Esta es una pregunta importante cuando se hace crítica de cine. Resulta interesante observar la perspectiva que sobre este tema ofrece el padre de la crítica del cine, Ricciotto Canudo. Este singular personaje italiano tuvo una amplia formación profesional y académica. En el Instituto Técnico Superior de Bari se licenció en física. Posteriormente estudió lenguas orientales y biblia en la Universidad de Florencia. En contacto con la vanguardia y la cultura de principios del siglo veinte, ejerció en París como periodista, creó la revista Montjoie y mantuvo amistad y correspondencia con destacados miembros de la élite cultural y artística: Apollinaire, Braque, Picasso y Ravel, entre otros. Entre sus diversos intereses estuvo el de la preocupación teórica sobre el cine y sus posibilidades futuras. En 1911 publicó en París un artículo titulado "La Naissance d'un sixième art. Essai sur le cinématographe", considerado como el primer texto en el que se define al cine como arte -el séptimo arte-, en el que se resumen las demás artes. En 1920 fundó el Club des Amis du Septième Art y, dos años después, La Gazzette des sept arts, en la que publicó el "Manifeste des Sept Arts" (1923). Muchos de sus trabajos fueron dados a conocer después de su muerte en el libro L'usine aux images (1927).
Para Canudo, con el cine nacía el arte total, la plástica en movimiento, el alma de la modernidad, ya que reunía y conciliaba en su lenguaje y expresión la dimensión plástica de la pintura, la arquitectura y la escultura y la dimensión rítmica de la danza, la música y la poesía. Terminaba su escrito clásico "El Nacimiento del Séptimo Arte" con unas frases que ayudan a iluminar la pregunta que da origen a este artículo, originalmente propuesta por Robert Stam "Nos ha tocado vivir las primeras horas de la nueva Danza de las Musas en torno a la nueva juventud de Apolo. La ronda de las luces y de los sonidos en torno a una incomparable hoguera: nuestro nuevo espíritu moderno".
¿Es esto sueño, fantasía, realidad? ¿Existen las musas danzantes, tienen sentido para los seres humanos actuales la juventud de Apolo y la incomparable hoguera del espíritu moderno? La perspectiva de Canudo es la de un físico moderno y la de un lingüista de la Antigüedad, sazonado con el contacto con el arte y la vanguardia. Es decir, la de una persona investigadora, de espíritu renacentista, capaz de plantear posibilidades interesantes en los nuevos fenómenos, para bien del hombre.
El cine fue concebido por Canudo como un punto pivotal para resolver una de las encrucijadas de la vida moderna: la tecnología que apabulla al hombre se puede convertir en la tecnología que libera, a través de su evolución hacia el arte. Intuyó el riesgo de la modernidad, si se pierde el sentido estético, si se empobrece en imágenes vivas, si carece de estímulos imaginativos e intuitivos. Es el riesgo de que ya las musas no musiten versos al oído de los poetas, ni canten melodías ni inciten a pintar. En cada nota, en cada pincelada, en cada verso, en cada estructura, en cada frase dramática, en cada movimiento hay una musa danzante escondida esperando a ser descubierta para llevar a la experiencia única, a la trascendencia, a la experiencia cósmica. Para Canudo, en contacto con el mundo de los grandes artistas de la modernidad, estaba clara la conveniencia de acercarse a la experiencia y sentirla a plenitud desde variados puntos de vista: la realidad como fantasía y la fantasía como realidad. Esos inquietos descubrimientos pueden constituir la fuente de la eterna juventud apolínea, la incomparable hoguera del espíritu moderno que menciona Canudo.
La gran intuición de este autor es que el cine tiene el potencial, como ninguna otra arte, de musitar, de sugerir, de encantar. El espectador se sienta, atento, contemplativo, dejándose llevar a mundos imposibles, pero que parecen reales, tales que su cuerpo siente que penetran en sus tuétanos, que se inundan sus neuronas de sensaciones tan reales como las que se experimentan en el mundo real.
Naturalmente que esta es una de las posibles visiones. Una más descarnada puede ver en el cine una potente manifestación de la tecnología, con lo cual pierde buena parte de su encanto artístico. Más que una hoguera incomparable, lo que funciona en el espíritu moderno es la tecnología, que no crea juventud eterna, ni rondas de luces y sonidos, sino meramente sorprendentes efectos especiales.
¿Entonces se ha perdido el potencial artístico superior del cine, su capacidad de convocar al conjunto completo de musas danzantes? Sí y no. Y ahí entra la pregunta de Stam: ¿qué diferencia la realidad del mundo de la realidad presentada en el cine?
Dice Canudo, "el cine es una unión de arte e industria, por ello es en sí un producto pero que si es de calidad es una obra de arte". Entonces, siguiéndolo, en la medida en que el espectador permita que el sentir sea parte de su experiencia, la realidad del cine va a penetrar, el encanto de las musas danzantes va a ser real y por los pequeños espacios de la conciencia abierta fluirá un magia inesperada.
Por el contrario, en la medida en que el espectador deje de oír y de experimentar a la musa y vea en el cine simplemente un entretenimiento más, un espectáculo más del circo moderno, otra hora y media, perdida o bien empleada, en el fluir de las ocupaciones, de las realidades que atropellan o que gobiernan su vida, el cine será simplemente un hecho de vida novedoso, pero no artístico.
Terminando con Canudo, "Las formas y los ritmos, lo que conocemos como la vida, nace de las vueltas de la manivela de un aparato de proyección". La vida (la realidad) se confunde con la realidad que nace de la proyección. Este es un punto de vista interesante para un crítico de cine, de hecho, es el detonante verdadero de la crítica.
Referencias
http://www.infoamerica.org/teoria/canudo1.htm
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lco/berra_s_y/capitulo1.pdf
Natalia Vías, Homenaje a Ricciotto Canudo, en Miradas de Cine, http://www.miradas.net/2006/n52/homenaje.html