A pocos días de que empiece una nueva edición del Festival de cine más importante de España, el único de clase A del país, ya se han desvelado las principales líneas maestras del certamen. En esta ocasión, cuenta al cargo de la dirección con José Luis Rebordinos, y debería servir para acallar los incesantes cuestionamientos que ha venido sufriendo el evento en los últimos años, llegando posiblemente a su nota más aguda en la edición anterior, con la salida de Mikel Olaciregui tras diez ediciones y el intenso debate que acabó saltando a la prensa, en torno a la renovación del cargo. A los problemas presupuestarios en el entorno global de crisis económica, al Zinemaldia se le han sumado voces que denunciaban una pérdida de proyección internacional, protestas en la industria española por las películas que se seleccionaban, amén de una queja sostenida por el empobrecimiento de lo ofertado, a lo que se sumó en el 2010 la concesión polémica del premio Donostia a una figura como Julia Roberts. Ante el reto que se le presenta, José Luis Rebordinos, que ya formaba parte del equipo de Mikel Olaciregui, aporta con el suyo dos nuevas secciones como novedad:
Zabaltegi Especiales Medianoche, para recuperar el espíritu de las sesiones dobles de barrio, en la onda nostálgica del Phenomena de Barcelona, con su recuperación de grandes éxitos comerciales de los años setenta y ochenta, y posiblemente, imprimiendo algo más del espíritu lúdico que caracteriza a la Semana del Cine Fantástico y de Terror de Donostia, de la que Rebordinos era el director. Aquí se contarán con nuevas producciones de nombres como Martin Scorsese, Hirokazu Kore-Eda (que duplica su intervención este año, siendo la cuarta vez que vuelve entre los realizadores seleccionados) o Frederick Wiseman.
Culinary Zinema: Cine y Gastronomía, que su propio título la define y se crea en colaboración con el Festival de Berlín. Las sesiones, además, vendrán acompañadas de cenas temáticas.
Dado que el año pasado hubo tanta polémica, en esta ocasión el premio Donostia se reduce a una única concesión, pero no creo que admita discusión que Glenn Close se lo merezca, por su dilatada trayectoria y por habernos legado papeles memorables como el de Las amistades peligrosas (Dangerous Liaisons, Stephen Frears, 1988).
En lo que respecta a las retrospectivas, tampoco creemos que haya muchas objeciones al respecto, ya que son sumamente apetecibles. Y si me permiten una expresión coloquial, servidor se va a poner las botas. Tendremos una genérica o temática para ofrecernos un extenso mosaico del cine negro norteamericano contemporáneo: American Way of Death: Cine negro americano: 1990-2010, con cuarenta títulos representativos y presentada por nada menos que James Gray y Walter Hill. A ella se le suma la destinada a mostrarnos la producción (bastante desconocida) de un país: Sombras digitales: cine chino de última generación que agrupará el cine más independiente y realizado en formato digital, representativo de la primera década de este siglo, mediante dieciocho películas que compondrán el ciclo. Y por último, muy oportunamente, ahora que en los últimos tiempos varios realizadores franceses contemporáneos le han tributado homenaje con sus films, se proyecta una retrospectiva a alguien que venía siendo necesario reivindicar: Jacques Demy. Se proyectará su obra completa, incluidos sus cuatros cortometrajes y tres títulos de Agnès Varda, su viuda, que le dedicó al que era su marido. Será presentada por Agnès Varda, Mathieu Demy y Rosalie Varda y contará además con la edición de un libro coordinado por Quim Casas y Ana Cristina Iriarte.
La Sección Oficial, el escaparate principal del certamen, este año cuenta con nombres de la talla como Kim Ki-duk, con Amen, en su tercera participación, Arturo Ripstein con Las razones del corazón, Terence Davies con The deep blue sea, film que parecía que iría a Venecia pero ha recabado finalmente en Donosti, el ya mencionado Hirokazu Kore-Eda con Kiseki o la nueva película como realizadora de Sarah Polley, Take this waltz.
En lo que se refiere al cine español, a concurso entrarán dos realizadores con los que supondrá una especie de reaparición por la puerta grande: Enrique Urbizu con No habrá paz para los malvados y Benito Zambrano con La voz dormida. Los complementa Isaki Lacuesta con Los pasos dobles, que con ella vuelve de nuevo al certamen, y que además repite con El cuaderno de barro. A estas cuatro se les sumará la generosa oferta de once producciones más, repartidas entre la Sección Oficial y Zabaltegi, de las que se puede destacar la nueva de Nacho Vigalondo, Extraterrestre, Madrid, 1987 de David Trueba, o una que ha generado expectación, Verbo de Eduardo Chapero-Jackson. Asimismo, un director español con consolidada proyección internacional será el responsable de abrir con Intruders de Juan Carlos Fresnadillo. En lo que respecta al cine latinoamericano, tendrá su espacio también estelar mediante la sección Horizontes latinos, donde se han seleccionado trece trabajos. Se mantienen así las secciones paralelas habituales, de donde por supuesto, Zabaltegi con Perlas de otros festivales traerá a San Sebastián largometrajes de la talla de Drive de Nicolas Winding Refn, The artist de Michel Hazanavicius, Le havre de Aki Kaurismäki o Pina de Wim Wenders.
En la segunda ocasión consecutiva que EL ESPECTADOR IMAGINARIO ofrecerá su cobertura, mediante un seguimiento actualizado mientras discurra el festival, veremos cómo todo se desenvuelve, pero de entrada, dan ganas de coger la maleta que sirve de imagen al Festival y perderse en la que seguro será toda una isla paradisíaca.