La alfombra roja, los guapos y guapas de la gran pantalla, los vestidos de ensueño, el brillo de los diamantes a la luz de los focos... ¡Ah! Y las películas, claro... Nadie puede negar que la ceremonia de los Oscars es todo un acontecimiento, pero... ¿qué ha sido de esa fiesta entre amigos, donde se entregaban los premios en un buen restaurante? ¿Estamos ante una celebración del cine, o ante una máquina de ganar dinero? Está claro que es lo segundo, pero ¿por qué? Uff... estoy empezando mal, con el estilo que me caracteriza: rebobinemos. |
Un poco de Historia...
Recuerdo cuando era pequeña y aún retransmitían la ceremonia en abierto por "la primera". Me quedaba en vela toda la noche, boquiabierta y expectante. Claro que en aquella época (hace veinte años... cómo pasa el tiempo...), y aunque cueste reconocerlo, lo que me atraía más era ver al Tom Cruise y Brad Pitt de turno (que, paradójicamente, siguen teniendo tirón después de estos veinte años...) que no quién ganaba o dejaba de ganar. En fin, esto no es lo importante, corramos un tupido velo...
Todo ese glamour que giraba en torno a la ceremonia de entrega me hizo investigar más (y, gracias a Dios, me ayudó a que me interesase también el film, el director, el guionista...). Es curioso conocer que la primera ceremonia se celebró el 16 de mayo de 1929 en el hotel Hollywood Roosevelt, poco después de la fundación de la Academia (en Hollywood, en 1927, con el propósito de elevar la calidad cultural y técnica en la realización profesional de películas.), con un banquete, conociendo los resultados previamente y (algo impensable incluso ya en la siguiente edición) sin cobertura en directo a través de los medios de comunicación. En 1940, un periódico se adelantó y anunció por la tarde quiénes eran los ganadores, con lo que los invitados conocieron los resultados antes del banquete. Fue entonces cuando se decidió pasar al voto secreto, y... ¡boom! aumentó el interés: del banquete se pasó a la Ceremonia que hoy conocemos en grandes teatros, siendo el Kodak Theatre la ubicación habitual desde 2002, y retransmitiéndose en directo... no sólo la ceremonia, sino el especial previo, el paseo de las estrellas por la alfombra roja, las cuatro horas de media que dura el espectáculo... pero oye: sigue siendo emocionante.
Por otro lado, la evolución del cine y sus técnicas ha propiciado la aparición de nuevas categorías (de las siete que se entregaron en la primera edición, a las veinticuatro de la última); y de esos "cuatro amigos" se ha pasado a 5.500 miembros de la Academia, procedentes de áreas dramáticas, técnicas y administrativas de la industria cinematográfica (básicamente americana). Esta evolución, estos cambios, se han traducido en la culminación y gloria alcanzada por la ceremonia de los Oscars, totalmente merecida, fomentada sobre una base infalible: el glamour que rezuma del entretenimiento que el cine provoca en nosotros, los mortales. Así que, por mucho que me pese la evolución más comercial de esta entrega de premios, la considero más que necesaria para mantener el interés en la industria cinematográfica (norteamericana, claro está).
Este año, además, ha sido realmente especial. No por los vestidos de diseño, no por las entrevistas en la alfombra roja, ni tan siquiera por las películas candidatas. Sino por la sobriedad. Y, bueno, supongo que también debería destacar que España ha hecho, por segundo año consecutivo, historia en Hollywood...
La 81ª edición de los Premios
Si la ceremonia del 2008 se caracterizó por su talante absolutamente olvidable (no se puede hacer nada sin unos buenos guionistas... y la huelga hizo mucho daño), la del 2009 ha sido un soplo de aire fresco. Hagamos un breve repaso a qué ha supuesto esta edición, y por qué ha marcado ese aire distintivo.
En primer lugar, el gran acierto en una de las decisiones que hasta la fecha siempre había sido muy conservadora: la elección del humorista conductor de la ceremonia. Si no es Billy Crystal... ¿quién, entonces?
Hugh Jackman. ¿Hugh Jackman? Pues sí. ¡Y qué gran acierto! Nos ha demostrado con creces que no hace falta ser humorista para conducir la ceremonia. Y la temática centrada en el musical - "más Broadway que Hollywood", leía en muchas revistas especializadas - simplemente ideal (eso sí, te tiene que gustar...). Las puesta de las actuaciones, de Baz Luhrmann (el director de Romeo y Julieta y Moulin Rouge), hacían que no decayera la atención, cosa que otros años no se ha conseguido. Esto, aderezado con humor inteligente que no desentonó en ningún momento de la noche (recordaremos por mucho tiempo que este año no fue Brad Pitt el hombre elegido como el más sexy por una famosa revista), ha resultado en una merecida ovación para este australiano.
Segunda sorpresa agradable: la entrega de cada premio a los actores principales. Aunque algunos casos se vieron más forzados que otros, me atrevo a suponer que fue todo un halago para los candidatos que los ganadores de ediciones anteriores les dedicasen unas palabras de tú a tú al presentar cada una de sus películas. Quedó tierno, aunque un poco lento.
Por último, pero no menos importante, que se tuviesen en cuenta todos los films del año, no exclusivamente los nominados. Se trata de una fiesta sobre el cine en general, no habría que olvidarlo. Lástima, claro, que sólo se acuerden
Y... ¿qué hay de las películas? Sí, algo hay que decir, también...
