (bondadosa, pasiva, sumisa, vengativa), la manera como finalmente el personaje se presenta a sí mismo (con sus transformaciones) moviliza el relato y hace posible la historia.
Lo narrado, tal y cómo lo explican Casetti y Di Chio, son casi siempre acontecimientos y acciones relativas a quien tiene un nombre, una importancia, una incidencia y gozan de una atención particular.
Ahora bien, es importante establecer una diferencia entre la identidad del personaje (su contenido) y la manera como se expresa la información que constituye ese efecto que llamamos personaje.
El personaje no sólo representa los contenidos que se narran, sino que también establece una perspectiva, un principio de selección que se caracteriza por las limitaciones espaciotemporales, cognitivas, perceptuales, ideológicas, éticas y estilísticas a las que se somete toda la información narrativa (Pimentel:1998).
En la película de Quentin Tarantino (Jackie Brown, 1997), la protagonista, Jackie, no sólo es una sexy aeromoza, endurecida por la vida y dispuesta a correr ciertos riesgos para sobrevivir. El personaje, encarnado por Pam Grier, estrella de las películas de serie B, de la Blaxploitation en los años setenta, (junto con Max, interpretado por Robert Foster, otro actor icono de esos años), colocan a la película en una relación manifiesta con un otros filmes, y otras representaciones culturales y artísticas: televisión, literatura, música, moda, accesorios, objetos... Jackie, no sólo es un contenido, una identidad encargada de determinar la acción, tal y como ocurre en todo relato. El personaje, como perspectiva, establece un dicurso que si bien habla de ciertos valores humanos universales, se encarga, a su vez, de citar otros discursos, dejando en evidencia la yuxtaposicion de géneros y estilos que dominan la lógica del film.
Tradicionalmente el personaje cinematográfico suele analizarse desde una perspectiva que lo asume como persona. El analista observa al personaje como individuo, a partir de un conjunto de rasgos que no sólo crean una identidad física, sino que le dan un perfil psicológico y social. Se trata de un ejercicio que intenta descubrir la identidad irreductible, el carácter, que convierten al personaje, tendencialmente, en un individuo único.
En el cine clásico hollywodense, el interés sobre las otras artes, la influencia del pensamiento positivista del siglo XIX y, especialmente, los estudios sobre el comportamiento humano, crearon las condiciones propicias para que floreciera un concepto de personaje de tendencia realista, en torno al desarrollo y la psicología del mismo.
El modo de representación que ha institucionalizado el film de ficción cuenta con todas las herramientas para crear el efecto persona como parte de ese mundo narrado, verosímil, creíble.
Fuentes:
Pimentel, Luz Aurora: El relato en perspectiva. Estudio de teoría narrativa. Siglo XXI Editores. México, 1998
Casetti, Francesco y Di Chio, Federico: Cómo analizar un film. Paidós. Barcelona, 1990
Bordwell, David; Thompson, Kristin; Staiger, Janet: El cine clásico de Hollywood. Paidós, Barcelona, 1997.
Eco, Umberto: Tratado de semiótica general. Lumen. Barcelona, 1991