West Side Story
CBS, Inc. 1965
"¡Ahora yo también puedo matar porque he aprendido a odiar!"
Hace unas semanas se celebraba el 50 aniversario del estreno en la gran pantalla de West Side Story. Es curioso que, medio siglo después, siga siendo uno de los musicales de referencia: la historia sobre el racismo que sufren sus inmigrantes es, lamentablemente, de rabiosa actualidad; la Shakesperiana historia de amor (a nadie se le escapa, obviamente, que su autor, Jerome Robbins para la pieza teatral, se basó en el "Romeo y Julieta" del dramaturgo inglés) aún nos emociona, aunque sepamos que se augura un final inevitable. Y su música... su música sigue siendo una de las mejores bandas sonoras escritas para un musical. Con una frescura que nos atrapa en las calles de una Nueva York tomada por las bandas callejeras (curiosamente, en un primer momento se quería hablar sobre el enfrentamiento de católicos y judíos, pero la actualidad del momento hizo cambiar de idea al creador y guionistas), las distintas canciones, pertenecientes a varios estilos musicales pero en ningún momento desentonando entre sí, hacen de esta pieza una referencia para cualquier amante del género.
Leonard Bernstein fue el encargado de componer (que no dirigir: para la película se contó con Johnny Green. No sería hasta años más tardes el propio Bernstein grabaría sus propias canciones) para este gran musical, que en aquél momento supuso todo un reto para sus productores: se necesita un total de treinta músicos para orquestar toda la partitura concebida por Bernstein, debido al gran número de instrumentos de cuerda, viento y percusión necesarios para crear la inimitable atmósfera conseguida. Y es que sólo oyendo las primeras notas del "Prologue", sabemos que estamos ante la grandeza de West Side Story. Música grandilocuente propia de grandes orquestas, que no obstante se contiene para no mostrar tan pronto de todo lo que es capaz o para dejarnos, muchas veces, en vilo (esos grandes silencios o cortes inesperados que quitan la respiración, correspondientes al descubrimiento de un secreto, a la aparición de los "enemigos"... ¿quién puede olvidar el inquietante chasquido de dedos, tan característico para la presentación de los Jets y los Sharks?), dejando que el espectador descubra poco a poco la fuerza de cada nota, de cada instrumento, y, por ende, de cada fotograma que es acompañado por la sintonía. Porque West side Story es un claro ejemplo de cuándo la música es tan importante como una buena actuación o coreografía.
Otras canciones que resultan inolvidables son "Maria", "Tonight" o "Somewhere". Por todos sabido que no eran interpretadas por sus actores protagonistas. En realidad, fue uno de los grandes problemas del film (aparte de tener que construir grandes decorados ya que se filmó en un barrio a punto de ser derruido, y que de hecho lo fue, una vez finalizada la película): ni Natalie Wood ni Richard Beymer eran cantantes ni bailarines, por lo que son doblado en la mayoría de sus escenas, hasta tal punto que incluso la verdadera cantante, Marnie Nixon, cobró parte de su sueldo con un porcentaje sobre la venta de la banda sonora original, raro en la época. Y no le debió ir nada mal: en Estados Unidos fue número uno en ventas durante 54 semanas (supera incluso al "Thriller" de Michael Jackson).
Pero sin duda la canción más característica de este gran musical es "America", símbolo de la contradicción que puede sufrir un pueblo al querer por un lado reinventarse y salir adelante, libre, enfrentándose a nuevos retos, y por otro, al darse cuenta de lo difícil que lo tiene al ser forastero y pobre en una ciudad racista.
En definitiva: por poco que nos puedan gustar los musicales, a la música West Side Story debería dársele siempre una oportunidad. Y, por supuesto, al film: no en vano ganó sus merecidos 10 Oscars.
Fuentes:
* Libreto CD original "West Side Story Soundtrack"
West side StoryTwin Peaks, 1965
Temas: | |
1 Overture |
9 Gee, Officer Krupke
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