El buen cine no tiene nacionalidad. Es un idioma universal
Víctor Erice
Si hay un acontecimiento internacional, además de las olimpiadas, que reúne en armonía al mundo entero durante varios días, con el afán de construir, competir, difundir y desarrollar un objetivo común, ése es el Festival de Cannes. En ésta, su edición número 63, cerró con broche de oro y palmarés que tocan casi a los cinco continentes.
Las alfombras rojas, los estrenos, las fiestas y las personalidades son emblemáticas de este Festival, en el que se reúne la meca del cine internacional en una ciudad que prácticamente ha sido diseñada y consagrada para ello. Cannes, que no sería recordada si no fuera por este festival, alberga año con año a más de quince mil personas durante prácticamente todo el mes de mayo.
Este año, las secciones del festival se vieron nutridas por películas de todos los rincones del planeta. Francia tuvo la presencia más numerosa considerando sus distintas producciones y coproducciones. Sin embargo, hubo un incremento en la participación de los países de Europa del Este. Asia, como siempre, estuvo muy bien representada por Corea del Sur, Japón y China. África tuvo un par de contribuciones, e Iberoamérica no se ha quedado atrás con una película mexicana en Selección Oficial y varias participaciones importantes en Cinefoundation, Un Certain Regard, Quinzaine des Realisateurs y presentaciones fuera de competencia.
El Festival se ha caracterizado desde sus inicios por presentar revoluciones, alternativas y propuestas para el desarrollo de la Cinematografía; prueba de ello son todas y cada una de sus secciones y actividades paralelas. Es como si Cannes fuera un ser vivo, un ciudadano del mundo que se adapta a los cambios globales, que se adhiere a las luchas sociales y que tiene por objetivo el crecimiento de la humanidad, a través del arte y su industria.
Entre las sorpresas de esta edición, estuvo el nombramiento de Tim Burton como presidente del Jurado. Lo acompañaron, el director español Víctor Erice y el actor Benicio del Toro, entre otras personalidades. También presidieron jurados: Claire Denis (Un Certain Regard), Gael García Bernal (Camera d'Or) y Atom Egoyan (Cinefondation y Cortometrajes).
La gala inaugural estuvo a cargo de Ridley Scott, quien presentó su más reciente producción: Robin Hood, quizá no con el éxito esperado, y opacada por el resto de las producciones presentes en el Festival. También hubo presentaciones especiales de Woody Allen (You Will Meet a Tall Dark Stranger), Oliver Stone (Wall Street: Money Never Sleeps), del actor y director novel mexicano, Diego Luna (Abel) y del maestro Jean-Luc Godard, Filme Socialisme.
Pese a todos los rumores, favoritos y especulaciones, la Palma de Oro ha quedado en manos del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, con Loong Boonmee raleuk chat. El Grand Prix[i] fue para Francia con Des hommes et des dieux de Xavier Beauvois. Por último, el Premio del Jurado, se otorgó a Un homme qui crie de Mahamat-Saleh Haroun. Cabe destacar una mención importante para Latinoamérica, gracias a la cinta de Michael Rowe -australiano radicado en México- Año bisiesto, que tras participar en la Quincena de los realizadores[ii] recibió el premio Camera d'Or que se entrega a las Óperas Primas que se presentan en cualquier sección del festival.
En cuanto a los actores, el favorito de este año era Javier Bardem con su espléndida interpretación en la cinta del mexicano González Iñárritu, Biutiful. El jurado decidió otorgarle el premio ex-aequo junto al italiano Elio Germando (La Nostra Vita). Juliette Binoche, por su parte, obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina por Copie Conforme de Abbas Kiarostami.
Cabe destacar también, el Premio del Jurado, dentro de la categoría Un Certain Regard, que ha ganado el film Octubre de Diego Vega y Daniel Vega, que es una coproducción de Perú, Venezuela y España. Asimismo, la mención como Mejor Actriz a las tres protagonistas de Los Labios (Argentina) de Santiago Loza e Iván Fund: Eva Bianco, Victoria Raposo y Adela Sánchez.
Este ha sido un gran año para Latinoamérica, ya que al menos en cada sección y competencia, hubo una película de esta región, lo que ha consolidado el cine latino bajo la mirada internacional. Poco a poco, éste se ha ido adentrando en el gusto de los europeos, quienes son grandes consumidores del cine hecho del otro lado del mundo.
Como siempre, el Festival, no sólo es un escaparate más de la farándula o un concurso prestigioso en el ámbito internacional, también es una nueva posibilidad para establecer contactos y encontrar nuevas vías para la distribución y producción de películas, gracias al Marché du Film[iii] que es el más importante del mundo, y en el que se reúnen más de nueve mil participantes de la Industria Cinematográfica.
Cada una de las actividades que se dan en el marco del Festival tiene una finalidad contundente para el apoyo a la Industria y a las Artes Fílmicas. Además, pese a su renombre, Cannes ofrece una serie de oportunidades para nuevos cineastas y productores, poniendo al alcance de todos la posibilidad de participar en el Festival de Cine que hace al mundo entero voltear a mirarlo.
Este 2010 ha concluido exitosamente, a pesar de las amenazas de ceniza y los vuelos cancelados. Así, la luz del proyector no se opacó durante los doce días de fiesta cinematográfica en la ciudad francesa. Cannes brilló y dejó satisfacciones, vínculos, redes y expectativas que durarán el año entero, hasta volver a encender la pantalla grande y el cielo con la luz de los films del mundo, en un espacio en donde no interesa la nacionalidad, sólo importa el amor por el séptimo arte.
[i] Segundo mejor premio del Festival.
[ii] Actividad paralela al festival, en donde directores innovadores de todo el mundo presentan sus óperas primas y nuevas producciones durante quince días.
[iii] Mercado de Cine.
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