A diferencia del año anterior, este año parece que la Academia ha optado por incluir películas mucho más comerciales (recordemos que los hermanos Coen no son Santo de devoción de mucha gente, y qué decir de Pozos de Ambición...). Es más, puede decirse que ha habido nominaciones para todos los gustos: una semi-Bollywood (Slumdog Millionaire, gran favorita desde que se conocieron las nominaciones... hombre, está bien, pero... ¿se merece ocho premios?), una de fantástica, marca David Fincher, que no suele fallar (y tampoco lo ha hecho con la, increíblemente, gran perdedora de la noche, El Curioso caso de Benjamin Button), una semi-independiente-reivindicativa (Van Sant y Milk), un dramón (demasiado exagerado para mi gusto, The Reader), y la que todo el mundo sabía que no se iba a llevar el gato al agua, pero como son cinco, pues ya está (Frost contra Nixon). Para mí la gran olvidada fue Revolutionary Road... en definitiva: sin sorpresas, y todos contentos.
En cuanto a los premios a los actores, la gran sorpresa la dio Sean Penn al llevarse una estatuilla que todos proclamaban a los cuatro vientos se iba a llevar Mickey Rourke. ¿Personalmente? Ni punto de comparación: entre todos los nominados, Penn, de calle, es el que ha hecho un trabajo que se puede calificar, simplemente, de chapeau. Winslet se llevó el merecidísimo premio, pero por The Reader, cuando en realidad se lo merece mucho más por Revolutionary Road (que sí consiguió en la ceremonia de los Globos de Oro), pero ahí lo dejaremos.
Y, por último, curiosidades varias...
Antes de acabar, como broche final (y para poder fardar en el Trivial con vuestros amigos), incluyo un resumen de los aspectos más significativos que han marcado la historia de esta prestigiosa academia y sus premios1:
- La estatuilla simbólica que se entrega a los ganadores desde 1927 es llamada Óscar a causa de su supuesta semejanza con un tío de un empleado de la Academia. Esta estatuilla de bronce bañada en oro, que mide 34,3 cm de alto y pesa 4 kg, fue realizada por el escultor estadounidense George Stanley siguiendo los bocetos del director artístico Cedric Gibbons.
- Al principio, los premios abarcaban las películas estrenadas entre agosto de un año y julio del siguiente; en 1934, se pasó a los años naturales (de enero a diciembre). En 1930 se celebraron dos ceremonias: el 3 de abril se premiaron los films estrenados entre agosto de 1928 y julio de 1929, y el 5 de noviembre los comprendidos entre agosto de 1929 y julio de 1930. Coincidiendo con el cambio de sistema, la ceremonia saltó un año en 1933.
- Las primeras entregas de los Oscar tuvieron lugar durante banquetes en hoteles de Los Angeles. Esa costumbre acabó en 1943: la guerra y el aumento de asistentes hizo que fuera imposible seguir celebrándolos. Desde entonces, las ceremonias se hacen en teatros.
- En 1973, Marlon Brando recibió el Oscar por El padrino, pero el actor se negó a aceptarlo porque decía que Hollywood discriminaba a la población india. Ni siquiera acudió a la ceremonia: en su lugar recogió el premio Sacheen Littlefeather, una mujer india que más tarde sería conocida en la gran pantalla como la actriz californiana Maria Cruz.
- Katharine Hepburn es la actriz más reconocida en los Oscar, con 12 nominaciones y 4 premios. Sin embargo, sólo acudió a la gala una vez, y no para recoger una estatuilla: en 1974, subió al escenario para entregar un premio honorífico al productor Lawrence Weingarten.
- Antes los presentadores pronunciaban el famoso "The winner is..."cuando abrían el sobre con el nombre del ganador. Pero desde 1988 se utiliza la frase "The Oscar goes to...".
- Tres films españoles han triunfado en los Oscar como mejor película de habla no inglesa: Volver a empezar (1982), Belle époque (1993) y Todo sobre mi madre (1999). Esta última pasará a la historia por el "Peeedrooo" de Penélope Cruz cuando descubrió a Almodóvar como ganador, y por el repaso al santoral del director manchego cuando agradeció el premio.
- Almodóvar volvió a hacer historia en 2003, cuando fue nominado al Oscar al mejor director y al mejor guión original por Hable con ella. Era la primera vez que sucedía algo similar en el cine español... Para más honra, el director se llevó el premio al mejor guión.
- En 2001, para que la gala no se alargase -la anterior duró más de cuatro horas-, la Academia anunció que premiaría al discurso más corto con un equipo de TV. Pero a Julia Roberts no le tentó esa idea, ya que cuando subió al escenario dijo: "Qué demonios, yo ya tengo tele, y como no sé si voy a volver a estar aquí arriba en toda mi vida, me voy a tomar el tiempo que necesite para agradecer el premio a quien quiera". El equipo se lo llevó Michael Dudok de Wit, que habló durante 18 segundos cuando recogió el Oscar al corto de animación.
- La cantante Björk estuvo nominada al Oscar a la mejor canción original por Bailando en la oscuridad, y actuó en la ceremonia del 2001. Acudió a la gala con un curioso vestido en forma de cisne, y en su paso por la alfombra roja se lo levantó y "puso" un huevo.
- Sólo una vez se ha suspendido el habitual desfile de estrellas por la glamourosa alfombra roja previo a la gala. Fue en 2003: acababa de estallar la guerra contra Irak y los organizadores de la ceremonia pensaron que lo más adecuado era restar frivolidad al acto.
Nota final: Penélope Cruz ganó el Óscar por Vicky Cristina Barcelona. No, no me he equivocado al dejarlo para el final, es mi forma de expresar mi desacuerdo (suerte tuvo de que a Kate Winslet no la nominasen como actriz principal para Revolutionary Road - una de las gran olvidadas, para mi gusto - y como actriz de reparto para The Reader...)
1 Galardones dentro del cine de arte" (www.monografias.com)