Recuerdo los juegos a la hora del recreo. Recuerdo lo que por aquel entonces era gastarte un dineral en las famosas gominolas en forma de ratas, para que la representación fuese lo más verídica posible. Recuerdo que yo, como siempre, me identificaba con la mala: Diana. ¡Ah! Qué años, mediados de los 80: la mejor música (inolvidable movida madrileña), las mejores películas (como destaca Fotogramas este mes, "Aquel maravilloso 1984": Los cazafantasmas, Gremlins, Indiana Jones, Pesadilla en Elm Street, Amadeus...), y, cómo no, las mejores series: El coche fantástico, el Equipo A, Treinta y tantos... pero V siempre fue mi favorita.
Extraterrestres con forma humana llegan a la Tierra, cubriendo el cielo de las 50 ciudades más importantes con sus platillos volantes. Sus promesas de amistad y de enseñanza de nuevas tecnologías a cambio de productos químicos para su planeta encandilan a todos, gobiernos y pueblo llano. Nos ponemos a los pies de los simpáticos visitantes que nos ofrecen paz y prosperidad... pero no es oro todo lo que reluce.
Ni oro, ni humanoides. Pronto un periodista, Michael Donovan, logra colarse en una de las naves y descubre la verdad: se trata de una especie de reptiles carnívoros con oscuros planes para la evolución de la raza humana. Algunos seremos convertidos en esclavos, otros en soldados para guerras intergalácticas... la mayoría, en su comida. Donovan, descubierto, escapa y se une a la Resistencia, un grupo de personas que desde el inicio desconfiaron de las intenciones de los lagartos... sin haberse equivocado.
Basada a modo de inspiración en la famosa novela de Arthur C. Clarke El fin de la infancia (ed. Minotauro, muy recomendable), y en la reciente historia y acontecimientos acaecidos en la Segunda Guerra Mundial, episodio tras episodio vamos conociendo a fondo las intenciones de los visitantes, su estrategia y estructura para llevarla a cabo (similar a la del ejército nazi... no en vano su creador, Kenneth Johnson, explica en la edición de DVD que, originalmente, V fue concebida como una serie sobre política relacionada con el ascenso de un movimiento fascista en el país; incluso el símbolo que llevan en sus inolvidables uniformes recuerda claramente a una esvástica) y, cómo no, que al igual que las personas, hay también lagartos malos y buenos (Martin, el inconfundible Robert Englund/Freddy Kruegger, funda la Quinta Columna, particular resistencia dentro de los visitantes).
V se convirtió en España en una serie de culto que sobre todo quedará en las mentes y corazones de nosotros, jóvenes treintañeros que, ahora, nos enteramos de que este gran mito televisivo llega en breve a la televisión española (TNT) en su versión remake, recién estrenada en Estados Unidos. ¿Hacía falta? Pues, en este caso, yo creo que sí: las nuevas generaciones necesitan descubrir series como V. Rejuvenecida, con nuevos personajes principales y situaciones, espero, sin embargo, que el espíritu siga siendo el mismo. No habría nada peor que una versión edulcorada de esta gran crítica a los gobiernos totalitarios.