Green porno

No es pornografía, es diversión

Por Paula Segovia

Green PornoHace más de un año Isabella Rossellini se asomó en las pequeñas ventanas del cyberespacio para arroparse en insectos, gasterópodos y clitelados, y mostrarnos sus hábitos sexuales en una serie concebida especialmente para Internet: "Green Porno", o porno verde, sí lo traducimos literalmente. Un sugerente título que ya está dando pie a la denominación de un nuevo subgénero cinematográfico. Estos ocho cortometrajes iniciales, producidos en asociación con Sundance Chanell, se convirtieron en una verdadera plaga en la red ya que sus visitas se han cuantificado en millones. Al día de hoy "Green Porno" ha producido dieciocho cortometrajes distribuidos en tres temporadas exitosas, extendiendo su protagonismo a diversas criaturas de mar y tierra, y este mes Harperstudio ha publicado un libro homónimo que incluye un DVD con la serie completa. Sin embargo hasta ahora, tanto los cortometrajes en Internet, el libro y el DVD están en inglés, su lengua original, dejando la puerta abierta para futuros subtitulajes o doblajes, por lo que inmediatamente surge una pregunta entre los internautas: ¿que voz en diferente lengua podría sustituir a la sensual y provocativa Rossellini? En numerosos foros ya se hacen apuestas.

La otrora musa de Lynch o Lacôme, según se quiera ver, se inspira en la obra de Georges Méliès, pionero de la cinematografía, para construir una serie de coloridos personajes de factura casera, materializados en goma espuma y cartón piedra, y alejados de todo efecto especial de la era digital. Rossellini los humaniza con su rostro y su voz, y los adereza con una mezcla de ingenuidad y picardía que es capaz de dar vida a la ballena más viril del océano o a la gamba más "sexy" que se haya visto en paella o risotto alguno.

Green pornoRosellini no sólo se conforma con ser la camaleónica protagonista absoluta de Green Porno, ya que, indiferentemente de su género, da vida a todas las combinaciones de cromosomas que son posibles en la naturaleza. Como co-directora y guionista nos muestra a nosotros, humanos, espectadores o "vouyeristas" ocasionales, una infinita diversidad de prácticas sexuales: desde la ternura y delicadeza de un elefante marino con su pareja a la hora de aparearse hasta la orgía discreta de las lapas o la multitudinaria de un cardumen de anchoas. Y es que en el sexo todo es posible, desde prácticas de alto vuelo hasta inmersiones en las profundidades del abismo, es algo por lo que bien vale la pena morir en un sublime instante reproductivo o vivir plenamente para practicarlo en cualquier momento. Así con el sensual anzuelo de sus criaturas consigue atraparnos, por lo que declara recientemente en el Festival de Cine de Toronto: "Quería hablar de animales, pero sé que mucha gente no está interesada en ellos. Pero todos están interesados en el sexo, la naturaleza es escandalosa".

Así la primera entrega de Green Porno se centra en criaturas terrestres, mientras que la segunda se sumerge en el mar de la diversidad sexual, y la última aborda a esas sabrosas criaturas marinas que comemos. Bajo el título de "Bon Appetit", la última serie cuenta con el protagonismo de calamares, anchoas, gambas y la participación especial de elefantes marinos. Y es aquí cuando Rosselini recoge el anzuelo y lo lleva a la superficie para mostrarnos como los mayores depredadores del planeta. Evidentemente el sexo no es sólo reproductivo, es divertido, en cualquiera de sus formas, pero acabar con sus protagonistas es el fin del espectáculo vital.

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